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Entrevistamos a Ruiz Bartolomé por su ‘Cancionero del Guadarrama’

Ruiz Bartolomé es la nueva encarnación de Nacho Ruíz de Nine Stories. Una reinvención que aunque suena tremendamente contemporánea, bebe de la tradición y le acerca al folk de raíces. ¿Nuevo folk madrileño? Su Cancionero del Guadarrama (Mont Ventoux) es una de las sorpresas de la temporada que bebe de los emplazamientos, la historia y leyendas de esa sierra a medio camino entre la capital y Segovia.

Hablamos con él de esta nueva etapa, sus inspiraciones y motivaciones.

«Quería hacer algo diferente, que supusiera un desafío compositivo para mí y cantar y contar cosas que no fueran muy conocidas»

¿Qué hay de Nine Stories en Ruiz Bartolomé?

El amor por la música y la pasión. Creo que tenía sentido cambiar de nombre. Nine Stories es un pseudónimo que durante un tiempo fue un grupo, otras veces yo solo… Creo que está bien que encapsule una etapa y que ahora se pueda abrir otra. Tiene un punto de liberación, de volver a empezar.

¿Este camino es de ida o de ida y vuelta?

Siempre de ida. Que no quiera decir que no vuelva a hacer cosas parecidas a las que hacía con Nine Stories. Pero de lo que se trata es de avanzar y de buscar no repetirse. Mirar hacia adelante es obligatorio.

¿Qué te inspiró a este vuelco de estilo?

Quería hacer algo diferente, que supusiera un desafío compositivo para mí. Aparte, tenía ganas de cantar y contar cosas que no fueran muy conocidas. Siempre me había interesado la Sierra de Guadarrama como lugar de acogida de personajes interesantes. Me documenté sobre ello, primero con intención simplemente lúdica y me di cuenta que había un montón de historias que yo mismo desconocía. Pensé que podría ser un disco interesante y que esa premisa permitiría también un cambio de estilo.

 

¿Algún referente patrio en quien te inspiraras?

No directamente. Es decir, no pensé en “voy a hacer esto como X o Y”. Pero sí me interesaba la labor de Joaquín Diaz como folclorista. Con la diferencia de que yo quería partir de material 100% original.

¿Has mirado también a artistas internacionales?

No lo pensé hasta una vez empezado el proyecto. Pero los discos de Sufjan Stevens sobre Michigan e Illinois comparten algunos de los vectores del Cancionero. Otro disco que me gusta mucho es el Let England Shake, de PJ Harvey. Eso de ponerse en la voz de otra persona. En su caso, la Primera Guerra Mundial. Yo, de personajes e historias sobre el Guadarrama.

¿Se te hizo muy raro cambiar el inglés por el castellano? Parece que para componer el inglés es mucho más socorrido.

Para mí es natural cantar en ambos idiomas. En casa hablamos inglés y castellano indistintamente. No ceo que sea más fácil componer en inglés. En realidad, para mí el gran cambio compositivo ha sido el de documentarme para hacer una canción. Es decir, pensar primero en lo que se quería contar y, a continuación, decidir cómo hacerlo.

Parece que vienes a llenar un hueco que previamente no conocíamos, al menos en un tipo de música al que estamos habituados.

La voluntad nunca es de ser original porque sí. Pero sí hay intención de resultar diferente. De darle una vuelta de tuerca a la temática, estructuras, acordes y sonoridades para ofrecerle algo que se distinga de otras propuestas. Creo que estamos viviendo un momento de creatividad gigante, pero por temas de producción o de querer triunfar o lo que sea a veces me parece un poco clónica la música que escuchamos.

 

¿Tenías algo de conocimiento del llamado “folk madrileño”?

Pues la cosa es que el punto de partida era investigar sobre ello. Ver si existe (que sí) y cuál son sus características. Pero lo que me apetecía era inventarme mi propio folclore, por decirlo de alguna manera. Es decir, partir de esa tradición, pero utilizar herramientas e instrumentos actuales. Porque el folk es algo vivo que muta y que se puede hacer propio.

¿Qué tiene el entorno de la sierra madrileña que lo hace tan especial?

Por un lado, el entorno en sí. Un lugar maravilloso y de alto valor ecológico muy cerca de una gran ciudad como Madrid. Pero luego, aparte, toda la historia que tiene detrás: siempre ha estado codiciado por el poder de turno, que ha tratado de dejar su huella -para bien y para mal- y ha sido imán de personajes peculiares: protoecologistas, pioneros científicos y alpinistas, extranjeros que vinieron y se quedaron prendados, poetas, intelectuales, etc.

¿Eras ya un amante de ella?

Lo era, pero el proceso de documentación ha sido fundamental: he descubierto un montón de cosas que no conocía y que he tratado de contar en estas canciones.

El disco aparte de ser muy descriptivo tiene una fuerte carga reivindicativa.

Era necesario y fundamental. La idea no era hablar de esto como si de un paraíso idílico se tratara. Ni mucho menos de mirar al pasado. La Sierra es un lugar vivo, con sus problemas, con contradicciones constantes a las que se tiene que enfrentar. Quería que todo eso quedara plasmado también.

 

¿Ves continuidad en las mismas coordenadas tratando temas diferentes o piensas que aún hay historias del Guadarrama que descubrir?

Todavía quedan. Mi intención es sacar un EP pronto que sirva como complemento al disco. Y luego… veremos. Me apetece hacer otras cosas, pero por qué no volver al Guadarrama.

¿Piensas hacer alguna presentación especial aprovechando los emplazamientos que se tratan en las canciones?

Me gustaría. Lo que más me apetece es poder presentarlo en centros culturales, centros de mayores y así. A ver si lo consigo. Y también utilizar alguno de esos emplazamientos, efectivamente. Sería especial.

No quiero dejar de preguntarte por el diseño, por otro lado algo muy cuidado siempre en Mount Ventoux, pero nos ha parecido una chulada que el disco sea tan especial.

Es algo que tratamos de cuidar siempre, efectivamente. Al final, el formato físico no deja de ser una excusa también para hacer algo especial y creativo. En este caso, como cada canción habla de un lugar o cuenta una historia, me pareció chulo que 12 artistas gráficos interpretaran cada corte. Y que el poseedor del vinilo pudiera elegir cuál es su favorita. Era una manera de hacer que cada uno sea único.

 

 

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