Discos

Death From Above 1979 – You Are A Woman, Im A Machine (.)

En la tierra de la hoja del arce donde los castores pasean alegremente por enormes lagos y los buenos paisanos comen deliciosos ragoûts de boulettes, dos gamberros han sacado un disco agresivo y de rabiosa modernidad.

En la provincia de Québec, concretamente en la ciudad de Montreal, ya se habían dado muestras del potencial musical que tiene este país, desde las hermosas composiciones de Leonard Cohen hasta los oscuros paisajes sonoros de Godspeed You! Black Emperor, pero ahora los canadienses han demostrado que pueden estar en la cresta de la ola, o mejor dicho, en la cresta de la new-wave.

Parece que la gente ya se va enterando de que tenemos una nueva ola, una moda musical que ha tenido su epicentro en la ciudad de Nueva York; grupos como The Rapture o !!! o sellos como DFA han reinventado las formulas del punk-funk de Gang Of Four (por ejemplo) haciendo una mezcla perfecta de dance, rock y toda clase de ritmos; es bailable, escuchable, y tiene connotaciones políticas; en fin, lo que la (post)modernidad necesitaba.

Pero el terremoto post-post-punk (en esto de los híbridos las etiquetas son variables) se ha dejado notar en otras partes con diferentes variaciones, en Washington Q and not U se apuntaron a la moda en su disco Power desde la visión del Post-hardcore, y ahora en Montreal, Death From Above 1979 nos vienen con una interpretación Metal de la nueva música de baile. Dónde vamos a parar…

El sello DFA significa precisamente “Death From Above” y obligó al grupo a cambiarse de nombre (tuvieron que añadir “1979” al nombre, que es por cierto el año de nacimiento de uno de los componentes). A pesar de su vinculación musical la pareja hizo unas declaraciones en las que se incluía “fuck DFA, fuck James Murphy”. James Murphy es el cerebro de DFA y de LCD Soundsystem, grupo importante de la misma onda. Pero no solo en ese 1979 añadido se encuentran las diferencias, su música es algo más.

En ella encontramos una propuesta original dentro del Drum&Bass. ¿Qué? ¿Cómo? ¿Estoy hablando de otro disco?, no, pero Sebastien Grainger y Jesse F. Keeler son Batería&Bajo respectivamente. Y si a eso le sumamos un sonido crudo y unos riffs de speed-metal tocados con ritmos de música de baile tenemos en nuestras manos una auténtica gamberrada.

El disco no tiene mayor misterio que el concepto con el que juega, 35 minutos de Black Sabbath retozando en la pista de baile con ciertos ramalazos punk. 11 canciones de las cuales se puede extraer algo bueno de cualquiera, pero si he de destacar alguna puedo decir “Blood on our hands” o “Little girl”, aunque sobre todas queda “Romantic rights”, un verdadero hit.

Ciertamente las canciones tienen una calidad media bastante alta, y el disco como acto vandálico-artístico funciona, desde luego. Las dudas pueden surgir sobre la posible continuación de este largo, pero mientras llega el momento disfrutaremos de su fuerza. Por lo menos yo no me los perderé cuando vengan por aquí; puro rock en movimiento.

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