Maga (Ciclo “Música y Museos (MV/MV) Málaga 05/07/22
Enmarcado en la siempre interesante propuesta del Ciclo “Música y Museos (MV/MV)” organizado por la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, y que propone siempre un buen elenco de artistas interesantes en las ciudades de Málaga y Sevilla, el concierto de Maga supuso no solo la apertura del esta edición, sino su primera reunión como trío desde hace unos tres años. Miguel Rivera y Javier Vega como miembros originales de la formación y César Díaz, atacaron un repertorio esencial que repasó en orden cronológico sus veinte años de carrera como banda. Ahí es nada. Y es que si el pasado sábado celebrábamos el cuarenta aniversario de Danza Invisible en el Brisa Festival, esta vez fueron los sevillanos los que soplaban velas. No faltó el recuerdo para los de Javier Ojeda en forma de bonita versión de “Sin Aliento”.
El encanto de un espacio tan acogedor y privilegiado como el Palacio de la Aduana del Museo de Málaga, que demuestra una vez el valor añadido que supone albergar actividades musicales en lugares de gran valor cultural, patrimonial y arquitectónico, sirvió de perfecto escenario para un delicado viaje por dos décadas de canciones que, sin apenas hacer ruido a nivel mediático, se fueron colando entre las preferencias de un nutrido y cada vez mayor grupo de seguidores de una banda que, surgida en un buen momento para la música independiente de este país, con la efervescencia de los festivales y Radio 3 descubriendo nuevos valores a cada momento, parecía que iba a tener más repercusión de la que finalmente ha acabado acaparando, tras acumular méritos más que suficientes desde que debutaran con aquel emblemático ep que los puso en el mapa, como fue Bidimensional (Limbo Starr, 2001), y que casi coincidió con el nacimiento de esta casa, un año antes.
Ya desde el inicio con “Medusa” se percibía en el ambiente que aquello tenía mucho de celebración, y es que bien podría decirse que son unos supervivientes de una época que aunque parezca lejana, a muchos nos trae recuerdos que aún podemos palpar con la yema de los dedos. El latido de “Agosto Esquimal”, “Piedraluna”, “Diecinueve”, “Hoy” o “Un Lugar Encendido” resonó vigente y poseedor aún de una capacidad evidente para emocionar, resultando una cálida caricia que les acerca al dream-pop en esta versión tan desnuda y cercana de su cancionero. Sus atmósferas vaporosas y esas capas de sonido envolvente que tan bien desarrollan, dibujaron líneas de belleza ensoñadora en la noche malagueña.
Lejos quedan los tiempos en los que algunos quisieron ver en ellos a los Radiohead españoles por la necesidad de establecer siempre comparaciones o etiquetar de alguna forma. Veinte años después, bien se puede concluir afirmando que han sabido labrarse una trayectoria sobrada en honestidad e independencia, dejando que sea el valor de sus canciones, dotadas de un sello y una personalidad inconfundible, quien hable por sí mismo.
Perfectamente compenetrados, Rivera y Vega, dos músicos cuya valía e importancia será siempre reivindicable, encontraron ya hace tiempo en César Díaz al complemento perfecto para seguir componiendo y deleitando puntualmente a sus fans con contadas entregas y acercamientos al directo, otorgando por tanto a la cita de anoche un valor añadido por su carácter único, y es que nunca se sabe cuánto podemos tardar en volver a verlos por aquí. Es por ello que, la mágica interpretación de tantos de sus clásicos, con el trío sumando virtudes cada uno en su parcela, rebosó en intensidad y colmó las expectativas de una audiencia entregada a la que delataba su agradecida sonrisa, mezcla de reconocimiento y admiración.