The High Llamas – Can Cladders (Drag City)

Hay músicos que son como viejos amigos, sabes que nunca te van a fallar. Sean O’Hagan es uno de ellos y cada nuevo disco de The High Llamas un tesoro para guardar bajo llave. El alumno aventajado de Brian Wilson está de vuelta para ofrecer otra ración de ese pop pluscuamperfecto que sabe ser exquisito sin resultar empalagoso.

Si en su anterior trabajo, Beet, Maize & Corn (03), The High Llamas proponían un ligero cambio de registro virando hacia lo sinfónico, con Can Cladders vuelven a la luminosidad y frescura de milagros pretéritos como Hawaii (96), Snowbug (99) o Buzzle Bee (00). El planteamiento es el de siempre; cuerdas, vibráfonos, marimbas, banjos, sintetizadores, guitarras y harmonías vocales se vuelven a dar cita en una fórmula que, pese a no presentar novedades notables, tampoco parece mostrar síntomas de agotamiento.

Sean O’Hagan tiene en su haber la piedra filosofal del pop y su gran logro como compositor reside en saber aunar melodías perfectas y de muy agradable escucha, herederas de la escuela Burt Bacharach, con estructuras imposibles propias de la música experimental. Buen ejemplo de ello son los maravillosos puzzles sonoros de «Winter’s Day» o «Honeytrop». Resulta evidente que The High Llamas conocen de memoria cada recoveco de Pet Sounds (66) de The Beach Boys (escuchen «Cove Cutter» o «Rollin» )pero también de Inspiration Information (74) de Shuggie Otis, uno de los mejores discos de soul de todos los tiempos, dicho sea de paso. Pese a la trágica muerte de Mary Hansen (Stereolab) en 2002, los coros femeninos siguen teniendo protagonismo en temas como «The Old Spring Town» o «Bacaroo».

En definitiva, pese a no aportar novedad alguna, Can Cladders no decepcionará a los seguidores de la banda británica y hará las delicias de aquellos que gusten de música hecha con calma y mimo y que se acerquen por primera vez al mundo ideal propuesto por The High Llamas.

Deja una respuesta

WP-Backgrounds Lite by InoPlugs Web Design and Juwelier Schönmann 1010 Wien