Andrew Bird – Armchair Apocrypha (Fat Possum)

Existe un tipo de discos que, ajenos a las mesiánicas campañas de promoción, llegan sin hacer ruido y, sin embargo, acaban por calar muy hondo. Ocurrió con el maravilloso Andrew Bird & The Misterious Production of Eggs (05) y ahora vuelve a suceder con Armchair Apocrypha. Para esta ocasión, el hombre pájaro de Chicago ha optado por cerrar un poco el abanico de sonoridades para ceñirse (más o menos) al pop de guitarras.

No es nada habitual dar con un disco cuyas cinco primeras canciones sean sencillamente perfectas en términos de composición, interpretación y producción. De la contención serena y el aire indie de “Fiery Crash” a la sofisticación de “Imitosis”, pasando por el delicioso pizzicato de “Plasticities” o una “Armchairs” con la que, quien no reviva a Jeff Buckley, es que ha perdido la memoria y la razón. Por lo exótico del ritmo y ese deje David Byrne, “Simple X” es puro Talking Heads y uno de los momentos álgidos del disco, mientras que en “Cataracts” Andrew Bird nos recuerda que, además de compositor, es silbador y violinista profesional. Por su parte, “Yawn at the Apocalypse” es uno de esos cierres de álbum que ponen el vello de punta. Lástima que temas como “Darkmatter” o “Spare-Ohs” transiten por terrenos más trillados y previsibles, de lo contrario estaríamos hablando de un serio candidato a disco de la temporada. Aunque tampoco crean que se va a quedar muy atrás, quizá ya haya llegado el tiempo de reivindicar a esos artesanos del pop que viven a la sobra de los grandes nombres de la “escena independiente” y que, en ocasiones, pueden llegar a hacer mejores discos. De esntre todos esos actores secundarios, esos nombres escritos con letras pequeñas, Andrew Bird es, sin duda, uno de los más talentosos.

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