Pumuky + GAF y La Estrella de La Muerte – Neu! Club (Madrid)
El bosque en llamas (09) ha sido un disco extasiante el año pasado para mi persona. Acercarse a él da miedo porque las llagas que deja su fuego duelen bien dentro. Sus letanías eléctricas y arrastradas, unidas a unas letras que ahondan en las miserias del maletrecho corazón, suponen una experiencia y unas consecuencias monstruosas. Pero ya sabemos que el alivio de encontrar la cauterización de nuestro transitar a través de la música es uno de los placeres más lacerantes y vivificadores que existen.
Pumuky, afortunadamente, erradican de un solo golpe esos discos baratos enlatados para preparar la cena en casa con los compañeros de empresa; recuerdan y reivindican el valor de la música como experiencia propia, intransferible y trascendente.
El mayor de mis temores sería cómo plasmarían en vivo un disco hinchado de tanta solemnidad, seriedad y detalles. Pues bien, el resultado fue igualmente arrebatador.
La velada comenzó reposada y lisérgica con la propuesta de Gaf y La Estrella de La Muerte, un colectivo de músicos que, de manera natural, hacían desfilar ante la audiencia auténticos mantras-jam que mezclaban tintes progresivos con tintes kraut, mientras el sonido fluía rico por la sala.
Tal y como está trufada la escena nacional de tanto moderneo apestoso, por encima de la valía de las propias composiciones, justifica su existencia la necesidad de bandas arriesgadas y alejadas de clichés. Lo mejor para ellos deseo.
Pumuky llegaron al escenario con la sorpresa de aportar dos baterías con lo que la contundencia y empaque de sus composiciones más abigarradas no se resintió en absoluto. Además, contaron con la colaboración de algún miembro de Gaf y la Estrella de la Muerte. Gran bloque instrumental sobre las tablas con teclados, trompeta, hasta tres guitarras en ocasiones, vibráfono y como remate, dos baterías solventes y entregados.
El inicio fue ya insuperable: “El innombrable”, carta de presentación de El bosque en llamas, deja a las claras que el enorme hueco dejado por la ausencia de Migala ya tiene herederos para cubrirlo. Resultaron intensos, dentro de los temas, respirándolos, con mención especial al lamento, muy en la onda planetaria, de Jaír Ramírez, nos sobrecogió a una atenta y respetuosa audiencia.
El aura mágica del primer Sr. Chinarro unido a las enseñanzas más ortodoxas del post rock, fueron las armas sobre las que Pumuky construyó un directo memorable: explosiones de emoción rotunda (“Lobo estepario contra caballos desbocados”, “Tu marca”), tristes pasajes (“Si desaparezco”, “Los enamorados”) y joyas pulidas al detalle “El eléctrico romance de Lev Termen y la Diva del Éter”), nos guiaron por un camino que desembocó en la catarsis más absoluta que fue “La metamorfosis”, imposible explicar con palabras el estruendo de vivencias que te apalean sin piedad al atronar en directo a escasos metros de tí. Cima inapelable.
Puntualmente miraron atrás como en el bis con “Dummies in love”, pero qué quieren que les diga, es en esa densa arboleda en llamas donde nuestras vidas se consumen irremediablemente ante la angustia del sentir. Y qué si no es existir.