Sonorama 2011. Asistimos al Festival de Aranda del Duero
Intro
Como casi todas las cosas grandes, el Sonorama comenzó, prácticamente, como un juego de amigos, hace ahora catorce años. Seguro que los organizadores nunca llegaron a pensar que esa reunión de grupos con los que ellos comulgaban, en aquel pequeño recinto, el campo de futbol de la localidad, llegaría a ser una de las citas más importantes en cuanto al panorama musical se refiere.
Viernes 12
El crooner nihilista Bigott era el encargado de abrir la jornada del viernes en la 14 edición del Sonorama a las 19:00 en el escenario principal. Con un público bastante amplio para la temprana hora y la temperatura nada típica de esa zona, demasiado calor, el zaragozano y su banda se despacharon a gusto con su Folk Rock personalísimo y de actitud casi punk sobre el escenario, dejando un buen sabor de boca a los que nos concentrábamos en los aledaños del escenario principal.
No era cuestión de perderse la siguiente actuación en el escenario Ribera de Duero, situado a pocos metros del escenario principal. Y es que una de las cosas bien organizadas en el Sonorama es que si quieres y tienes fuerzas, puede ver todas las actuaciones de los dos escenarios grandes, ya que ninguna se solapa y todo está perfectamente preparado para que cuando termine una, empiece la otra. Comenzaban Tachenko unos, ya, clásicos de los escenarios de los festivales “Indies” de nuestra geografía.
Sergio Vinadé y los suyos dieron un concierto muy en su línea de pop atemporal y, a veces, surrealista, alternando clásicos de su repertorio como: “Amable”, con temas de su última cosecha; “El Alud” o “El Resplan´dor”, como colofón final tocaron la estupenda revisión de Serrat, “Mediterráneo”, una chica con típico “Look Festivalero” preguntaba a su amiga “Esta es de Raphael ¿No?” De buena gana hubiera intentado arrojar un poco de luz sobre las lagunas musicales de la muchacha, pero no me daba tiempo.
En el escenario comenzaban Los Campesinos. La multitudinaria banda galesa no estuvo a la altura de lo que se esperaba de ellos. Su setlist, basado principalmente en su último trabajo, Romance is Boring, no convenció al público que se concentraba en la explanada. A pesar del empeño que puso el cantante, Gareh, incluso bajándose del escenario a confraternizar con el respetable, la actuación fue poco menos que insulsa.
“Que se están preparando Los Niños Mutantes” Oí a mis espaldas. Cuando me quise dar cuenta ya estaba en el foso tomando algunas instantáneas de la actuación de los granadinos. Explanada del escenario Ribera prácticamente a reventar y ganas, muchas ganas entre los asistentes de ver de nuevo a la formación, otros clásicos por derecho propio de la escena “Indie”. No hubo muchas sorpresas en el concierto del cuarteto, pero las melodías y ritmos contundentes de Los Niños se metieron al público desde el primer minuto de actuación, ayudados de temas como: “Las Noches de Insomnio”, “Quiéreme como soy”,” Días complicados” o la versión del tema compuesto por Raphael, “Como yo te amo”, para finalizar con “La Voz”, tema que últimamente suelen tocar acompañados por un buen montón de espontáneos sobre el escenario. De lo mejorcito visto por un servidor en la jornada del viernes.
Llegaba la hora de otro viejo conocido por los aficionados, el asturiano Nacho Vegas. Siempre me ha sorprendido como ciertos artistas pueden triunfar en un festival al aire libre, con una actitud y unos planteamientos radicalmente opuestos a lo que se supone tienen que ser los de este tipo de eventos.
Las letras intimistas y la música sosegada de Nacho Vegas también tienen su gran público, a juzgar por la cantidad de gente que había.
De buena gana me hubiera quedado, pero empezaban Guadalupe Plata en el escenario Future Stars, y eso para mí son palabras mayores. El trío andaluz no ha inventado el fuego, la música que practican ya se hacía muchos años atrás. Pero su blues ponzoñoso, crudo y garajero tiene algo que deja a la audiencia hipnotizada. ¿Sera el hecho de afrontar las primeras canciones con un contrabajo de fabricado con un palo de escoba, una sola cuerda y un barreño? ¿Serán canciones como “Boogie de la Muerte”, “Satánica”, o “Serpiente Negra”? Pues no sé lo que es, yo mismo y unos pocos cientos de almas perdimos unos cuantos kilos meneando el esqueleto al son endiablado de Guadalupe Plata.
