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Burgore Death Fest 2024 (Sala Andén 56) Burgos

Regresar al lugar del crimen es algo que se suele aplicar al género negro y policiaco, pero en esta ocasión los criminales han vuelto al lugar donde perpetraron su último golpe, que no es otro que la siempre confiable sala Andén 56. Un espacio con buen escenario, sonido a la par y una ubicación cómoda y ventajosa para los asistentes y bandas.

Como en la edición anterior, muy buena organización, con especial atención a las bandas y al público y una esmerada precisión técnica en lo tocante a la preparación del backline que usaba cada grupo, sin apenas esperas entre actuación y actuación. De diez.

La difícil misión de comenzar la jornada sería a cargo de los asturianos Burnt to Death, a las 17:00 de la tarde, con lo que ello conlleva: gente todavía que no acababa de entrar y tener que ser los primeros en imprimir la tralla correspondiente al equipo. Lo poco que vimos de actuación fue lo que se presuponía; Death Metal potente y compacto con canciones directas, sin florituras y buena técnica y a veces con toques de Black.

Que sepamos solo tienen tres sencillos publicados hasta la fecha y hay que estar atentos a estos bestias.

Reconozco que poco sabía de los que venían a continuación, los catalanes Absolutism, salvo que acaban de firmar por el siempre competente sello Base Records Production, que sigue apostando por el formato físico y principalmente el vinilo. Y esto suele ser garantía de calidad y así es, Absolutism practican un Death Metal técnico de ejecución perfecta, pero no reñido con la pasión que portan sus componentes, sobre todo el frontman Emre Akan, que no para de moverse e interactuar con el público.

Venían a presentar su recién Asynchronous, el L.P en la mencionada disquera, del que cayeron casi todas las canciones en un concierto sincero y disfrutable al cien por cien, destacando temas como: “The Riddle Of The Ages” y “Lost Wavelenghts”. Me pareció que el cantante, dando las gracias, dijo que era su tercer concierto nada más, cosa que no me cuadra mucho, pero si ellos lo dicen será verdad. Banda para seguir muy de cerca.

Llegaba la hora de ya unos veteranos en esto de los sonidos extremos y los jefes de todo ese pitote que se está convirtiendo en mítico. Hablo claro de los burgaleses Nasty Surgeons, criminales culpables del delito al que hacía alusión al principio. Nasty Surgeons no se anduvieron por las ramas y descargaron su letal Death-Grind repleto de sangre y guitarras tuneadas con sus clásicas manchas de plasma.

El año pasado ya presentaron su excelente cuarto álbum; Anatomy Lessons del que en esta ocasión cayeron algunas como: “Fetal Hunt”, con la que comenzaron su set, “Ogre Of Aptos”, o “The Excutioner´s Song”. Como Nasty Surgeons se habían prometido a sí mismos que seguirían actuando en su hijo; el Burgore Death Fest, siempre y cuando tuvieran canciones nuevas que presentar, atacaron con un tema de titulo “Vagina Dentata”. Aun no sé si por el film de Mitchell Lichtenstein, o por la canción de Iron Christ, en cualquier caso, otro acierto dentro de su solvente repertorio.

Para terminar dos trallazos clásicos como: “Open Cadavers” y “The Resurrectionist”, con los que dejaron ya caliente a la audiencia y con ganas de los primeros pogos y empujones. Necesarios.

Y pasábamos a otros veteranos esta vez de la escena Grindcore más burra, los coruñeses Nashgul, que, con una formación clásica de guitarra, bajo, batería y frontman al estilo de los primeros Napalm, dieron lo suyo a todos los que quisieron atender a su llamada.

Todos mis respetos a una formación que rinde pleitesía a maestros del terror italiano como: Lucio Fulci y Fabio Frizzi, o que tienen temas como: “¿Quién puede matar a un niño?”, o “Escoria Neoliberal”. O que tienen una serie de camisetas inspiradas en Aquella casa al lado del cementerio, del mencionado Fulci.

Concierto corto y urgente como corresponde al género musical del que provienen y final apoteósico con un homenaje a los nunca bien ponderados R.I.P, precursores del hardcore en este país, os pongáis como os pongáis. Ni el fallecido Mahoma (vocalista y líder de los mencionados) se hubiera imaginado sus canciones a tal velocidad. Gracias por acordaros de ellos.

La cuota de cachondeo asegurado comenzaba con los belgas Brutal Sphincter, primos hermanos de Gutalax y otras bandas con el nexo común de ser unos sinvergüenzas, tanto en lo musical, como en lo estético y la puesta en escena. Brutal Sphincter llevan ya unos cuantos años, pero solo tienen dos álbumes, el último – que sepamos – del 2018; Analhu Akbar.

Con sus dos cantantes moviéndose todo el concierto por el escenario y provocando al personal, no dejaron prisioneros y desplegaron todo su arsenal de barbaridades sonoras y guturales inclasificables. Dejando espacio – eso sí – para comentar que ni en su vida ni en sus conciertos tienen cabida la gente que discrimine a otros por su raza o sexo.

En un momento dado de actuación y creo que después del tema “Infibulation Championship”, tras un mosh pit espontaneo entre el respetable (nunca antes esta expresión había sido tan desacertada) uno de los cantantes propuso que, en el siguiente tema se dejase espacio para un mosh pit solo para las mujeres. Ni caso, comenzó el tema y todo siguió igual, para guasa de los Brutal, que espetaron: “vosotros mucho inglés no sabéis”.

No pudieron faltar sus super hits “Make Goregrind Great Again”, o “Goregrind Number One”, con los que casi fueron acabando su show. Para el que esto suscribe, de lo mejor de la noche.

