Grizzly Bear – Shields (Warp)
Apuesto a que no debió ser fácil estar en la piel de los componentes de Grizzly Bear cuando se decidieron a dar continuación a aquel inesperado e inabarcable ejercicio de pop mayúsculo que fue Veckatimest (2009). Lo que apenas se intuía en un debut destacable como fue Yellow House (2006) quedaba ampliamente superado en un difícilmente clasificable segundo esfuerzo que encumbraba a la banda como referente en el panorama musical actual. Con Chris Taylor y Daniel Rossen editando sendos trabajos en solitario mientras tanto, el futuro se antojaba incierto pues cualquier paso podría ser interpretado como un retroceso ante tamaño referente.
¿Y qué es lo que nos brinda Shields entonces? Pues sin atreverme a calificarlo como un paso en alguna dirección, sí puedo afirmar sin miedo alguno haberme topado con el cancionero más equilibrado entregado por la banda hasta la fecha. Empujado por una tensión que parece a punto de romperse en cualquier momento, sus diez temas respiran intrincados, sensibles y hermosos, envueltos en multitud de destellos y detalles que consiguen sumergir al oyente en una atmósfera irreal, lejana y tremendamente sugerente; es imposible no dejar la mente volar mientras se suceden piezas del calibre de «Sleeping Ute» (brillante apertura), «Yet again» (¿nueva cima?) , «Speak in rounds» (single potencial)… El viaje por su minutaje se antoja del todo intenso y pleno de emoción, con paradas también obligadas en dianas como «A simple answer», «What´s wrong?» o «Gun-shy», donde se refleja un trabajo instrumental y vocal minucioso e inabarcable y que constituyen perfectos ejemplos de cómo la banda ha desarrollado un instinto infalible para concretar los millones de ideas que rodean a cada tema en postales multicolor de belleza cegadora.
El desarrollo de sus composiciones trasciende cualquier etiqueta para abrazar multitud de estilos que se combinan con pasmosa naturalidad dejando bien a las claras la habilidad de la banda para encontrar la melodía perfecta en los surcos más inesperados que pueblan sus partituras. Siempre al límite, sus canciones parecen diseñadas para estados de ánimo muy concretos, ideales para buscar soluciones bien lejos de este mundo, recomendadas para almas inestables y a menudo dañadas en el transcurso de la vida. Un paseo por sus letras despeja toda duda al respecto.
A la altura de «Half gate» y del evocador cierre con «Sun in your eyes», de sublime progresión, no hago más que reafirmarme en mi idea inicial: Grizzly Bear dan con la tecla que consigue aunar todas sus virtudes y plasmarlas en un disco que es una auténtica obra de arte. Bien lejos de esta devastadora realidad que nos ha tocado vivir; como debe ser, como espero de cualquier disco elevado a la categoría de referencial. A partir de aquí, podemos soñar tranquilos.