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Libro: Música de Cámara: Sobre el Wu-Tang Clan (En 36 Cámaras) (Libros del Kultrum)

Aunque no lo crean, el mundo del hip-hop, sobre todo para los no iniciados, es un gran desconocido. Sobre él se abalanza un cúmulo de topicazos, sinsentidos e incluso complejos que hacen que sea constantemente ignorada su imparable aportación al mundo de la música, porque no lo olvidemos: gran parte de lo que suena ahora, lo queramos o no, es su consecuencia.

Interesarse por un fenómeno que se arrastra desde finales de los años setenta y supone una de las revoluciones más importantes auspiciadas desde la cultura afroamericana, no puede ser otra cosa que apasionante. No hay más que zambullirse, por ejemplo, en la tremenda serie de Netflix Hip-hop Evolution, que cuenta ya con cuatro temporadas, o en la fantástica serie de cómics Hip-hop Family Tree, de Ed Piskor. Las historias truculentas que le rodean, pero sobre todo, el empuje innovativo que musical y conceptualmente ha supuesto para el pop, hacen de este un tema verdaderamente adictivo. Porque, si uno es medianamente curioso, aunque le guste más el rock, esto es música en todo su esplendor. De hecho, traza una trayectoria muy parecida en términos evolutivos y en determinados parámetros a cómo el blues acabó convirtiéndose en rock and roll.

Era, por tanto, necesario que existiera también algún ensayo serio sobre el tema traducido al castellano, dado que por supuesto, en otras lenguas ya hay unos cuantos. Y aunque Música de Cámara:Sobre el Wu-Tang Clan tenga la apariencia de estar centrado en un determinado colectivo (aquí lo de decir “banda” o “grupo” no mola, bro) y además en un disco concreto, realmente trata del hip-hop. De eso y de muchas otras cosas.

Will Ashton es un reputado periodista británico especializado en hip-hop y aquí aprovecha todo su realmente inmenso bagaje para trazar una interesante diatriba en torno a un grupo de chavales de Staten Island que de repente, sin haber hecho nada antes, consiguieron no sólo realizar un debut que puede considerarse algo así como el Pet Sounds del Rap, si no también lograr firmar un contrato discográfico para cada uno de sus integrantes, que acabaría teniendo como consecuencia unos cuantos discos capitales más. Ese es el hilo conductor, pero como decía, hay mucho más: en sus páginas encontramos filosofía, religión, técnicas de grabación, poesía, política, cine de Kung-fu, drogas, violencia, asesinato, segregación racial, derechos civiles y sobre todo, música negra.

Es realmente interesante, de hecho, la forma que tiene Ashton de introducirnos en el mismo corazón de la música que el pueblo negro de Estados Unidos ha estado haciendo desde que cultivaba esclavizado campos de algodón en el sur de ese país. Nos lleva desde el nacimiento del río hasta su desembocadura en el mar. Un mar que tiene en ese disco llamado Enter The Wu-Tang Clan (36 Chambers) uno de sus paradigmas. El hip-hop, como decíamos, es todo un fenómeno de masas, pero poco conocido realmente fuera del ámbito underground, por eso este álbum es un hilo conductor tan bueno: es tan poliédrico, tan bien urdido y ejecutado, que a través de él podemos ir viendo los cómos y porqués de todo lo que ha ido sucediendo desde que Sugarhill Gang tuvieron éxito con “Rapper’s delight” hasta que Kendrick Lamaar publicó To Pimp A Butterfly.

A través de esas 36 Cámaras que el monje shaolin interpretado por Gordon Lui tenía que ir pasando para alcanzar la destreza suprema en el kung-fu en la vieja peli de los Shaw Brothers, nosotros vamos avanzando en un viaje descomunal hacia una verdadera avalancha de información. De hecho, uno queda abrumado frecuentemente en la lectura de estas excepcionalmente bien escritas páginas y tiene que parar de vez en cuando para tomar aire y un lápiz con el que apuntar todas las canciones que vienen escritas al margen de las hojas y todas las referencias que el autor hace de cara a que comprendamos un poco más una cultura que él no entiende dirigida para nada a iniciados y explica a todos los públicos.

Por eso este libro puede ser una perfecta puerta de entrada hacia ese gran gigante desconocido que es el hip hop. Y también, por supuesto, al mundo de una banda tan importante para el devenir de la música (de toda la música) como en su día fue el Wu-Tang Clan, comandado por RZA, un genio hecho a sí mismo cuya contribución a la forma de entender el pop -entiéndase el término de forma generalista- es realmente comparable a la de muchos grandes nombres. Todo ello en un tomo realmente fundamental que una editorial tan desinhibida como Libros del Kultrum ha hecho que al fin caiga en nuestras manos.

 

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