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Death + Zelators (Sala Caracol) Madrid 30/09/16

Segundo concierto en España tras su paso por Valencia de la banda de Detroit, Death. La gira organizada por Bomber Booking les llevara además, por: Barcelona, San Sebastián, Vitoria y Zaragoza. Se jugaba con todo tipo de resultados a la puerta de la madrileña sala Caracol, que si no iba a ir gente, que si se iban a acabar las entradas… Lo cierto es que a la apertura de puertas y a primera hora no habría ni cincuenta personas, pero la situación se iría arreglando hasta acabar con una sala casi llena.

Ser telonero es lo que tiene, o te ve mucha gente o, por diversos motivos como puede ser la hora, pasas desapercibido. Con esta situación, sobre todo al principio de la actuación, tuvieron que luchar los madrileños Zelators. Pero lo supieron solventar a base de Punk marciano, New Wave a 1000 por hora y Ska venido de otra galaxia. Silvi, Peter, Marky y Chuso son personajes de sobra curtidos en mil aventuras musicales y eso se nota a la hora de encarar un concierto que tiene pinta de ir cuesta arriba y con el viento de cara.

Sus hits implacables como: “One Way Lover”, “R´n´R”, o “Bajo Presión” hicieron el resto, y acabar con una versión de Paraiso (“Makoki”) en clave B-52´s es garantía de que estos tipos saben lo que se hacen. Salvajes.

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Cuando llegas a Detroit sientes la extraña sensación de estar paseando en una ciudad en un futuro distópico, en el centro no hay atascos y los coches que pasan por las grandes avenidas los podrías contar uno por uno tranquilamente. No hay tiendas de grandes cadenas ni marcas en el centro, señal inequívoca de que algo raro pasa. Enormes edificios en mal estado, solares a causa de la demolición de muchos de éstos, muchos solares, el ayuntamiento no quiere que el centro de la ciudad se convierta en el símbolo de una especie de imperio caído. Si un extraterrestre aterrizase sin saber nada de esa urbe, pensaría que allí se acababa de salir de una guerra. Por no hablar del frío, sientes frío allí porque las temperaturas en invierno pueden alcanzar 15 grados bajo cero.

California tiene el sol, las playas, la temperatura constante casi todo el año, a los Beach Boys y Detroit… bueno, Detroit tenía a los Stooges y a MC5. ¿Cómo iban a caer los jóvenes de la Ciudad del Motor rendidos al “Flower Power” con ese panorama? Lo lógico era que la música que salía de la urbe más grande de Michigan fuera violenta y nada amable, como la propia ciudad. Lo mismo debió pasarles a los hermanos Hackney cuando montaron Death ¿Por qué iban ellos a hacer Soul o Funk por el mero hecho de ser negros, pudiendo beber de las fuentes que bebían los Stooges?

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Todo ello se puede ver en el documental A Band Called Death, del que hablamos en este informe especial y del que la propia banda aconsejó su visionado, por boca de Silvi Zelator al comienzo de su actuación. A partir de ahí todo el concierto fue tal y como lo habíamos imaginado. Los hermanos Hackney perfectamente sincronizados a la base rítmica, mientras el amigo de su infancia, Bobbie Duncan; ejerce de guitarrista “killer” sin concesiones al silencio.

Quizás pierdan parte de la partida con las canciones nuevas, que no funcionan ni la mitad que las canciones del álbum compuesto en su práctica totalidad por el fallecido David y para eso están los trallazos sonoros de For he World to See (2009 Drag City Records). Así, sabedores de ello, el trio basa su set enteramente en el mencionado disco, intercalándolo con otros temas como: “Relief”, “The Times”o “Story of the World”.

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Especial mención a: “Keep on Knocking”, “Rock & Roll Victim”, “Let The Word Turn”, que les sirve para hacer un homenaje a Marvin Gaye, “Freakin Out”, “Where Do We Go From Here?” y “Polticians in my Eyes”, con los que (imaginaciones mías o no) ellos disfrutan más sobre el escenario trasmitiendo lo mismo al público.

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No van a cambiar el curso de la historia del Rock & Roll, no lo hicieron en 1974 y no lo van a hacer ahora, de hecho el Rock & Roll casi acaba con ellos en aquella época. Pero es ciertamente entrañable ver a estos tipos divirtiéndose tocando canciones que en su día no vieron la luz y mostrándose a cualquier ocasión, eternamente agradecidos por brindarles la oportunidad para ello.

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El hermano mayor, el que no quiso cambiar el nombre de la banda para firmar con una “major”, el que vivió a su manera y nunca se plegó a las órdenes de una industria musical, ávida de carne joven para la picadora, ya puede caminar tranquilo hacia la luz, su legado está en buenas manos. ¡Death!

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