Hailu Mergia – Lala Belu (Awesome Tapes From Africa)

Contaré una anécdota: hace años que tengo un “amigo” virtual en las redes sociales que se llama Hailu Mergia y es un músico virtuoso. Un día, me remonto a dos años atrás si la memoria no me falla, mi querido “amigo” me felicitó por mi cumpleaños en un inesperado mensaje privado. Recuerdo que me escribió un lacónico y amable “Happy birthday Mr. Moner”. Estuve al quite, e inmediatamente después le agradecí la felicitación y charlé cuatro líneas con él; unas escuetas frases que sirvieron para intentar concertar con él una entrevista. Nunca se produjo esa entrevista, vale decir, aunque siempre me quedará la duda de si era realmente Hailu Mergia o un community manager más que tuvo un día samaritano. Da igual, sea quien fuese aquel interlocutor virtual, a mí me alegró el día y me pareció un bonito gesto.

Hace años recuerdo que escribí que el descubrimiento del jazz etíope fue a través de los fotogramas de la película de Jim Jarmush, “Broken Flowers”. En esta genial traslación del código bushido a los barrios residenciales, con un hierático Bill Murray que intentaba recomponer su deslavazado existir, el director de Ohio creaba bellos planos en donde, de vez en cuando, insertaba la música de Mulatu Astatke: unas melodías serpenteantes, de dulce candor fronterizo y con mucho swing que me arrebataron en su aparente simpleza. Una puerta de entrada a un género híbrido y en constante exaltación de los sentidos.

Mergia fue alumno de Astatke en aquellos dorados años 70 para la música etíope. Ambos músicos tocaron en la banda Wallas Band, en donde los sonidos afroamericanos hacían bailar a las gente en Addis Abeba y se colaban en fiestas, bautizos, y comuniones.

El excepcional multiinstrumentista nacido en Debre Berhan se ha mantenido más de veinte años en sequía discográfica y viviendo en los EEUU, y el culto a su figura se ha mantenido a lo largo de estos años en los cuales se ha reeditado su obra. El retorno es impecable con “Lala Belu” (ATFA, 2018), y como muestra estas seis canciones que parecen avanzar ajenas a cualquier coordenada de espacio y tiempo. “Tizita” se adentra en preciosos parajes luminosos y exóticos mecidos por el sonido del acordeón que va desbrozando el camino para que se vaya expandiendo una sensual y cimbrean melodía. Una mullida linea funk y una aguerrida batería marcan el compás en “Addis Nat” (¿serán ilusiones mías o esto me recuerda a Neu!?, el órgano tiende puentes entre la tradición africana y la exótica de Martin Denny en las maravillosas “Gum Gum” y “Anchihoye Lene”, “Lala Belu” contiene el tarareo, que se intuye feliz, de un hombre en estado de gracia, y como colofón final, “Yefikir Engurguro”, el piano pespuntea notas que son pura ambrosía para los oídos. Joie de vivre.

Escucha Hailu Mergia – Lala Belu

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