Otra de las bandas que más esperaba el gran público del Sonorama era Catpeople. Muchos fans en primeras filas gritando aquello de “¡Escenario principal!”, consigna que he escuchado bastantes veces este festival, y un grupo con ganas de darlo todo en su primera visita al Sonorama. Sin ser un grupo que me apasionen, he de reconocer que los temas de su celebrado último disco, Love Battle, sonaron de miedo y supieron hacerse un hueco en los corazones de los “Sonados”, cariñoso nombre con el que los habitantes de Aranda han bautizado a los asistentes al festival.
Unos de los padrinos de todo lo que supuso la explosión Indie estaban a punto de comenzar. Y es que los mallorquines Sexy Sadiehan marcado a fuego lento a cierta generación con canciones atemporales. Lástima, su concierto fue de lo peor visto en todo el festival. Supongo que tiene que ser duro luchar contra un mal sonido (¿Por qué el escenario principal ha sonado notablemente peor que el Ribera en la mayoría de los conciertos?) a la hora de encarar tu actuación, pero ni siquiera cuando se solventaros los problemas técnicos fueron capaces de conectar con su público. Equivocaciones en las canciones, desgana, y guiños caducos de los que suenan a excusa. ¿De verdad hacía falta que fuera el publico el que cantara “In the Water”?
Otro grupo que me parecía interesante para ver en la carpa Future Stars, era el quinteto de Getafe, The Noises. Ya sabía de ellos gracias a un mini concierto que vi de ellos como teloneros de los británicos The Heavy. Son una banda influenciada, sin duda, por grupos británicos como Artic monkeys, pero poco a poco también están labrándose su personalidad. Su concierto fue enérgico y divertido a pesar del poco público que había en esos momentos.
Cuando llegue al escenario principal, Iván Ferreiro ya llevaba más de media actuación, no se puede estar a todo. Pero fue suficiente para ver que el ex cantante de Los Piratas se bastó y se sobró para emocionar a propios y extraños, la experiencia es un grado y el oficio demostrado sobre las tablas es para que muchos aprendan.
Los guipuzcoanos Delorean es otra de esas propuestas musicales que a un servidor le han extrañado que se cobren tantos aplausos, por eso tenía ganas de verlos en directo. Duda despejada, el cuarteto guipuzcoano puso a bailar a todo el Sonorama a los pocos minutos de actuación. Su setlist fue básicamente un repaso a Subiza, alternando canciones de sus principios.
Si Delorean habían conseguido poner patas arriba el festival, no os cuento lo que consiguieron Dorian. En mi vida pude pensar que levantaban tanta expectación y pudieran tener tanto fan entregado. Me podrán gustar más o menos, pero lo cierto es que al estar en el foso tomando fotografías, se me erizaba el bello de oír a mis espaldas a tanta gente cantar las canciones al dedillo.
Por supuesto no pudo faltar su súper hit, “A Cualquier otra Parte”, momento que quedara en la memoria como uno de los instantes cumbres de la 14 edición del Sonorama por la comunión conseguida entre artistas y público.
Sábado 13
Otra de las particularidades del Sonorama, muy de agradecer, son los escenarios repartidos por la bella localidad (Aranda de Duero) que lo acoge. Otra cosa es como están los cuerpos serranos a las horas a las que se programan los conciertos matutinos. Tras visita obligada a las típicas bodegas, tocaba el turno de ver a Call Me Idiot. El cuarteto madrileño tuvo que lidiar con un sol y unas temperaturas de justicia, subidos a un autobús de dos plantas, que servía como escenario. Con todo y con eso, su garage sincopado y dicharachero hicieron que los chatos de vino y la cerveza corrieran mucho mejor por las gargantas de algunos.
Y por la tarde, por la tarde, me perdí a Lapido. Es lo malo de los grandes festivales, que no se puede estar a todo. Llegué justo a tiempo de ver finalizar a la actuación de los catalanes Mishima. He de reconocer que los controlaba lo suficiente, por lo que me vi sorprendido de su sonido compacto y sus bellas composiciones de Folk Rock, Neo Folk o cómo demonios lo queramos llamar, buena música al fin y al cabo.
Regreso a los escenarios españoles, después de su aventura americana, del gallego Xoel López que, evidentemente, no necesita de presentaciones ni introducciones. Su viaje por las Américas parece que han dejado huella en el carácter de su música en directo, mucho más pausada y con otros ritmos y percusiones, aunque sin perder el norte “Rockero”.
Estábamos a punto de asistir a un fenómeno que no se suele dar mucho por España, me refiero al caso de las Superbandas. Esto es una agrupación de músicos amigos procedentes de otras bandas de renombre o de calidad contrastada. En este caso nos referimos aLa Orquesta Poligonera, formación creada a principios del 2011, suponemos que para dar rienda suelta a vertientes artísticas que no pueden cultivar en sus respectivos grupos y bla bla bla… Yo creo que lo hacen para pasarlo bien y beber gratis en los festivales, pero benditos sean.
