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Décima Víctima – En el garaje (Munster Records)

Cuando era un chinorri flequillo cortado al ras, con camiseta dibujo animado de moda y asiduo a la primera parte de La Bola de Cristal tenía como placer oculto irme a la habitación de mi hermano el punk cuando él no estaba a escudriñar sus casetes y escuchar aquellas cuya portada me llamase la atención. Siempre de estranjis, siempre a hurtadillas. Recuerdo reírme por lo bajini con las letras del Rock Radical Vasco donde soltaban todo tipo de improperios; aunque apenas entendía lo que quería decir, pero sí los “hijos de puta”, “cabrones” y demás lindezas. Lo hacía por intentar escudriñar la adolescencia transgresora que estaba viviendo mi brother pues, en realidad, era un chais del tecno que se llevaba; Azul y Negro, La Unión, Mecano, Olé-Olé y tal cual.

La cosa es que una vez entré y pillé Décima Víctima; concretamente Un hombre solo, cuya portada mostraba un gaferas en tonos azulados y con fondo amarillo chochomosca. No parecía una obra muy destroyer donde ni siquiera insultaría a la suegra. Así que, como era un curiosete musical de tres mil pares, puse la misma en su equipo y me coloqué sus auriculares (cuando mi hermano lea esto, verás tú). Entonces quedé petrificado de lo que me molaron.

Décima víctima era un grupo que formó parte de esa Movida silenciada, nada top-ten, nada pródiga en platos y lugares alaskeros. Lo conformaban dos suecos y dos españoles y tuvo una efímera carrera entre 1981 y 1984. Editaron dos álbumes, un maxi sencillo y dos EP, y ya. Con los años supe que eran clasificados como siniestros, góticos, nueva ola, pero ellos se definían simplemente como melancólicos.

Tal vez su mayor éxito puede considerarse Tan lejos que sí aparece en alguna que otra recopilación de la época. Eso sí, nada que ver con los Bailando, Me colé en tu habitación o Enamorado de la Moda Juvenil; más bien como relleno de recopilatorios en plan disco cuatro o casi finalizando. Aunque no era lo que ellos perseguían; de hecho ninguno vivió de la música como exclusividad. Tuvieron algunos hitos en su haber como cuando se llevaron el premio La Maqueta de Oro de 1982 entregado por Radio 3.

 

Tumbado en la cama de mi hermano (otra ofensa; una cama es lugar sagrado para un adolescente, sobre todo por los secretos pajilleros que encierra) me dejé llevar por el sonido envolvente de las canciones, cuya producción corrió a cargo de Paco Trinidad. Después de un tiempo empezaron a surgir problemas para continuar y ya todo se fue complicando. Cuando se separaron siguieron siendo amigos y tras el fallecimiento de José Brena, en mayo del 99, volvieron a verse con frecuencia.

Pero mira por donde que, merodeando por Spotify un domingo cualquiera por la tarde, me he topado con esta delicatesen que os presento. Resulta que en octubre del 83 se fueron a la casa del Paco Trinidad, y decidieron grabar una sesión de cuatro pistas cambiando las letras del disco original. Se pusieron manos a la obra, lo pasaron pipa y todo quedó guardado en un cajón. Hasta hace un año.

Lars y su mujer Áurea andaban buscando cosas en el trastero cuando, de repente, se toparon con la casete y no podían dar crédito. Habían olvidado por completo la misma. Llamaron al Carlos Entrena, al Paco Trinidad y entre todos decidieron pasarla a limpio y editarla. Claro que al no ser un grupo top de la Movida como ya indiqué tampoco es que se les abriesen muchas puertas. Pero Munster, discográfica especializada en sacar a la palestra discos rarunos, dijeron vamos p´alante.

Y así fue como nos llegó el pasado 11 de octubre este magnífico En el garaje, que ya tienen a la venta y que mira, si sois muy frikis, algo viejunos o amantes de las rarezas, ya tenéis un disco para apuntar en vuestra lista de “Cosas que pedir a los Reyes Magos”.

La curiosidad del proyecto es que siete de las canciones tienen letras diferentes de cómo fueron grabadas posteriormente para el álbum «Un hombre solo»; el mismo que escuché de estranjis.

Así que esta obra puede considerarse toda una reliquia para los buscadores nerds, amantes de reliquias ochenteras o gente variopinta que pueda descubrir cómo en esa época no todo era alaskadas y demás, pues hubo una fauna interesante que aportaron su granito sin hacer el ruido, sin salir en catálogos y sin los mass medias haciéndoles la ola. Ese fue el caso de Décima víctima y aquí la oportunidad especial para acercarse a ellos, congraciarse, descubrirlos o redescubrirlos. La elección es vuestra.

Escucha Décima Víctima – En el garaje

3 comentarios en «Décima Víctima – En el garaje (Munster Records)»

  • Gracias por tu reseña, Toño. A mí siempre me parecieron instrumentalmente excelsos, y adelantados a su época (en España), pero la voz de Carlos nunca me convenció, y el resultado era (en mis oídos) algo cacofónico. Aun así, grupo indispensable y por recuperar.

  • La edición de este trabajo ha sido una de las mejores noticias musicales del año. Estupendo artículo. Junto con los Alphaville de José Luis Fdz Abel, es uno de los grupos más interesantes de la música española.

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