Nacho Vegas + Aroah – Teatro Quiquilimon (Gijón)
Con una cita extraida de «El Corazon es un cazador solitario» de Carson McCullers, el Teatro Quiquilimón (sugerencia: aprovechen este escenario para organizar más conciertos, por favor) nos daba la bienvenida a lo que prometia ser algo mágico e irrepetible. Desde media hora antes, ya habia gente esperando en la puerta y en el ambiente se respiraba algo especial.
A las 20:10 todo estaba preparado y el escenario vacio se presentaba magestuoso, de repente aparece Irene sola, bueno, con guitarra acustica, y poco a poco va desgranando los temas que, posiblemente conformarán su Lp, intercalando temas ya editados con Recuerdos o In our hands. Pese a su nerviosismo inicial (por otra parte justificado, la expectacion, el teatro a rebosar, el espectacular escenario…) Aroah redondeó una buena actuación, dando muestras de su magnifica voz y ganándose el beneplácito y la confianza de los presentes.
Pero el momento mas esperado estaba a punto de llegar, se bajan las luces y aparece en escena Nacho Vegas, ceremoniosamente se sienta, toma su acústica y comienza a relatar la historia de Ezequiel… un gesto valiente empezar este conciertocon un tema nuevo y en acústico, ¿verdad?, pero es que Nacho estaba feliz, sonriente, confiado y entregado a su público y sus amigos y eso se nota.
Con el triste final de Ezequiel, la Vegas Band al completo tomó el escenario – con la incorporación de Miguel Iglesias al violin – para hacer sonar Actos Inexplicables, con una precisión y un control de cada nota y de cada acorde asombrosos, y el detalle del violín le acababa de dar ese toque épico y emocionante al tema.
Molinos y gigantes, Al norte del norte, El angel Simón, Las manos dentro del agua… el público emocionado aplaudia, Nacho y el resto de la banda lo agradecian, el sonido implecable, y lo mejor, cada tema adaptado para la ocasión; la intensidad evocadora y la fuerza final de El camino, la frescura de Seronda, ay! El angel Simon, que envejece como el buen vino, los aplausos a mitad de Miss Carrusel, el vello erizado, el corazón latiendo muy deprisa, los coros de Al norte del norte, la voz de Iker en El Camino (nuevamente El Camino, una de las mejores)… los recuerdos nos viene a la cabeza, se mezclan, se confunden y se dispersan dejando al final la sensación de haber presenciado algo efectivamente especial, emotivo e irrepetible.
Tras una hora larga que supo a muy poco, dieron por cerrada su actuación con otro tema nuevo (este ya un viejo conocido), En la sed mortal, y entre perdón y perdón, cuando se hizo el silencio, no pudimos más que romper en aplausos y rendirnos a la evidencia de la grandeza, Nacho, confiado y satisfecho sonrie, levanta la cabeza y dice: «…y ahora, inclino la cabeza hasta que la barbilla forme un ángulo recto con el pecho, os miro a los ojos, y a todos veo… pedir perdón…» y acaba el tema entre aplausos emocionados y alguna que otra lágrima asomando.
Evidentemente, tuvieron que volver a salir, para completar la actuación con el ritmo trepidante de Baby cat face (los Bad Seeds, decían por ahí) y ya por último, cerrando definitivamente, Blanca.
¿Quién dijo que nadie es profeta en su tierra?, el año acaba de empezar, y seguro que podremos disfrutar de impresionantes conciertos, pero… sinceramente, el listón esta puesto desde ya mismo, muy muy alto.