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Red Hot Chili Peppers (Barclaycard Center) Madrid 28/09/16

Red Hot Chili Peppers se atrevieron en su segunda noche en Madrid con un peculiar setlist que se saltó lo establecido y le dio velocidad al show en el que apostaron por temas de hace tres décadas mezcladas con las canciones de su último disco, bajo una oleada de cilindros luminosos que flotaba sobre la pista y el escenario.

No es habitual que en un concierto de los Red Hot te topes con una puntualidad exquisita desde la apertura de puertas a las 19:00 hasta la entrada del cuartero a las 21:30. El olor oficial de sus giras (el del porro cuatro veces encendido) iba impregnando el Barclaycard Center de Madrid mientras los franceses La Femme animaban el cotarro con una apuesta psych-punk para protestar en francés sobre cosas francesas como la mala sombra de los taxistas en París. La mezcla de sus miembros era para que salieran en un cuadro de Velázquez: una suerte de Rick Grimes de The Walking Dead a la guitarra, una Shirley Manson de Biarritz marcándose unos buenos bailes frente al micrófono, un saltimbanqui con el mismo estilista que el futbolista Fábio Coentrao como líder masculino de la banda y un posible miembro exiliado de Rammstein mariposeando golpeando su sintetizador.

Sí que sirvieron para calentar los músculos de los presentes y callar las quinielas del colega que no paraba de spoilear a los de su vera con el setlist de la noche anterior de los Red Hot en Madrid y las teorías sobre los posibles descartes que aplicarían los de California en su segunda fecha madrileña.

Así, los Chili Peppers salieron bajo el guión de este simpático desconocido con un jam frenético de la banda que atrajo la aparición en carrera de su cantante, Anthony Kiedis, para arrancar con una “Around the World” bajo unos cilindros de colores que funcionarían como un bello recurso psicodélico subiendo y bajando toda la noche sobre el escenario y la pista.

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Fue precioso. Siguieron sonando grandes favoritas (especialmente entre el público femenino) como “Otherside” y “Snow (Hey Oh)” para finalmente dedicarle la quinta canción del setlist a presentar su nuevo disco con “Dark Necessities”. No le dieron gran protagonismo a The Getaway, quizá conscientes de que no ha convencido demasiado a los devotos de la banda, pero los cinco temas que eligieron para presumir de undécimo álbum sonaron de forma notable.

Lo de evitar una canción del nuevo LP para abrir el concierto no fue su único regate a lo establecido, ya que la gracia de tocar dos días en una misma ciudad también reside en arriesgarse con un setlist que haga que merezca la pena haber comprado entrada para los dos shows. De esta manera, Kiedis, Flea, Chad y Klinghoffer se dieron un paseo por la gloria funk-rock de “Sir Psycho Sexy” y la frenética “Nobody Weird Like Me”, rescatada de aquel Mother’s Milk con el que debutó el señor John Frusciante en 1989. Esa velocidad la mantuvieron con el debut en gira de “This Ticonderoga” y “They’re Red Hot”, el último track del vanagloriado Blood Sugar Sex Magik.

Estaban felices sobre el escenario. Parecía increíble que don Michael Balzary se hubiera roto el brazo hace un año y el hecho de que Anthony Kiedis se olvidase la letra en al menos cuatro canciones resultó ser algo anecdótico que quedó en unas risas. “Look Around” demostró que el primer disco con Josh Klinghoffer sigue siendo superior a su último trabajo y con “By the Way” y “Give it Away” proyectaron esa energía que hace adictos a unos fans que volverían a dejarse 70 euros por volverles a ver una, dos, tres, o las veces que haga falta en su ciudad.

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