Conciertos

Nada Surf + Gold Lake – Joy Eslava (Madrid)

Abarrotada de público muy joven se presentaba Joy Eslava para celebrar los quince años de vida de un bar mítico madrileño, el Tupperware. Daniel Lorca, bajista de Nada Surf, explicó durante su actuación el recuerdo emotivo de cómo fue allí donde sonó por primera vez un sencillo de la banda.

Abrieron la velada los españoles Gold Lake. Su indie pop ganaba muchos enteros cuando se dejaba ir arropado por desarrollos eléctricos. Sin inventar nada, consiguieron gustar a algunos que, como yo, tratamos de abstraernos de una sala irrespetuosa y charlatana con ellos.

Con Nada Surf sabíamos que era jugársela a una carta: son capaces de lo mejor y lo peor encima de un escenario. Habida cuenta de lo atropellado y deslucido del comienzo con “Weightless” y al poco “Happy Kid”, me temía que no iba a ser su noche. Pero qué va, fue encomiable la manera en que enderezaron su directo terminando por dar todo un recital de pop musculado y  revitalizante.

A ello contribuyó la opresión de “Killian’s red”, las virtudes de los mejores temas de esa obra incomprendida que es The weight is a gift (05) (bellísima “What is your secret?” y una “Comes a time” llevada a lo más alto por la trompeta del Calexico Matthew Caws, que les hace cobertura durante la gira), y cómo no, el prácticamente monográfico que le dedicaron a Let Go (02) ese perfecto disco puente entre la contundencia de sus dos primeros largos –omitidos en su totalidad para desgracia de muchos- y la autopista melódica de los últimos. Sin duda de todo ese repaso fue el encadenado contraste de “Blizzard of ‘77” y “The way you wear your head” el que brindó los minutos más exultantes de la velada.

No hay que pasar por alto la presentación de ese suculento disco de versiones que es If i had a Hi-Fi (10). De las cinco que sonaron, hicieron querer arrancarme de cuajo la escayola del brazo las trepidantes interpretaciones llevadas extraordinariamente a su terreno de “Enjoy the silence” (Depeche Mode), “Electrocution” (Billy Fox) y “Love and anger” (Kate Bush).

El imparable bucle final de “See your bones”, antes del bis, fue otro instante de comunión absoluta con el que les escribe. Para otros afortunados, seguro que lo fue el terminar subidos en el escenario coreando y bailando con la banda “Blankest year”, tras sonar el himno “Always love” y una “Evolución”, esa sí, muy lejos del original de Mercromina.

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