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Neil Frances – There Is No Neil Frances (Nettwerk Music Group)

En realidad, Neil Frances, nombre que parece el de un cantautor, pero que corresponde a un dúo de música electrónica, no necesitan hacer ningún disco largo. Su terreno, de hecho, es el de la pista de baile. Y ahí, sobre todo en los tiempos que corren, siempre tan escasos de atención, sólo importan las canciones. Su impacto en el instante preciso.

A base de eso, han logrado la nada desdeñable cifra de setenta millones de escuchas en redes de streaming de temas como aquél “Music sounds better with you” o su poliédrica revisión del “Teardrops”, de Womack and Womack. Ambas, a diferente tempo, perfectas para la más exigente fiesta piscinera. No obstante, en el interior de sus autores -que por cierto, no les he nombrado: Jordan Feller y Marc Gilfry– latía un corazoncito pop con una ambición que iba más allá de amenizar cócteles veraniegos.

Dentro de esas coordenadas, y del forzoso tiempo de reflexión pandémico, acabaron encontrando el concepto unitario que necesitaban para hilvanar unas canciones que ya les rondaban la cabeza y que han acabado formando un bloque cohesionado en un álbum debut que llega nada menos que tras seis años de existencia de la banda y recibe el curioso título de There Is No Neil Frances.

¿Nihilismo? Pues podría ser, a tenor de la germánica marcialidad que desprende la inicial “Little heartbeat”, que irrumpe a modo de percusivo y acelerado bombeo sanguíneo, como si de un cruce de Kraftwerk y un score de John Carpenter se tratara. Pero no, el espíritu hedonista que este dúo -que no cantautor (de ahí el título)- transpira, se hace notar enseguida. “On a dark night” es otro de esos singles con vocación sensual que, situados tan al principio de un disco, lo convierten en una pequeña fiesta casera. Puro placer encapsulado.

Según sus autores, There Is No Neil Frances, grabado a pachas en su estudio angelino, trata sobre la búsqueda de la autorrealización. Y es fantástico, porque a ellos les ha servido como leitmotiv para juntar 14 canciones en un mismo sitio, pero realmente es algo que a nosotros nos da completamente igual. Son catorce canciones que podrían ser perfectamente catorce singles y el hecho es que funcionan todas juntas como si se tratara una sesión de uno de los mejores dj ‘s. Y es que al final, van a lo que van.

Pero para nada crean que esto trata de música superficial, para escuchar de fondo mientras se cervecea. Para esto está muy bien, pero también propone un buen montón de matices dignos de escuchar con detenimiento. Todos los temas funcionan juntos, decíamos, como un potente bloque que se deja degustar con tanto deleite como conciencia. Las canciones tienen unos arreglos estratosféricos que funcionan muchas veces a modo de mantra psicodélico y son dignos de ser escrutados. Uno no puede evitar dejarse atrapar por su misterioso hechizo. Esa extraña atmósfera que recarga, pero no desbarata, canciones tan rotundas como “Be free”, “It’s like a dream” o “Finding rhythm”, que les emparentan directamente con luminarias tan imponentes como Jungle o LCD Sound System y hacen de esta una ópera prima de las que convierten una espera de seis años en peccata minuta. Un disco realmente fantástico. Esperando más.

Escucha Neil Frances – There Is No Neil Frances

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