Joseph – I’m alone, you’re not (PIAS
Al escuchar a las hermanas Closner en su grupo Joseph es imposible no acordarse de otras formaciones similares como The Unthanks, Haim o, sobre todo, First Aid Kit. La comparación con estas últimas no es casual: comparten, además del parentesco de sus integrantes, una voz muy similar sobre todo en las distancias cortas y el gusto por las armonías vocales, la producción de Mike Mogis (Bright Eyes, Monsters of Folk). Sin embargo Joseph, originarias de Oregon, tienen un toque algo más rock, menos campestre y bucólico, que las suecas. Aunque, insisto, en los momentos más reposados resultan casi indistinguibles.
Al adentrarse en este I’m Alone, You’re Not (PIAS, 2016), empiezan a quedar de manifiesto las diferencias. Para arrancar, las norteamericanas apabullan con una percusión rocosa e intensa en “Canyon”, dándole más fuerza y empaque al entramado que forman las angelicales voces de Allison, Meegan y Natalie. El estribillo de “SOS (Overboard)” repite ese esquema en el que insisten una y otra vez: inicios cálidos, introspectivos, que desembocan en estribillos potentes, con percusiones casi tribales, capas de sonido gruesas pero lo suficientemente discretas como para que las perfectamente empastadas voces no pierdan su protagonismo.
Un disco donde la mano del productor es omnipresente, y donde inevitablemente se nota el trabajo de estudio, pero eso es algo que no debe impedir apreciar la belleza de las canciones de Joseph. Una belleza basada en la creación de ambientes, en las armonías vocales, en la combinación de momentos de celestial placidez con pequeñas explosiones sónicas. La perfecta simbiosis de ambos aspectos del álbum, el más orgánico y el más técnico, la aparente libertad de las voces y el cuidadísimo vestido tecnológico con el que Mogis las teje, se da en “White flag”, cuyo inicio perfectamente podría pertenecer al gran disco que Neko Case, Laura Veirs y KD Lang sacaron el año pasado. En “More alive tan dead”, con una instrumentación más sutil, vuelven a brillar con luz propia
A veces la emoción y la belleza no están reñidas con la elaboración, el cálculo cerebral y la planificación consciente. Este es uno de esos casos.