Apollo Four Forty – Dude descending the staircase (Sony music)

Después de tres años embriagados por la exitosa versión de la canción principal de Los ángeles de Charlie, Apollo Four Forty vuelven con su cuarto disco de estudio al que han llamado Dude descending the staircase, aunque parezca realmente que donde han descendido es al infierno de aquellos grupos que, últimamente, han decidido gustar a todos y por eso sus discos son una amalgama de estilos, muchos de ellos, más que pasados, sobre todo cuando se hacen mal.
El disco de los pioneros del electro-rock (al César lo que es del César) es como un amor acabado: cuanto más se alarga, más se embarra. Y es que se trata de un doble cd, con una primera parte aceptable y una segunda incomprensible.
En el primer grupo, aunque no es nada del otro mundo, hay experimentos interesantes como ese intento de recuperar el sonido blaixplotation que son «N’existe pas» -entre Isaac Hayes y los primeros James Bond– o «Escape to beyond the planet of».
Aunque también son aceptables, aunque suenen algo ya a rancio, los ratitos donde recuerdan sus momentos de gloria de Millennium fever (95), Electro glide in blue (97) o Gettin’ high on your own supply (99). Así ocurre en «1,2,3,4», con una guitarra a lo AC/DC o «Time is running out».
A partir de aquí, te puedes encontrar de todo (aprendiz de todo, maestro de nada). Desde el hip-hop, con ayuda de The Beatnuts, de «Dude descending the staircase»; el house-funk con aires de Kool & The Gang y con la voz del Last Poet, Jalal Nuriddin, y de Stuart Crichton componente de Narcotic Thrust, de «Hustler groove»; o el homenaje a Jimmy Hendrix que es «Electronic civil desobedient».
Para acabar el primer cd, Noko y los hermanos Howard y Trevor Gray se adentran en el manido chill-out, casi como una especie de introducción a lo que vamos a sufrir en el segundo de los discos.
Este navega, y naufraga, entre el chill más ibicenco de «Christiane» con la voz de la soprano Elizabeth Gray (por si alguien aún dudaba de que la cosa se les ha subido bien a la cabeza); el electro-country a lo Moby de «Bulletproof blues» o acercamientos jazzy como «Check yor ego» (parecen que me han escuchado) o «Suitcase’88».
Si consigues que alguien te venda sólo el primer cd y eres fan infatigable de estos chicos…

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