U2 – Palau Sant Jordi (Barcelona)
Podéis decir que sus últimos discos son una mierda. Que Bono es un farsante que se las da de mesías mientras amasa una multimillonaria fortuna, que meter Songs of innocence (2014) por que sí en 500 millones de dispositivos de todo el mundo fue una apestosa jugada de marketing, pero cuando U2 se suben al escenario, le tapan la boca al más pintado. Pocos grupos del planeta son capaces de vender tantas entradas para sus shows. Ayer acudíamos a la primera de las cuatro noches que actuarán en el Palau Sant Jordi de Barcelona (5, 6, 9 y 10 de octubre), cuando perfectamente podrían haber abarrotado el Nou Camp. El grupo siempre ha estado en deuda con Barcelona y aquí ha realizado desde ensayos para algunas de sus giras, hasta muchos de sus mejores conciertos, algo que no dejaron de recordarnos toda la noche.
A pesar de la casi media hora de retraso, el guitarrazo de «The Miracle Of Joey Ramone» hizo olvidar a todos los que estábamos allí, cualquier pega que pudiéramos tener con ellos. Dos escenarios separados por una pasarela, para revivir presente y pasado y para hacernos viajar de sus comienzos a su futuro a través de su música. Algo que quedó claro al abrir con uno de sus nuevos temas y a continuación marcarse una «The electric co» que sonó muy potente. Después «Vertigo» y a continuación, el primer bombazo de la noche, «I will follow», una carta perfecta para levantar el ánimo de cualquiera.
Quienes hayan visto a U2 saben que sus conciertos no dejan indiferente y para este Innocence + Experience Tour llegan con unos bolos divididos en dos partes en los que van alternando canciones, con una serie de «fijos». Como es común en ellos, la escenografía es espectacular aunque menos bestia que los montajes de pasadas giras, destacando especialmente la pantalla sobre la pasarela, que creaba algunos efectos interactivos muy interesantes con el propio grupo.
El concierto se dividió en dos partes -había un escenario para cada una-, la primera para temas más actuales, muy bien «Iris (hold me close)» y «Song for someone» y algo menos «Cedarwood road y «Raised by wolves»; cerrándose con una emocionante «Sunday bloody sunday» y «Until the end of the world» que parece se ha ganado un huevo en su repertorio.
La segunda parte del concierto tiró del pasado y de los temas que todos esperábamos. Canciones como «Invisible» parecían metidas con calzador, pero fue tocar «Even better than the real thing», «Mysterious ways» y «Elevation» estas últimas con invitada incluida y ya se lió parda. A esto le siguió el momento íntimo de la noche con la sorpresa de «Sweetest thing» y la dupla «Every breaking wave» y «October» rotas abruptamente por el mejor momento para mí: «Bullet the blue sky» a la que siguió «Zooropa». Dejando para el apotesis del cierre «Where the streets have no name», «Pride» y «With or without you», casi nada.
El bis fue para «City of blinding lights», «Beautiful day» y «One», cantada por cada uno de los 18.000 asistentes que estábamos allí mientras Bono miraba al cielo sabiendo por qué U2 son el grupo más grande sobre las tablas (con permiso de The Rolling Stones).