Low – Joy Eslava (Madrid)

Los reyes magos son los padres y Low no hacen un disco malo. Las típicas verdades irrefutables. Por ende, si a un concierto donde el grupo de Minnesota utiliza 8 de las 11 canciones que componen su último trabajo de estudio, The Invisible Way, le sumas clásicos innegociables y demás piezas de culto, nos sale un concierto de esos que vale cada euro de la entrada.
Con una mejorable entrada (sólo el foso disponible e inusual comodidad), arrancó de negro impoluto y con un silencio catedralicio la formación liderada por el matrimonio Sparhawk-Parker, siempre juntos, desde que en uno de los veranos del grunge osadamente saltaran a la palestra con aquel I Could Live in Hope (1994).
De las siete primeras canciones, seis pertenecían a su nuevo trabajo, demostrando dos cosas: que estamos ante una gira de presentación de disco, algo obvio, y que demuestran su talento creativo al jugársela quizás en exceso  a base de su nuevo material. «Plastic Cup», «On my Own», «Holy Ghost» , «Clarence White» y «Amethyst» del tirón, desnudas, donde no sobra ni falta ningún sonido, cantadas con los ojos cerrados tal como debería recibirlas el público. Una comunión total habitual entre el público de estos veteranos de los tempos ultralentos y los arreglos minimalistas.
Se endurece el sonido previo a base de un potente bajo y desconcertantes guitarras. Primer momento de la noche. Suena «Monkey» de The Great Destroyer (2005) diciendo eso de «tonight you will be mine, tonight the monkey dies». Con evocadoras imagines costumbristas de la primera década del siglo XX de fondo, acompañadas de las sombras del trio, suenan «Especially Me» y «Wiches» de C´Mon (2011) para dar la bienvenida a una canción que servidor no esperaba, quizás por demasiado antológica, «Silver Rider». La pieza dura cinco minutos pero podían ser cincuenta. O una eternidad. Sólo sirve cerrar los ojos y respirar las armonías vocales que entrelazan marido y mujer. Pura expansión.
 En medio de esta nube entra «Words», primera canción de su primer disco, manteniéndonos en un continuo y maravilloso loop guiado por su dominante bajo. Y entre ensoñaciones y bellas auras llegamos al bis. Antes Alan, guitarrista, voz y marido por este orden agradece lo bien que el público español les hace sentir y pregunta qué canción les gustaría oír. La mayoría pide «Sunflower» de Things We Lost in Fire (2001), dicen que su mejor disco, y del cual todavía no se ha oído nada. Pero suena «Murderer» tal como reza el guion si revisamos el repertorio de su actual gira. Que divo estarían diciendo algunos. Ni mucho menos. Todo a su tiempo. Acto seguido enlaza la canción que la mayoría del público pedía. Pura liturgia comunal. Puro Low.

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