Bad Religion + Agnostic Front + Strung Out + Crim (Movistar Arena) Madrid 13/05/25
Bajo el lema “45 Years Doing What You Want” llegaba la gira de Bad Religion que, con un cartel que es una oda a varias generaciones del punk, la promotora HFMN Crew ha logrado lo que cualquiera hubiera soñado: convertir la gira en una suerte de festival itinerante.
Ante un público venido por el eterno magnetismo de Greg Graffin y los suyos y con la parte inferior del Movistar Arena todavía ni a la mitad de aforo, Crim supieron hacerse con la noche a base de dignidad, actitud y sus años de militancia sonora. En poco más de media hora ofrecieron un set directo al estómago, arrancando con “Carnets de punks” —título que ya lo dice todo y que sirve como declaración de principios— y desde ahí no levantaron el pie del acelerador.
Los tarraconenses están acompañando a Bad Religion en su gira, también en Portugal, y así lo hicieron saber al respetable: “Es la primera vez que tocamos en un recinto como este y probablemente la última. Estamos viviendo un sueño por poder girar con bandas que escuchábamos desde niños”. Dicho y hecho, sueño cumplido con creces, con un concierto a la altura de una banda que no hacen punk de pose, con canciones repletas de conciencia obrera y rabia melódica. Buena prueba de ello fueron los temas “Benvingut Enemic”, “Patrimoni Mundial”, o “Castells de Sorra”. Gigantes.
Con más de tres décadas a sus espaldas, los californianos Strung Out, que también están haciendo todas las fechas la gira de Bad Religion, demostraron que siguen siendo un rara avis dentro del punk melódico norteamericano. Los de Simi Valley ofrecieron un set corto, con el que certificaron su plena forma y que, a nivel técnico y musicalmente hablando, siguen jugando en una liga aparte, sí, incluso por delante de los anfitriones de la noche.
El repertorio desplegado, trallazo tras trallazo y sin paradas, fue un repaso a varias etapas de su carrera, destacando “Exhumation of Virginia Madison”, “Analog” y el siempre infalible en directo “Matchbook”, con el que dejaron claro que su fusión de punk acelerado, metal técnico y melodías abrasivas sigue siendo imbatible.
Siempre supimos qué Strung Out tiene más en común con el thrash metal técnico que con el punk de tres acordes, pero el guitarrista Jake Kiley, desplegando solos y riffs con una limpieza y velocidad que dejan en evidencia a algunos de su generación, nos lo volvió a recordar. Mención especial también para Jason Cruz, quien, lejos de los aspavientos de antaño, manejó el escenario con la seguridad y sobriedad que otorgan los años, sin perder un ápice de voz ni de presencia escénica.
Agnostic Front aparecieron envueltos en las notas de El bueno, el feo y el malo para seguir caldeando la tarde desde otro ángulo y comenzaba a arrastrar a los últimos rezagados gracias a su juego de registros. La barbaridad que siempre supone “The Eliminator” como epítome del hardcore punk coqueteando con el street punk daría paso a las notas más cercanas al nu metal de pesadez portentosa de “Mi Vida”. Esta versión, de alguna manera, tendría que haber conectado con un respetable al que, sin embargo, debió pillar todavía calentando motores.
Las guitarras raspadas y continuadas siguieron afilando el repertorio de clásicos que desplegaron los neoyorquinos. Si bien es cierto que el tiempo manda, el minutaje asignado a Agnostic Front fue más que suficiente para dar cabida a “My Life My Way” y sus coros de refuerzo o a “Only In America” y su descarga de catecismo hardcore.
Roger Miret se empeñaba en cierta empresa improductiva para con el público. El escenario marcaba demasiada distancia y, para eliminarla, el bajo de Mike Gallo en “Old New York” sería instrumental. Las espirales de guitarra se transformarían, por fin, en el que sería su primer contacto intenso con el público. Obviamente, que “For My Family For My Firends” fuera testigo de ello tiene mucho que ver en esa comunión, con Danny Lamagna en las labores de notar
Todo iba disparándose a velocidades intensas, ya fuera “Crucified” o con la marca de la casa por bandera. El tonelaje de la voz del cubanoamericano, como se encargó de recordar, intensificaba el asalto a la audiencia. Parte de la celebración vino cuando Vinnie Stigma se desató por vieja escuela y con la actitud suficiente para dejar en bandeja el éxito de “Gotta Go”. Podrían haber acabado ahí, pero “Police State” indicó que todavía quedaba algo de tela por cortar. Tampoco mucha, aunque sí densa y de calidad suficiente como para no martirizar ese tiempo que pudo ser extra y que finalizó a ritmo de Ramones y su clásico “Blitzkrieg Bop”, una metáfora circular que, esta vez sí y como colofón, fue adquirida por el público.
Con puntualidad suiza, como durante toda la noche, Bad Religion salieron a soplar las velas con el aliento que exhalaba “Recipe For Hate”, un tema necesario para romper, pero, por desgracia, también para certificar que Greg Graffin no iba a frontar una de sus mejores noches. El eterno vocalista de los angelinos pareció debatirse con ciertos problemas al entonar, aunque quizá estuvieran producidos por un desajuste entre la velocidad instrumental y su capacidad actual para seguirlo.
Más allá de la evidencia que marca también una gira intensa, la voluntad del cantante junto con la aceptación presupuesta e incondicional del público sacaron adelante un catálogo de himnos eternos. Bien surtido, con representación de todas las épocas, los californianos apuraron sus fuerzas transitando inicialmente por “Supersonic” o “You Are (the Government)” antes de recordar al respetable que España lleva siendo dos tercios de su vida su segunda casa.
Parones como esos se vivieron toda la noche. Se antojaron necesarios para repostar y sacar una versión mejorada a medida que avanzaba el concierto. Luces para Brian Baker al abrir “Candidate” y la puerta al jolgorio posterior con “Struck A Nerve”, tema más acorde a la posibilidad física del conjunto y para que Mike Domkitch se despachase a gusto. Y es que, hasta en una retrospectiva como esta, es posible sacar favoritos de consenso. “I Want to Conquer the World” o “Do What You Want” son ejemplos, pero es grato observar que clásicos como “We’re Only Gonna Die” también lo son.
Y también como bálsamo. Graffin pareció resucitar por entonces, llegando a tiempo a una fiesta que tenía deparado un reajuste de velocidades necesario en aras de un mayor disfrute. Funcionó. “Generator” o la algo más ralentizada “21st Century (Digital Boy)” sentaron como una pastilla de lidocaína y funcionaron a la perfección. “You and Me” se resentiría algo, es cierto, pero a esas alturas ya todo estaba entregado a la causa. Era su cumpleaños, aunque ya se sabe que Bad Religion suele devolver el regalo sin envolver: “American Jesus” dejó todo claro. Y para qué más.
Fotos Bad Religion + Agnostic Front + Strung Out + Crim: Fernando del Río