Cold War Kids – Robbers & Cowards (V2)
Este primer disco de los Cold War Kids, Robbers & Cowards, arranca con grandes promesas. A partir de “We used to vacation” los californianos moldean su indie rock teñido de blues marchito, en blanco y negro, conducido por un sólido piano que multiplica el resultado final. “Hang me up to dry” reitera todos esos ingredientes y le añade cualidades de single. “Tell me in the morning” mantiene el listón muy alto, aunque con algún exceso de histrionismo que ya apunta las limitaciones de la fórmula.
Es una lástima que para asistir a la tópica crisis del segundo disco no haga falta esperar al segundo disco. Desde el cuarto tema, “Hair down”, cuando los Cold War Kids se atreven a bajar el volumen, empiezan a aflorar los problemas. Baja también el nivel de las composiciones y flojea la credibilidad de la interpretación vocal a cargo de Nathan Willett. Un registro tan agudo y sobreactuado siempre es un riesgo difícil de sobrellevar.
Porque la credibilidad es un factor clave cuando una banda tan joven apuesta por canciones narrativas, renunciando a las letras autobiográficas en favor de historias sobre religión, hospitales, enfermos terminales y condenados a muerte. El error de los Cold War Kids es ponerse un disfraz y tomarse demasiado en serio a sí mismos. Algo parecido sucede con Two Gallants. En cambio, los White Stripes siempre han sabido acompañarse de una buena dosis de sentido del humor para legitimar sus excesos teatrales.
Lo que apuntaba a gran disco se queda en cuatro o cinco canciones de notable alto, que a duras penas consiguen sostener un trabajo irregular y difícil de disfrutar en su conjunto.