Programme – L’enfer tiède (Lithium)
Cuando Diabologum se separaron, sonaron campanas de funeral en la escena francesa. Parecía que se iba un grupo esencial, creando un vacío profundo, tan sólo mitigado por el saludable estado de lo que se ha venido a denominar “nouvelle chanson”. El problema de Diabologum era la abundancia de ideas que ahogaba la creatividad de dos líneas diferentes en el grupo, hecho que queda demostrado con el magnífico Aujourd’hui, maintenant. Lp (Lithium 2001) de Experience, banda liderada por Michel Cloup (Diabologum), y por este L’enfer tiède, segundo largo de Programme, dúo formado por Damien Bétous y Arnaud Michniak, siendo este último ex de Diabologum.
Dos años separan L’enfer tiède de Mon cerveau dans ma bouche (Lithium 2000), obra que dio a conocer a un banda capaz de generar tensión y de remover las conciencias. Entre medias, y como puente abstracto entre ambos discos, grabaron un mini-cd de coartada conceptual para una obra artística, donde prima la experimentación electrónica (Génération finale) (Lithium 2001).
Programme han crecido y han desarrollado su discurso sin limitaciones ni barreras estilísticas. En L’enfer tiède todo vale para crear un estado de tensión y de angustia insoportable. La energía que despiden todas las canciones contrastan con unos textos nihilistas al extremo. Arnaud recita toda una sucesión de discursos pesimistas (hasta ocho) que, sin embargo, apoyados en las desafiantes bases musicales de Damien Bétous resultan ser altivos, provocadores y llenos de una extraña fuerza y vitalidad. Esa energía les ha llevado en ocasiones a ser considerados un grupo neo-punk. Pero lejos de esa etiqueta, Programme tienen mucho más en común con Albert Camus que con los Sex Pistols. Y es que su música no pretende incitar a la destrucción sino a la reflexión. Quieren mostrar pero no moralizar ni enseñar nada.
El disco se mueve del asfixiante inicio(“Il y a”) en el que exponen sus razones para componer, hasta una confusión final en “Et la ville disaparaít” donde los ruidos se tambalean como un andamio a punto de desarmarse, como un discurso que ha expuesto sus razones a lo largo de siete canciones pero que ahora no encuentra el aire para respirar: (“…todas estas preguntas revuelven el polvo en vano, ¿por qué servir de ejemplo si no creemos en ello”). Entre medias encontramos canciones como “Une vie”, o “N’importe quoi pour n’importe qui” donde las bases se repiten una y otra vez y logran desquiciar al más paciente; y otras canciones más pausadas como “Le sort”, una bellísima e inclasificable composición de 2 minutos que habla de la falta de sentido de la vida, de la tremenda contradicción del esfuerzo humano, sobre las estremecedoras notas de un violonchelo y los desconcertantes ritmos de un piano.
Programme han creado una obra maestra, tanto por su aportación al arte como por su aportación a la vida. Sin barreras, sin límites de ninguna clase, muestran una sociedad pisoteada por el neoliberalismo. Sólo nos queda el rencor, “esti rencor positivu”.