Conciertos

Last Days of April + Noise Box – Festival Microsonidos 2012 (12 y Medio, Murcia) (Murcia)

Nueva jornada del ciclo de conciertos Microsonidos y nueva propuesta interesantísima en la sala 12 y Medio de Murcia.

Abrieron la velada los murcianos Noise Box, veteranos de la escena y con varios trabajos a sus espaldas desde hace ya más de 10 años. Precisamente fue una canción de aquellos comienzos, Now That We Don´t Kiss Anymore (2003), la encargada de abrir el concierto y de paso poner el listón muy alto al resto de temas (aconsejo de paso a quién no la conozca se pase por el bandcamp del grupo). Renovados con nuevo batería y apoyados en el siempre magnífico trabajo de los teclados, la banda de Jesús Cobarro sonó en esta ocasión menos cruda pero en mi opinión más intensa que en la anterior edición del festival, quedando como prueba la excelente interpretación de una de sus mejores canciones, «My Evil Twin», y el fantástico y envolvente final de «El Caballo Ganador».

Llegaba después el turno de los suecos Last Days of April. Para los que lleven tiempo sin saber de ellos, es necesario decir que los otrora discípulos de Sunny Day Real Estate y su indie-emo han suavizado su sonido tanto en disco como en directo en estos últimos años. Y es que su propuesta actual parece alejarse definitivamente de la contundencia que mostraban en sus primeros discos allá por los últimos 90. En este sentido, al rumbo que comenzaron a tomar con discos como Ascend to the Stars (2002) o If you lose it (2004), mucho más enfocados al Power-pop, hay que sumar los ecos de Indie-pop más reposado e incluso Americana de sus dos últimos LPs, Might as Well Live (2007) y Gooey (2010).

Precisamente fueron Gooey y 79, nuevo LP que está a punto de aparecer, los que acapararon el grueso del concierto, resultando destacables las interpretaciones de «I think you’re everything», «No Time for Dreams», la aplaudida «America» o el nuevo single «Feel the Sun Again», que cerró el concierto antes de los bises. Destacables también las revisiones de temas del pasado como «Two Hands & Ten Fingers» y la intensa «Lost and Found».

Para terminar, resaltar el interesante, en el plano interpretativo, uso repetido de una steel guitar para dotar de mayor sabor “country” a sus nuevas composiciones, el genial trabajo del bajo y hacer mención, como pequeño tirón de orejas, a la aparente apatía de Karl Larsson (voces, guitarras). No es que sea un detalle que me importe, incluso lo prefiero a la sobreactuación, pero parecía por momentos que el hombre no terminaba de estar a gusto sobre el escenario, lo que lastró el concierto por momentos, haciéndolo resultar algo más “plano” de lo que hubiera debido ser

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