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Entrevistamos a Manuel Notario, histórico mánager de nuestra escena

Manuel Notario es uno de los más importantes mánagers de España. Lleva treinta y cinco años al frente de la prestigiosa oficina Hook Management, trabajando con tantos artistas míticos que la lista deslumbra. Además, Manuel es un hombre accesible, un verdadero caballero en el trato que hacer que relacionarse con él sea un verdadero gusto.

«Estos treinta y cinco años se han pasado muy deprisa, me gustaría volver a vivir otra vez algunos momentos con la madurez que da la edad» 

Antes de nada, Manuel, felicidades por el aniversario de Hook y por tantos años en la profesión de manager. ¿Echando la vista atrás dirías que parece que fue ayer cuando empezaste?

Sí, estos treinta y cinco años se han pasado muy deprisa, me gustaría volver a vivir otra vez algunos momentos con la madurez que da la edad.

Arrancaste en 1985 haciéndote cargo del management de Rey Lui. ¿Qué edad tenías entonces? ¿Cómo decidiste que ese era el momento de dedicarte a una profesión de la que no sabías nada?

Veintitrés años, comencé a esa edad. Mi último director del colegio era un gran amigo y un día cuando trabajaba en una reaseguradora (mi único trabajo fuera de la música) lo volví a ver y me dijo tajante: A ti te gusta la música, hasta que no trabajes en algo relacionado con ella no te vas a sentir bien. Y esas palabras me dieron el impulso que necesitaba.

¿Cómo sabía él que te gustaba tanto la música?

Éramos muy amigos a pesar de la edad. Organicé algún concierto y una revista musical en el colegio. Él autorizaba.

Imagino que aprenderías mucho viendo trabajar a otros pero también del sistema de prueba y error.

No, cuando empecé el management era un mundo muy cerrado, nadie te echaba una mano. Tuve que ser autodidacta y, por supuesto, prueba y error era un proceso continuo. Tenía que aprender la profesión por mí mismo.

¿Cómo era el mundo del management en España en 1985? Imagino que todo ha ido cambiando mucho.

Había muy pocos managers y todos los grupos estaban con ellos, era muy difícil poder trabajar con algún grupo que no fuera totalmente nuevo, con la dificultad que eso conlleva. Además había un añadido: A los managers de ese momento la música no les gustaba y era muy desolador no poder darme a conocer a los grupos en esos días.

«Cuando empecé el management era un mundo muy cerrado, nadie te echaba una mano. Tuve que ser autodidacta y, por supuesto, prueba y error era un proceso continuo»

¿Cómo conseguiste darte a conocer en un entorno tan inhóspito?

A base de mucho trabajo, de estar muy cerca de mis grupos, de pensar a todas horas cómo hacerlos grandes y también por algunos amigos que me echaron cables en momentos: Charlie, Rafael Revert, Alfonso Pérez, Nacho Moreno, Simone Bose…

¿En qué momento empezó a crecer la infraestructura de Hook?

A los dos años de comenzar tuve que recurrir a un socio que me ayudara a crear la empresa y me asocié con Luis Berlanga, dueño ahora mismo de Fluge. Estuvimos juntos unos años, luego ya seguí solo con mi mujer, y hasta hoy.

¿Ahora mismo cuántas personas sois?

Somos seis en Hook, más la parte audiovisual que es AfterLive, la empresa que montaron mis hijos y que nos ayuda con todo el trabajo visual.

¿Es más fácil trabajar y seguro con la familia? Has mencionado a tu mujer y a tus hijos.

Sí, es seguro, trabajamos para nuestra propia empresa. Fácil, nunca es fácil trabajar. Mi mujer ha sido fundamental, sin ella no habría estado tantos años trabajando en esta industria. Siempre a mi lado, reflexiva y valiente. Mis hijos son fundamentales, en estos días llevan toda la parte visual de Hook.

¿Cuál fue vuestro año de mayor crecimiento?

No fue un año, fueron diferentes. Cada vez que entraba un grupo muy por encima del nivel que teníamos, la empresa crecía considerablemente.

Por cierto, ¿por qué el nombre de Hook?

El nombre salió leyendo una colección sobre música que hizo Diego Manrique. Había un apartado que explicaba el argot que utilizaban los americanos en la industria musical, y entre las palabras estaba “hook”, el gancho de una canción. Me gustó mucho el significado y pensé: Ya tengo el nombre para mi empresa.

Me gustaría que habláramos de los artistas y grupos con los que has trabajado. En 1987 cogiste a Danza Invisible en un momento comercial bastante explosivo para ellos, estaban llegando a la cresta de la ola a nivel de popularidad.