El caso es que en el escenario nos encontramos, entre otros, a: Anni B Sweet, Santi Capote, Coque Malla, Iván Ferreiro, Noni Meyerso Guille Mostaza, tocando clásicos del pop patrio como: “La Estatua del Jardín Botánico”, “Ni tu ni nadie”, o temas de sus propios grupos; “Dilema”, por ejemplo, de Lori Meyers. Oportunidad irrepetible, esta vez de verdad, para ver a La Orquesta ya que, como ellos mismos anunciaron, era su último concierto.
Con La Habitación Roja en pie de guerra y a punto nos fuimos al escenario principal, otra vez el deficiente sonido parecía que iba a hacer de las suyas, pero la cosa se fue arreglando en pos de uno de los conciertos más vitalistas del sábado. No faltaron clásicos de su repertorio; “Posidonia”, “Febrero”, o “Escandinavia”, conscientes, quizás, de su escaso tiempo sobre el escenario, como en casi todos los festivales, dieron un concierto en modo “trallazo”, como si de una suerte de Ramones “Indies” se trataran. Geniales.
Llegaba la hora del Rock & Roll en el Sonorama. Dos Bandas y un Destino, es el original proyecto que aúna a Los Coronas y Arizona Baby, con el cual mezclan el Surf de unos y el sonido sureño de otros. Si el comienzo del concierto es ya, de por sí, toda una declaración de principios e intenciones, con homenaje incluido a los 13th Floor Elevators, el resto del concierto está plagado de guiños a la cultura de ambos grupos, con proyecciones de Spaguetti Westerns, Easy Ryder, Films de los sesenta norteamericanos, de Russ Meyer también me pareció ver imágenes, en fin, un regalo para vista y los oídos.
Para mí, había llegado la hora de regresar a la carpa Future Stars. Allí, estaban a punto de comenzar su actuación el grupo Mujeres,procedentes de la Ciudad Condal, y compuesto en su totalidad por hombres. Su mezcla de Surf y Garage explosivo elevo la temperatura de la carpa a límites nunca vividos en el Sonorama. Ellos fueron los culpables de que mi cámara casi acabara en el suelo durante la ejecución de “Blood Meridiam”.
¿Qué pasa cuando estás más tiempo pendiente de lo que hace tu compañero de grupo que de otra cosa, sobre un escenario? Pues que algo va mal. Algo iba muy mal entre los suecos Shouts Out Louds, solo así se explican los constantes recaditos al oído entre el bajista y el guitarrista, y la pasividad del cantante Adam Olenius. Su actuación no acabó de despegar en ningún momento y fue de menos a peor, ni siquiera su hit “Impossible”, logro arrancar una vaga sonrisa a muchos de los que estábamos allí. Desde luego, no era su noche.
Llegaba la hora de uno de los, supuestos, momentos álgidos del festival, ese invento francés llamado «rinôçérôse». No penséis que exagero si estos tipos están en las horas más bajas de su carrera, atrás quedaron sus conciertos con músicos, de verdad, en directo. Ahora solo quedan el matrimonio y unos cuantos amigos haciendo el paripé sobre el escenario sobre unas bases grabadas, eso sí, con muy buen acierto. La gente se lo pasó en grande, y eso es lo que al final importa. ¿No?
Los pamplonicas El Columpio Asesino debían de cumplir con el peso de haber sido elevados, por cosas del destino y porque su último álbum es excepcional, a estatus de “estrellas” indies. Cumplieron y convencieron, sus atmosferas densas, sus ritmos (a veces) frenéticos y, sobre todo, las canciones de Diamantes, estuvieron a punto de hacernos bailar toda la noche.
Domingo 14
Se notaba el cansancio en las caras de los asistentes al festival en el último día del mismo. A pesar de todo ello, el primer grupo que vimos, capitaneado por el, siempre, incombustible, Guille Mostaza, dio el do de pecho en el escenario Ribera. Ellos, que suman a su formación en directo a Dani, de los leoneses Cooper, dieron una actuación divertida y festiva en la que no bajaron el pistón ni un solo minuto, mejor manera de empezar imposible.
Todo un mítico, para el que esto suscribe, de la historia del Rock patrio, estaba a punto de subirse a las tablas del escenario principal. Me extrañó la falta de interés por ver a Fernando Alfaro de la gente, en los comienzos de actuación logro concentrar a penas a unos pocos de cientos admiradores. Aun así el del Albacete actuó contracorriente e hizo lo que mejor sabe hacer, cantar canciones inmortales como: “Camisa Hawaiana de Fuerza”, “Teléfono de Atropellados” o “Un Viaje largo” en la cual se montó un coro improvisado con el respetable. Entrañable actuación.