Y de unos sinvergüenzas a otros, sin pasar por comisaria, los lusos Serrabulho también pertenecen a esa serie de artistas del Grind que se toman el humor muy en serio. Viejos conocidos por nuestro país, ya que han tocado un par de veces en el Resurrection Fest, se puede decir que ya tenían la partida ganada ante un público que ya sabía de antemano lo que iba a ver, escuchar y sudar.

Y es que bajo el paraguas del autodenominado “Serrabulho Rave Party”, puede ocurrir de todo, hasta que el cantante salga perseguido por la mitad de los asistentes al festival, a correr rodeando la sala Anden 56, para sorpresa de los ciudadanos que paseaban por las inmediaciones del parque.

O que inviten a subirse al escenario al grueso de las asistentes durante un tema, haciendo peligrar la consistencia de este. Por supuesto que no pudieron faltar sus grandes hits: “Quero Cagar e Não Posso”, cuya traducción no creo necesaria, o “E Pudesse eu Cagar de Outra Forma”, que tampoco requiere de más explicaciones.

Para ir terminando invitaron a los asistentes a hacer su espectacular “Culo of Death”, que como el avezado lector se puede imaginar es un Wall of Death, pero chocando los culos de los participantes. Delirantes.

Hábilmente, posiblemente para que no pereciésemos de una sobredosis de desfachatez, los organizadores decidieron meter inmediatamente después de los portugueses a una banda en las antípodas de ellos, los suecos Demonical. Y como buena banda sueca, son de los que suenan muy profesionales, con un resultado que nunca puede decepcionar y un set a prueba de críticas.

Si bien es cierto me pareció ver a la gente algo fría en los comienzos del concierto de Demonical, claro que después de lo que había ocurrido, cualquier cosa nos podía parecer demasiado seria, las cosas como son. Y eso que comenzaron fuerte con: “Towards Greater Gods”, “We Conquer the Throne”, o “Into Victory”, pero la cosa no parecía despegar del todo.

Puede que el punto de inflexión del concierto fuese esa suerte de Doom Death llamado “Fallen Mountain”, con el que ya empezaron a conectar con una parroquia quizás algo cansada. Nada que no pudiera arreglar otro de los puntos álgidos del concierto, “Välkommen Undergång”; con movimientos de melenas y cabezas al borde del disloque.

Yo sé que los Ramones son lo más grande que ha ocurrido en el universo, Demonical también lo saben y por eso acabaron con una versión acelerada de “Pet Cemetery”. Chupaos esa, metalheads.

Ojo con nuestros hermanos portugueses, porque allí se está cociendo gran parte de una nueva ola del metal extremo europeo y no sé si por aquí nos estamos enterando lo suficiente. Analepsy venían anunciados como una banda de Brutal Death Metal y en sus grabaciones se muestran así. Sin embargo, en directo y no lo digo como un menosprecio, me dieron la sensación de tener mucho de Doom, en la manera de desempeñar los temas en vivo y sobre todo en la forma de tocar y cantar de su líder; Calin Paraschiv.

El caso es que los lisboetas sacaron a pasear sus mejores temas, entre los que destacaron: “Locus of Dawning”, “Fractured Continuum”, o “The Vermin Devourer”, con los que hicieron menearse a los que todavía tenían las fuerzas suficientes para encaminar la recta final del Burgore.

Frozen Dawn son ya unos clásicos de la exigua escena black metalera estatal, que llevan más de quince años trabajando su sonido y girando por diferentes salas y festivales. A ellos les tocó el “trabajo sucio” de tocar casi cerrando el festival, con algo menos de gente – tantas horas de decibelios sin control es solo para unos cuantos elegidos – pero pusieron todo el interés en hacerlo lo mejor posible.

Ya en su último trabajo; The Decline of the Enlightened Gods (Trascending Obscurity 2023) se dejan entrever otras influencias como el Thrash, o Death Metal melódico y – a mi modo de ver – también han llevado esas influencias a sus directos. Lo cual no es malo, sin embargo, resta protagonismo al Black clásico que muchos esperaban.

Lo cierto es que “Frozen Kings”, o “Spellbound”, por solo mencionar algunas sonaron aplastantes.

Ahora sí, llegábamos al final de la cuarta edición del Burgore y otro acierto por parte de la organización, fue que los gamberros Colgate Total cerrasen la sala y el festival. ¿por qué? Porque solo unos caraduras como ellos pueden poner patas arriba a un público que ya pedía descanso.

No podían ser de otro lugar que, de Castellón de la Plana, perteneciente a la Comunidad Valenciana, cuna del “maquineo” nacional y quizás por eso la mezcla de Hard Techno, Grind, Punk y mucha mofa la que esgrimen esta gente.

No se te ocurra buscarlos en Spotify, pero sí en bandcamp y disfruta de la irreverente versión de Kortatu, que ellos han rebautizado como: “Zu Atrapa Tu Hardtek” en clave Techno y no te pierdas la portada del single “Kolgatu”.

Buena manera de despedirse un año más de lo que ya es una de las citas de metal extremo underground más importantes del país. Muy grandes estos Colgate Total.

Así nos íbamos bordeando el río Vena por el centro de Burgos, pensando ya en el próximo cartel del Burgore Death Fest, que ya ha prometido las primeras confirmaciones en unas semanas. Ya será la quinta edición, resistente a lo comercial y realizado totalmente desde la independencia, pero con la seguridad y la fortaleza de lo que se construye con el mismo material que el Halcón Maltes; “el material con el que se forjan los sueños”.

Fotos Burgore Death Fest: Fernando del Río

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