A Danza Invisible los cogí después de su gran éxito, fue uno de los grandes momentos de Hook. Si no hubiera trabajado con ellos no sé si hubiera podido continuar, les debo mucho y fueron unos años inolvidables

¿Cómo conseguiste contar con una banda que en ese momento era tan aclamada? ¿Qué buscaban ellos que encontraron en X y en Hook?

Me bajé a Málaga a hablar con ellos. Tenían muchas ofertas y yo era pequeñito. Los convencí. Creo que vieron una persona que se iba a matar a trabajar por ellos y que mi inexperiencia la iría cubriendo en el camino. Fueron valientes , les debo mucho.

En 1992 llevaste a Surfin’ Bichos. Siempre me han parecido una muy buena banda.

A mí me parecía un grandísimo grupo, eran muy transgresores en ese momento, pero no conectaban nada con el gran público, tuvimos que hacer una gira llamada Alternative TV Tour para que pudieran hacer conciertos. Contratamos a El Regalo de Silvia y un grupo que acababa de comenzar, Los Planetas, para entre los tres llenar las salas.

¿Qué crees que les faltó a Surfin’ Bichos para llegar al gran público? ¿Pudo ser que eran muy oscuros y quizá un poco sórdidos?

Fueron adelantados a su tiempo. Su propuesta no encajaba con los gustos de la gente en esos días pero tenían el máximo respeto por parte de la prensa especializada.

Después también te encargaste de Chucho. ¿Cómo es trabajar con Alfaro?

Fernando tiene un gran talento y además es una excelente persona. Creo que tenía que estar en un sitio más alto después de tantos años de trabajo.

 

Poco después llegaron a Hook tanto Secretos como Enrique Urquijo y Los Problemas. ¿Quién llegó antes? ¿Cómo se dio la oportunidad? Estamos hablando de la época final, en la que un recopilatorio volvió a recordar la grandeza de Secretos al público.

Entraron a la vez. Yo flipaba con llevar a los Secretos pero Enrique solo quería trabajar en esos años su proyecto en solitario. Tuvimos que trabajar conjuntamente los dos proyectos, por un lado los dos discos de Enrique en solitario y a la vez el “Grandes éxitos” del grupo. Los Secretos pasaron de vender cincuenta mil discos a doscientos cincuenta mil. Fue un gran logro.

¿Qué recuerdas de Enrique Urquijo? Cuando falleció ya era legendario, pero con los años esa leyenda no ha hecho más que crecer.

De Enrique recuerdo su gran sensibilidad y su capacidad para componer temas magistrales. Cuando desapareció Enrique, para mí no se le reconoció el grandísimo talento que tenia. Era un gran amigo mío y pase muchos años cabreado por su poco reconocimiento. Esto ha cambiado con los años, ahora sí empieza a estar en el sitio que merece.

Supongo que la forma de llevar a Secretos y a Enrique Urquijo y Los Problemas era distinta a nivel de management. Los primeros eran para las masas, al segundo le gustaba el recogimiento.

Así era. El primer bolo que vi de Enrique fue en una sala en Miraflores donde el grupo se enchufaba en la cabina del DJ. Si había cincuenta personas ese día, soy generoso con la cifra. A la vez, Los Secretos llenaban grandes aforos.

¿Te dolía ver que la propuesta de Enrique no encontraba tanto público como la de Los Secretos?

No, disfrutábamos mucho con sus conciertos en teatros y salas pequeñas. Eran conciertos muy emocionantes, había mucho arte allí. Era un proyecto paralelo sin grandes pretensiones.

 

Ya que estamos, yo soy de los que piensa que Álvaro hizo muy bien en seguir con la banda. ¿Tú cómo lo ves?

Álvaro ha hecho un trabajo excepcional con el cancionero del grupo, siguen en el primer nivel con una gran honestidad y trabajando muy duro. Si Enrique lo viera estaría muy orgulloso de su hermano, Ramón y Jesus.

Llegamos a 1997, Hook inicia su relación con Juan Perro. Santiago Auserón siempre da la sensación desde fuera de ser un músico muy profesional, además de ser un creador único. Por esa época acabada de sacara su segundo disco, “La huella sonora”, que es un clásico. ¿Qué tal experiencia?

Trabajar con Santiago fue una experiencia muy enriquecedora. Santiago, aparte de ser un top en la música de nuestro país, es una persona muy familiar. Siempre me siento muy cerca de él, con el paso de los años nuestra amistad sigue intacta.

¿Es muy exigente trabajando Santiago?

Sí, es muy exigente con la calidad y con todo lo referente a su propuesta, pero a la vez es muy cercano, muy familiar. Nunca tuvimos problemas.

Háblame de tu relación con Gabinete Caligari en su etapa final y Jaime Urrutia en el comienzo de su carrera solista.

