Cult of Luna + Obsidian Kingdom – Sala Caracol (Madrid)
Pese a conocer las virtudes que atesora el directo Culto of Luna, había ganas de volver a tenerles dando una exhibición de las acostumbradas sobre las tablas tras varios años de silencio.
Y la verdad que el momento era idóneo. Los suecos han regresado hace nada con Vertikal (13), disco aclamado que les devuelve a sonoridades rudas sin olvidar detalles y destellos electrónicos que enriquecen más si cabe su propuesta. Por mi parte diré que es lo más sólido que les recuerdo desde el exquisito Salvation (04).
El entremés no podía ser más acorde: los catalanes Obsidian Kingdom. La banda defendió un death metal con tintes progresivos donde los detalles que aportaron los punteos de guitarra en los desarrollos instrumentales y la versatilidad de combinar voces melódicas con brutales les dotó de una policromía que les hizo salir del peligroso bucle calma-tempestad que a veces denota el género.
Nos recordaron por momentos a los Isis de Panopticon (04), mis predilectos, o a las atmósferas logradas por los últimos Toundra.
Cult of Luna surgieron solemnes detrás de las cortinas de Caracol, dispuestos a una nueva descarga de intensidad sofisticada que logró transmitir a escasos metros mucha más emoción que en estudio.
Centrados en la confianza que les aporta su nueva obra, su repertorio giró en torno a ella comenzando con la instrumental celestial que es «The one» y enlazándola con «I: The weapon». Desde ese momento el sonido que desplegaron fue absolutamente demoledor. Siete músicos en estado de gracia, donde la contundencia de tres guitarras y la versatilidad de dos percusionistas/bateristas elevan su despliegue instrumental a lo más alto del sludge metal de atmósfera reflexiva.
Cuando miraron atrás lo hicieron con acierto: bien con la abrasión que nos dejó exhaustos de la omnipotente «Ghost trail» o a través de la intrincada y obsesiva «Finland».
Y con independencia de las filiaciones musicales de cada cual, hay que reconocer que es una auténtica delicia comprobar cómo el motor de Cult of Luna funciona con una precisión inapelable a la hora de tocar temas como la reciente «Vicarius redemption». Jefazos.