Anari – Colegiata San Juan Bautista (Gijón)

Esta joven cantautora vasca presentaba en Gijón su último trabajo, que lleva por título Habiak, y nos tememos que esto va a ser lo único que os podremos traducir de todo su repertorio (últimamente estamos pirando bastante las clases de euskera).

Las críticas que le precedían eran inmejorables, ya que los nombres de Nick Cave, Ani DiFranco y PJ Harvey suenan insistentemente cuando se habla de Anari; además, el marco era incomparable, una misteriosa (y mística, por supuesto) iglesia.

Una batería, guitarra eléctrica, bajo, cello y teclados acompañaban a la guitarra acústica y a la propia voz de Anari, que sorprendió a todos por su fuerza emocional a la hora de relatar los acordes desgarrados que desprendía su guitarra. Es innegable la contundencia que desprendían las composiciones y el sentimiento con el que la cantante y compositora las relataba. Además, es de agradecer que en muchas ocasiones explicase la letra y el significado de los temas (por cierto, varios eran poemas musicados).

A pesar de esto, nos fuimos del concierto con la impresión de haber estado allí varias horas, y es que el euskera no nos acaba de convencer a la hora de hablar de melodías (es como si te susurran al oído en rudo alemán).

De todos modos, el concierto hubiera merecido la pena sólo por ver a uno de los acompañantes de Anari sentado en un taburete, con un serrucho (ellos lo llamaron “sierra melódica”) entre las manos, sujetándolo y haciéndolo vibrar con las piernas, para producir un silbido asfixiante, doloroso y profundo cada vez que el arco de violín lo rozaba; una auténtica maravilla, voz y sierra, sierra y voz, no necesitaron más para recibir la mayor ovación de la noche.

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