Cuando entraron en Hook el grupo estaba en descomposición, fueron unos años muy difíciles, había muy mal rollo en la relación y no se pudo redirigir. Por suerte, empezar la carrera de Jaime fue todo lo contrario, disfruté mucho de su gran talento, es muy entrañable, conservo una buena amistad con él.

¿Cómo fueron esos primeros años de la carrera solista de Jaime? Pegó fortísimo con “Patente de corso”.

Fueron muy excitantes, su vena creativa estaba a mil, no hacía nada más que temas redondos y a la vez estaba muy centrado en su lanzamiento, disfrutamos mucho esos días.

En 2001 empezasteis a trabajar con Ariel Rot, que estaba en un gran momento comercial con el directo “En vivo mucho mejor”.

Ariel es uno de los músicos con los que he trabajado que más le puede gustar tocar en directo, la guitarra es una extensión de su mano, es un gran virtuoso, me encanta su manera de tocarla. A la vez, escribe canciones muy buenas, hizo muchos conciertos con nosotros. Ahora somos vecinos y hacemos la compra juntos en el mercado, quien nos lo iba a decir.

¿Con el exitazo que tuvo “En vivo mucho mejor” crees que Ariel se sintió reivindicado?

Sí, tocó muchísimo, en todos los formatos. Puede que le faltara un éxito con una canción para haber llegado a más gente, pero en el directo salió muy reforzado.

Y en 2001 también trabajáis con Loquillo, que está de remontada con “Feo, fuerte y formal”, uno de sus clásicos.

Yo en esos momentos no podía coger ningún grupo más, pero fue irme a comer con él y en mitad de la comida cerramos el acuerdo. No podía perderme trabajar con Loquillo. Cuatro años muy intensos trabajé a su lado.

 

Como dices, entonces la oficina estaba hasta los topes. ¿Qué se hace en ese caso? ¿Se contrata gente nueva o se carga con un poquito más de peso?

Siempre que se puede se contrata más gente, pero es difícil porque les tienes que enseñar, mucha gente no posee pasión por la música y entonces es imposible. En el momento que empiezas a trabajar con un artista, tienes que cargarte un poquito más de trabajo.

A mi parecer, en esa época, entre finales de los noventa y principios de los dosmiles, hay una nueva efervescencia en el rock español. No sé si estarás de acuerdo.

Sí, las bandas de los ochenta eran muy grandes y el público se lo reconocía. A la vez empezaban a salir muchos grupos que hoy también lo son.

Con Quique González trabajasteis un poco tiempo, ¿verdad?

El primer disco, me lo presentó Enrique. Vino un día a la oficina y su carrera comenzó con nosotros.

Por cierto, en 2003 llegan Elefantes a Hook para separarse al poco y volver a vuestra oficina cuando regresan. ¿Fue una sorpresa tanto la separación como el retorno? Supongo que lo verías venir porque seguiste trabajando con Shuarma.

Elefantes es con el grupo que más años hemos trabajado. Diecisiete años, nueve de ellos con Shuarma en solitario. Con ellos he vivido de todo, mucho éxito, menos, separación, vuelta… En fin, ya son familia mía.

Eso te iba a preguntar, ¿crees que uno de los valores añadidos de Hook es que tratáis a vuestros artistas como familia?

Somos una familia, siempre lo hemos sido y los grupos lo sienten, es imposible no transmitirlo. A pesar de que esto es una profesión, trabajas con gente súper sensible y el factor humano es esencial.

Otro grupo bastante conocido que habéis llevado son Amaral.

Sí, estuvieron catorce años en la oficina, pero no tengo mucho más que decir.

Actualmente, Izal son parte de vuestro roster. Son una banda cuyo desarrollo ha sido progresivo pero no por ello menos espectacular.

Lo de Izal era una asignatura pendiente en nuestra oficina: Coger a un grupo de cero y llevarlo a lo más alto en un tiempo récord. Nunca lo habíamos sentido y han sido unos años magníficos. He disfrutado muchísimo con ellos, lo hemos vivido juntos todo desde el primer día y siguen siendo unos tipos humildes y currantes. Da gusto estar a su lado y espero que dure muchos años más.

Tampoco nos podemos dejar a Miss Caffeina. ¿En qué momento se encontraban cuando entraron a formar parte de Hook?

Miss Caffeina era un grupo que se conocía, habían publicado dos discos pero el hueco que tenían era pequeño. Creo que estos años han puesto al grupo en el sitio que merecen, han pasado de tocar a primera hora en los festivales a tocar en los mejores momentos y tienen un grandísimo futuro por delante. Me recuerdan mucho a los grupos de los ochenta, son una banda que se ha forjado a sí misma.

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