Ca7riel y Paco Amoroso (Razzmatazz 2) Barcelona 05/12/24
El pollo que montan Ca7riel y Paco Amoroso en directo justifica su estatus de «esto no hay que perdérselo». Te da tal guantazo, que te quita de golpe el prejuicio que puedas tener sobre la música urbana. Se les ha colgado la etiqueta de trap porque, oiga, algo hay que poner en la línea de puntos, pero sus referencias estilísticas van del drum’n’bass al ritmo afrocaribeño, el dembow, el pop o las baladas de estadio (palabrita, «Pirlo» está de testigo). Y esto hoy, que mañana ya veremos de qué beben.
La culpa de las siete fechas del dúo con entradas agotadas en España la tiene su Tiny Desk Concert del pasado mes de octubre, que les llevó a viralizarse con cortes de «El único» y «La que puede puede». De aquí, a traspasar fronteras geográficas, musicales e incluso generacionales para convertirse en una de las bandas de música urbana más cachondas, descaradas, refrescantes y esperadas. ¿Será para tanto? Pues resulta que lo es.
El Tiny les desconfiguró y les hizo demoler las bases de su directo para, como pudimos ver en Barcelona, volver a levantarlo con un sonido mucho más vibrante y rico. No en vano, se presentaron en la sala mediana de Razzmatazz con nueve músicos sobre el escenario: sección de viento, coristas y un percusionista-animador, que se suman a los habituales teclista, bajo y batería.
En la primera parte del concierto, hicieron un guiño a ese set de la NPR que les ha catapultado y, sentados en taburetes y con un estilismo icónico (ni rastro del ya mítico sombrero azul, por eso), se metieron a la sala en el bolsillo abriendo con «Dumbai» y «Baby Gangsta». De ahí, fueron saltando de su primer largo publicado este año, a sus temas anteriores, cayendo «Mi Diosa»que, con esa bandaza, crece mil puntos, «A mi no», con un rollo menos sucio que la original, «Cosas ricas» o su mítica «En el after». Es curioso cómo un concierto donde todo está milimetrado, se vea tan espontáneo.
Aprovecharon para recuperar algunos temas de sus discos en solitario, con la dupla «Viuda negra»/»Shipea2» y «Mi deseo»/»Bad Bitch», dándoles un toque mucho más orgánico y sabrosón que en las grabaciones originales. Y practicaron para sus próximos conciertos en salas más grandes con la coreable «Pirlo». A partir de ahí, interlude, retiraron los taburetes y encendieron la sala con «Sheesh», que dio comienzo a una rave explosiva, con Ca7riel desatado dando botes sobre el escenario y Paco dándole el contrapunto estiloso.
Con la sala llena sin parar de saltar, cayeron «Polvo» y «McFly», de la época más trash del dúo argentino; hubo tiempo para celebrar con pastel el cumpleaños de Ca7riel y además para escuchar uno de sus temas más míticos «Ola Mina Xd» con la intensidad x10 respecto de la versión original. Después de una hora de concierto, salieron del escenario para regresar con un bis que acabaría de tirar abajo la sala: las grandísimas «Ouke» y «Cono hielo» y el gancho que les perseguirá por siempre jamás de «El único». «Pará, pará, pará, pará… ¿tatuaje en el cuello!? ¡Sí!».
Corto pero demoledor. Directo, frenético y fiestero. En hora y media, los porteños dejaron claras dos cosas: que las etiquetas les resbalan, porque mutan de piel más rápido de lo que tú tardas en decidir dónde va ese 7. Y que su carrera está en plena ebullición y que no son un fenómeno sino una realidad.
Próxima parada, cuadruplicando los aforos. Apostamos por otra ristra de sold outs.
Fotos Ca7riel y Paco Amoroso: Concerts Cruïlla