Una espinita clavada era lo que yo tenía con Idealipsticks, y no me equivoco mucho si digo que ellos conmigo también, después de verlos en la madrileña sala El Sol, en la presentación del estupendo “Sins & Songs”, en lo que a mí me pareció un concierto mediocre. Justo es reconocer que el dúo conformado por Eva y Jave Ryjlen salió a comerse el escenario Ribera, y así lo hicieron. Ayudados por bajista y batería y la última incorporación al grupo en forma de elegantes teclados, de la ma no de Eva Galáctica, dieron un concierto de los de sudar Rock & Roll por todos los poros. Un diez para ellos y su actitud en el Sonorama.
El santo pontífice o también conocido como el Papa, se coló en el Sonorama de la mano de Hidden Cameras. Los suecos aparte sorprender a mas extraños que propios, no era raro escuchar a gente preguntando que quien eras esos, con su pop melódico perfectamente ejecutado, también arremetieron contra Rajoy y su partido y contra la visita del Papa. Invitando a que fuéramos todos a escupirle en su paseo por Madrid. Si Hidden Cameras hubieran visto en lo que se ha convertido la visita de su santidad a la capital de España, no hubieran dudado en seguir con sus consignas.
La Bien Querida se ha ido haciendo un hueco en el panorama a base de buenas canciones y simpatía. No es de extrañar, entonces, el abarrotado escenario Ribera para verla con su precioso traje faralaes y armada únicamente con su guitarra, su voz y unos cuantos músicos de los de verdad. Concierto bonito que no pude terminar de disfrutar.
Y es que en el escenario principal estaban a punto de salir los escoceses Teenage Fanclub, creo que no podría contar la cantidad de veces que los he visto en directo. Y nunca me han defraudado, no es pasión de fan, suelo ser bastante objetivo, pero es que la banda de Norman Blake es como la pistola de Harry el Sucio, siempre dispuestos y nunca fallan. Su concierto no tuvo muchas sorpresas, más en un festival en el que no son los cabezas de cartel y no pueden pasar de los cuarenta y cinco minutos. Así, nos deleitaron con temas como: “BabyLee”, “I Need Direction”, “About You”, o “Sparky´s Dream.
Si el cielo existiera, el hilo musical serian Teenage Fanclub, no me cabe duda.
Otra propuesta electrónica visitaba el Sonorama, esta vez del productor y DJ Talaverano David Kano y sus Cycle. Independientemente del estilo musical, es innegable el olfato de David para generar éxitos, rodeándose de frontmans y en este caso, frontwoman vistosos y exprimir viejas formulas de la electrónica con buenos resultados. Y esas fueron, en definitiva, sus armas para convertir el festival en una gigante carpa de baile.
Sería un buen tema para debatir y escribir el nuevo rumbo que están tomando los festivales al incluir en sus carteles artistas supuestamente mainstream. Artistas que tan solo hace unos años hubiera sido extraño verlos en estos escenarios. ¿Nos estamos fijando en los festivales anglosajones? En los que puedes ver a Shakira y a Napalm Death el mismo día. ¿Es bueno? ¿Es malo? El debate está servido, lo cierto es que la inclusión de Amaral como cabezas de cartel en el Sonorama, hizo que el domingo hubiera un 30% (al menos) más de público que el resto de los días. Un emotivo homenaje al malogrado Pedro, bajista de La Buena Vida, fue el comienzo del concierto, todo un detalle, por cierto.
Amaral venían al Sonorama precedidos de expectación por la presentación de su nuevo trabajo, Hacia lo Salvaje, en el cual, según el dúo, se notaran cambios en el sonido. Si atendemos a las declaraciones, que precedieron al set, de Juan Aguirre el concierto iba a estar lleno de guitarras contundentes, de Rock, de actitud… Lo siento, pero por ahí no paso, y meter a Amaral dentro de lo que pudiéramos considerar Rock & Roll… parafraseando a cierto actor y director español; “No hijo, no”. Por lo demás, lo poco que vi de su concierto me pareció Amaral puro y duro y no soy el más adecuado para a entrar a definirlo, con todos mis respetos.
Hablando de Rock & Roll, decidí terminar el Sonorama con una banda que, sí, respira y vive Rock & Roll las 24 horas del día. Los mexicanos Lost Acapulco, que con su Surf sucio y desvergonzado hicieron bailar a todo aquel que se acercaba a la carpa Future Stars en busca de algo que no fuera el concierto principal. Como ellos mismos dicen, estos pinches cabrones estuvieron tocando “rolas” y de ahí arriba no los echaban ni con agua caliente. Momento álgido de la actuación en el momento que atacaron la mítica “Demoler” de Los Saicos.
Impresionante colofón final para un festival que, ahora sí, puedo tildar de grande. Gran festival.