Travis + Spiritualized – Recinto Ferial de Valdespartera (Zaragoza)
Séptima edición del Festival de Música Independiente de Zaragoza y seguramente la más ambiciosa de todas, con sensible aumento de calidad y sobre todo cantidad, gracias a la incursión por primera vez de un segundo escenario reservado a bandas locales.
El escenario principal se estrenaba con la última ocurrencia del ex–Spacemen 3, Jason Pierce, que al frente de Spiritualized, y bajo el añadido de Acoustic Mainlines, revisa sus propias composiciones además de temas ajenos, en formato acústico y acompañado de cuarteto de cuerda, coro gospel de tres miembros y teclista (en general, poco acorde al resto del proyecto).
Con grandes gafas de sol, Jason se sienta con su guitarra, paralelo al escenario, para comenzar con “Sitting On Fire” y seguir con una profundísima versión de “Lord Let Rain On Me”. A destacar también la relectura de “Soul On Fire”, el otrora single “Stop Your Crying” o “Anything More” que convenientemente enlazada con “Ladies & Gentleman We Are Floating In Space”, del mítico álbum de mismo nombre, significó uno de los mejores momentos del concierto. Durante los setenta y cinco minutos de la actuación Jason está absolutamente centrado en su música, como si en la carpa no hubiese nadie más que su banda, dejando escapar apenas algún “Thank you” y mirando al público sólo para despedirse, tras conectar el inmortal “Lord Can You Hear Me” de Spacemen 3 con el clásico “Oh Happy Day”. Acertadísima propuesta espiritual y lacónica, donde las canciones toman formas inéditas entre la profundidad y calidez de los coros. Propuesta que inevitablemente quedó algo desdibujada cuando los asistentes que tenían como único estímulo la actuación de Travis (cuyos miembros, por cierto, presenciaron el concierto desde el lateral del escenario) iban posicionándose, y no encontrando interesante la oferta de Pierce, provocaron un murmullo general que empañó los últimos temas. Es evidente que un festival en plenas fiestas tan multitudinarias como las del Pilar, no es el mejor contexto para este tipo de concierto tan abundante en detalles.
Travis era el reclamo principal del festival, presentando The Boy With No Name, trabajo que les ha llevado a recuperar parte del pulso perdido con su anterior disco 12 Memories. Los escoceses salieron –con la sintonía de la Metro Goldwyn Mayer de fondo- a arrasar, con la seguridad del que se sabe ganador de antemano, encontrándose un público ansioso que ya abarrotaba la carpa.
Fran Healy lucía una camiseta blanca donde había escrito a mano parte del estribillo de “Selfish Jean” con la que comenzaron su actuación, para seguir con el también single de su último trabajo, “Eyes Wide Open” y echar mano del primer clásico de la banda, “Writing To Reach You”, que comenzó a animar de verdad a los asistentes. A pesar de que el sonido no era el mejor de los posibles (se pudo ver a Fran muy enfadado con el técnico de la mesa durante buena parte del concierto), la suerte estaba echada: una banda en perfecta sintonía con sus seguidores, ofreciendo versiones más guitarreras que las incluidas en sus trabajos de estudio y con un set list plagado de éxitos. La euforia se desbordó definitivamente a partir de la mitad del concierto cuando tras “The Beautiful Ocupation” (curiosamente en ese momento los miembros de seguridad saltaban la valla para ir a por alguien que hizo vayan ustedes a saber qué), vinieron “Side”, “Driftwood”, “Closer” y la coreadísima “Sing”. El saltarín Healy estaba, como en él es habitual, hablador y agradecido a su público, contagiando ese melancólico optimismo que desprende su música. Tras reconocer un especial cariño por “All I Wanna Do It´s Rock”, llegó el trío final de ases con “Turn”, una versión acústica de “Flowers In The Window” con Fran a la guitarra flanqueado por el resto de miembros de la banda (incluido el teclista sueco reclutado para los directos), y la perfecta melodía agridulce de “Why Does It Always Rain On Me?” para hacer botar –literalmente- a toda la carpa. Con esa colección de canciones y una estupenda actitud, el éxito estaba cantado y la única duda es quién se lo pasó mejor, si ellos o nosotros…