Entrevistamos a Kello González
Cuando un músico con una trayectoria cimentada en diversas bandas decide dar el salto al camino solista, las preguntas se multiplican: ¿Por qué ahora? ¿Cómo suena sin la red de seguridad de un grupo? ¿De qué está hecho realmente su ADN sonoro?
Kello González, bajista conocido por su trabajo en Parazit, Clondementto y Nata, enfrentó esos cuestionamientos y los transformó en un desafío personal. El resultado: un disco que no es un simple despliegue de virtuosismo técnico, sino una colección de canciones honestas, nacidas de la experiencia y del deseo de rescatar piezas que parecían destinadas al olvido.
Con amigos e invitados de diferentes entornos y estilos, González evitó caer en el típico álbum de bajista saturado de solos y malabarismos técnicos. En su lugar, el objetivo siempre fue claro: un disco de Rock con diez grandes canciones en un concepto llamado Above The Great Beyond Below.
En Muzikalia nos sentamos con él para hablar sobre este viaje, los nervios de ir en solitario, el reto de coordinar a una legión de invitados, y la libertad de hacer música honesta.
“No veo la música como una competencia de popularidad”
¿Cómo fue para ti vivir, sufrir y disfrutar un proceso creativo diferente a lo que ya habías hecho en tu trayectoria musical, ahora como solista?
Cada banda tiene su propio proceso creativo, y eso siempre ha sido enriquecedor para mí. Pero al trabajar en este disco, me enfrenté a algo diferente. Lo más difícil fue tomar la decisión de sacar un álbum solista bajo mi propio nombre. Siempre me refugié en mis grupos; allí, la carga y las culpas se repartían. Pero aquí no hay escapatoria: si algo sale bien o mal, es solo mi responsabilidad.
¿Qué fue lo más difícil para aventurarte en esta decisión de grabar un disco solista?
Convencerme de que un disco solista de Kello González tenía razón de ser fue el primer gran obstáculo. Cuando me decidí a hacerlo, fui a «la bóveda»: un archivo de ideas, riffs y piezas incompletas que había acumulado a lo largo de los años; una de las espinitas que yo tenía era que en el camino había música que se iba quedando, que nunca encontró un lugar en algún lado, prácticamente discos completos, pedazos de canciones, ideas, riffs huerfanitos que no cuajaron o que nunca supe que hacer con ellos. De ahí extraje la esencia del álbum.
¿Como fue la selección de los músicos invitados, fueron en base a las canciones?
Cuando tuve claras las diez canciones que formarían el disco, llegó el momento de hacer mi ‘cartita a Santa Claus’: decidir con quién quería compartir este viaje. Quise invitar amigos y héroes, gente con la que siempre había dicho ‘un día tenemos que hacer algo’, pero que muchas veces nunca pasa. Decidí que ese “algún día” era ahora. En base a la canción y en base a lo que estaba buscando fue que empecé a hacer la asignación y después la invitación, tampoco era de que yo iba a decidir que iban a estar quieran o no, en realidad también debía haber una aceptación de la otra parte a la invitación.
Debió ser un reto de ensamblar un rompecabezas sonoro de este tipo.
Trabajar a distancia con tantos músicos presentaba un desafío: darle coherencia al sonido del disco. Cada invitado grabó en su propio espacio, con su equipo y su estilo particular. El reto fue conseguir que, a pesar de esa diversidad, el disco tuviera una identidad unificada. Ahí entra Aldo Muñoz, con quien trabajo regularmente en Parazit. Aldo ya sabe cómo quiero que suene mi bajo, y yo confío plenamente en su criterio para que todo se sienta cohesionado. El proceso fue rápido y natural. Para septiembre, la primera canción ya estaba mezclada; en febrero, el disco estaba completo. Luego vinieron los detalles, a partir de ahí ya fue el proceso «burocrático» de ver lo de las plataformas, el arte, el diseño, de distribución, etc.
¿Qué hay del disco en formato físico y la satisfacción de tener un objeto tangible?
Inicialmente, no estaba en los planes lanzar el disco en formato físico, pero la demanda del público lo hizo reconsiderarlo. “Si no lo hago yo, nadie lo hará”. Como solista, me toca encargarme de todo: preproducción, mezcla, edición, coordinación. Todo está en mis manos. El resultado final me llenó de satisfacción. Tener un compendio de diez canciones de las que me siento completamente orgulloso, que reflejan diferentes etapas de mi vida como bajista, es algo invaluable. Es una especie de antología personal.
¿Como has sentido la reacción del público y de tus colegas ya con los meses de vida que tiene Above The Great Beyond Below?
A pesar de la vasta experiencia, confieso que si se sintieron nervios similares a los de hacer un primer disco con una banda. Sin embargo, la respuesta ha sido mejor de lo esperado. Este disco lo hice por el placer de sacar estas canciones. La recepción ha sido sorprendentemente positiva. La gente se está conectando con la música, haciéndola suya. Eso es lo más importante. Incluso músicos de la escena me han mostrado su apoyo. Gasú, de Los Amantes de Lola, me escribió sobre el disco. Lu Salinas, de QBO, también lo escuchó y me dio su feedback. Además, colegas internacionales como Michael Manring y Remco Hendrix se tomaron el tiempo de escucharlo y enviarme comentarios positivos. Eso me dice mucho.”
¿Cuál es tu percepción sobre la honestidad en la música y la escena actual?
No veo la música como una competencia de popularidad. No estoy peleado con ningún género. He trabajado en proyectos de trap, pop, rap, y disfruto cada colaboración. Pero si voy a hacer un disco con mi nombre, quiero que sea algo que me inspire y que represente mi esencia. No voy a tocar algo solo porque está de moda. Prefiero hacer lo que amo, con las mismas probabilidades de ‘pegar’ que si copiara a Peso Pluma. Mi salud mental y mi felicidad valen más. Prefiero ser honesto conmigo mismo y no verle la cara a la gente con otra cosa. Esa honestidad se agradece.
¿En un futuro de Above The Great Beyond Below existe la posibilidad de disfrutarlo en vivo?
Sobre la posibilidad de presentar este material en vivo, no lo descarto. Sería complejo, por la cantidad de invitados y la logística, pero con una banda base podría ser viable. Lo estoy considerando.
Si Kello González fuera una película, ¿qué película sería?
La trilogía de El Señor de los Anillos… en una versión resumida.
Una respuesta que encaja perfectamente con la naturaleza de su música: compleja, ambiciosa, pero accesible para quien esté dispuesto a embarcarse en el viaje.
Above The Great Beyond Below
Puedes seguir a Kello Gonzalez aquí.