Conciertos

Quintron & Miss Pussycat – Sala Siroco (Madrid)

Siempre es complicado montar bolos en Madrid en Agosto pero la ocasión lo merecía. Hace menos de dos años pusieron patas arriba la Casa Encendida con su incendiaria visión del rock y había ganas de repetir la fiesta. Como es habitual, la noche comenzó con un espectáculo de marionetas de Miss Pussycat, que nos puso a todos los asistentes la sonrisa en la cara. Sus historias son tan divertidas, tan aberrantes, tan diferentes a cualquier cosa que hayas visto que no se pueden explicar. La entrada ya casi merecía la pena sólo con eso. Incluso el mismo escenario que llevan a tal efecto es de otro planeta. Magnífico entrante.
Sin más dilación salieron a darlo todo Quintron y Miss Pussycat, que recordaba a Cindy Wilson y Kate Pierson de los fantásticos The-B52´s por su imagen y que complementa a la perfección la fiereza de Quintron. Éste, parapetado tras su teclado/slide guitar/batería y con su Drum Buddy al lado, nos dejó boquiabiertos con su pericia tocando todo esto…a la vez. Imagináos al Dick Van Dyke de Mary Poppins haciendo de hombre orquesta y poseído por el rock and roll. Simplemente brutal.
El Drum Buddy es un sintetizador activado por luz con un funcionamiento similar al de un theremin, y los sonidos que genera son simplemente alucinantes. Una marcianaza, vaya. Ver cómo toca la slide con una baqueta mientras lleva el ritmo con los timbales y hace una melodía de teclado te da una bofetada y te dice que no, que éste no es un concierto normal. ¿Es rock? ¿Es garaje? ¿Es psicodelia? Es todo eso y más, es Quintron & Miss Pussycat. Todo tipo de público habría disfrutado con su propuesta, y así lo hicimos los que llenábamos la sala Siroco, un sitio adecuado para que ambos desplegaran su show como es debido. Así fue a lo largo de todo el concierto, de generoso minutaje y sobradísimo de energía y actitud, con los puntos álgidos de Miss Pussycat bailando entre el público con sus maracas sin dejar de cantar o Quintron emulando al gran Lux Interior con el micrófono en la boca. Sorprendió para bien la tremenda versión del «The Pink Panther Theme» de otra bestia en su género (y en todos, en realidad), Henry Mancini, llevado al personal planeta Quintron, pero todos los temas rayaron a un nivel muy alto, convirtiendo la noche en una absoluta fiesta delirante donde todos acabamos rendidos a su buen hacer.
Un concierto tremendamente divertido que nos deja con ganas de repetir siempre que vengan.
 

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