Concierto Great Lake Swimmers + Mary Lattimore – Sala Razzmatazz 4 (Barcelona) – 23/04/2016

Entre lo avant-garde y lo espacial, Mary Lattimore se subió al escenario sola con su arpa y una pedalera de efectos, y durante treinta minutos construyó un paisaje sonoro entre marciano y psicodélico, espectral, dulce y ambiental. Sin voz, y solamente creando loops y aplicando reverberaciones y distorsiones a las notas que iba desgranando a ese recién redescubierto (por el «indie») instrumento, sus canciones son una mezcla de música medieval, vagos aires orientales y melodías atonales. Pero ya se sabe que al público le cuesta mantener la atención sin un estribillo que tararear, y pronto el murmullo de la sala se convirtió en descarado parloteo y se comió la magia de una propuesta complicada y algo monótona, aunque ciertamente hipnótica.

Lo de Great Lake Swimmers se movió por otras coordenadas más armónicas y suaves. Los canadienses andan enfrascados en una gira acústica por Europa que les acercó, en la primera de las fechas en nuestro país, al coqueto escenario del Razz/Pop Bar, perfecto para disfrutar en un ambiente íntimo y casi familiar de la preciosa voz de Tony Dekker. Y para la ocasión, Dekker se subió al escenario con Erik Arnesen (a la guitarra, banjo y armonio) y Bret Higgins (al contrabajo, piano y mandolina), la nueva formación de Great Lake Swimmers.

Del mismo modo que en disco hacen equilibrios entre el slowcore y el folk (barra country) más melódico, así discurrió el set. Temas lentos y emocionantes a los que la voz de Dekker (¡y qué voz perfecta!) impregnaron de un matiz luminoso y el banjo de Arnesen de un aire campestre americano. Y del mismo modo que en disco son una banda sin sobresaltos, así, también, discurrió su set. Uno tras otro fueron recuperando temas de toda su discografía, sin olvidarse de su último largo A Forest of Arms (del que tocaron «Zero in the city»y «I was a wayward pastel boy») e incluso de su próximo EP Swimming Away del que tocaron el tema homónimo y nos racanearon su versión del tema de PJ Harvey «The desperate kingdom of love», según estaba previsto en el setlist a los pies de la banda.

Pero la mayor parte del peso del concierto se lo llevaron Ongiara y Lost Channels, sus dos discos más celebrados y con los que hicieron las delicias del público con los temas «Still» o «Your rocky spine»”, para cerrar el concierto con «Put there by the land», antes del bis con «Moving pictures, silent films» de su debut (y que desde 2003 viene siendo recurrente en sus conciertos), que nos dejó con dos palmos de narices a los que esperábamos (¡todos!) escuchar la preciosa «Palmistry» en directo.

Incluso a pesar del chasco, los de Toronto facturaron un concierto precioso que acabó haciéndose corto. Un concierto impecable y sobrio, exactamente como los músicos que había sobre el escenario.

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