Lucas 15
Perteneciente a la escena folk asturiana, de la que participó –y participa- con diversos proyectos como Felpeyu o Llan de Cubel, Xel Pereda comenzó a trabajar con Nacho Vegas como técnico de sonido de Las Esferas Invisibles, de las que más adelante entraría a formar parte. Disueltas éstas, Pereda se convirtió en el principal colaborador del ex Manta Ray, compartiendo directos y participando en todas sus grabaciones, incluidas sus colaboraciones con Bunbury y Christina Rosenvinge.
«Nos atrevemos a mirar a la música con amplitud de miras»
Por su parte, Nacho, aunque proveniente de la fértil escena independiente gijonesa de los primeros años 90, ha tenido cierto interés por la música tradicional asturiana, a la que se había acercado de la mano de gente como Ramón Lluis Bande o Fran Gayo de Mus. «Xel y yo llegamos al mismo sitio desde puntos casi opuestos. Hace quince años o incluso diez años la música folk y la música rock estuvieron muy separadas. Hay mucha producción de folk en Asturias, sacan un montón de discos al año y también hubo una renovación del rock en los 90 con un montón de grupos de rock que también sacaban discos. Eran dos mundos muy separados, pero hubo un momento en el que las cosas confluyeron. Fui conociendo pequeñas cosas, y empezamos a hablar de un interés común. Veníamos de mundos diferentes pero teníamos claro que queríamos llegar al mismo sitio».
Juntos, Xel y Nacho comenzaron a fraguar hace más de dos años este proyecto, al que han puesto por nombre Lucas 15, en referencia a la parábola del hijo pródigo, como símbolo del retorno al hogar y de generaciones y tradiciones, la del folk y la del rock, que se dan la mano. El trabajo no fue sencillo, entre otras cosas porque había que sacar tiempo donde no lo había para profundizar en el cancionero asturiano. El proceso de selección fue en principio sencillo, según apunta Xel Pereda: «Cuando algún tema nos decía algo, nos poníamos a trabajar con él. Era un rollo bastante natural. A veces era muy sencillo, cogías el tema y enseguida salía algo, y otras veces tenías que dar vueltas o apartarlo y dejarlo para otro día. Siempre había algo que te decía que el tema que era para Lucas 15«. También encontraron ciertas dificultades en algunos temas, especialmente en aquellos que son más conocidos en Asturias, «Son los temas que más calados tienes –afirma Pereda–, los que tienes metidos en el tuétano, los que son más jodidos de adaptar, porque la canción te suele arrastrar a sitios donde no quieres ir. Son canciones con un carácter muy fuerte y es más difícil domarlas. Fue la mayor dificultad. Luego, una vez que todos la entendíamos, la guiábamos y empezaba a sonar era fácil el tema de los arreglos. Trabajábamos todos en la misma dirección».
En cuanto a aunar la tradición del folk y actualizarla con el rock, respetando siempre la esencia, el grupo no tuvo demasiadas dudas. «Lo que no hicimos –explica Nacho– fue sentarnos y hacer un discurso previo de lo que queríamos hacer. También nos conocíamos bastante y sabíamos que íbamos a coincidir en casi todos los temas. El caso es que son canciones que algunas han vivido de generación en generación, básicamente con la tradición oral. Nosotros queríamos hacerlas tal y como las hicimos, pero adaptarlas tal y como lo sentíamos. Adaptando un poco la música, un poco la letra. En cada versión a través de una generación o de otra o de un lugar geográfico a otro, siempre hay algún verso que cambia, alguna nota. Hay versiones que son melodías muy diferentes que casi no tienen que ver unas con otras. Nosotros queríamos seguir esa tradición y ser un eslabón. Estaría muy bien que dentro de veinte años hubiera chavales de veinte años que hicieran canciones de las que hicimos nosotros, pero a su manera».
La publicación de este álbum coincide con la reivindicación de las raíces musicales por parte de músicos que abanderaron la generación indie de comienzo de los 90, como Los Planetas, Sr. Chinarro, o el ex – Migala, El Hijo. Nacho opina al respecto: «Creo que no es coincidencia porque llegas a una edad, te interesa la música, pierdes ciertos complejos y nos atrevemos a mirar a la música con más amplitud de miras y entonces echas mano de lo que tienes cerca porque casi te sientes con el deber de hacerlo. Pero en realidad no hay relación directa». Continuando con el hilo de Los Planetas y su reinterpretación del flamenco, uno se pregunta si Lucas 15 tuvieron la tentación de adaptar algunas de las letras y firmarlas como propias, a lo que Vegas responde: «Hay una adaptación en todo, en letras hay menos. Se adaptaron en cierto modo, pero se trató de preservar la esencia original. Cuando coges una canción que ya tiene siglos te sientes con el deber de respetarla. Hay algo que tiene esa canción que hizo que sobreviviera tanto tiempo. Está bien, el otro día, un amigo que hace un programa que va a pueblos y recoge canciones, me hablaba de un señor mayor que le presentaba un montón de romances muy conocidos en Asturias y que el tío estaba convencido de que los había escrito él. Y le contaba la historia ‘esto fue cuando dejé embarazada a una moza, pero ya no me quería, entonces maté al hijo’. Su versión también era muy válida. De hecho sacó un libro de letras de romances y las publicó con su nombre. Pero hay que ser un poco humilde con esto y hay que saber que vienes de una tradición, que formas parte de ello, pero que también tienes derecho de transformarla, porque la tradición oral se basa en eso, en que van pasando las canciones de uno a otro y se van transformando. Uno contaba una cosa, otro cantaba otra. De hecho nos encontramos canciones en este disco que tenían cosas que no concordaban. Versiones de canciones recogidas en un sitio y que cogías una versión y no había concordancia en algunas partes narrativas, pero la música popular es así».
Siguiendo el hilo de las letras que figuran en el álbum, por su temática la mayoría de ellas podían pasar por estar firmadas por Nacho Vegas, sin embargo, se hace extraño escuchar al asturiano interpretar algunas de ellas, es el caso de «Como la flor». «Hombre, como la flor es un proceso: ‘Como la flor que el aire lleva, como la flor que el frío seca y como la flor que el sol marchita’. No deja de ser una cosa un poco fatalista (risas). Pero tienes razón. Yo al principio tenía un dilema con eso. Lo que hicimos fue cerrar casi todas las letras. Por ejemplo, en «Moces a bailar» Xel lo que quiso hacer fue mezclar dos canciones tradicionales, y la danza que estaba en el medio a mi tampoco me decía mucho y metí una estrofa más para enlazarla un poco temáticamente con el disco. Pero son pequeños cambios. En realidad las letras están muy poco adaptadas. Teníamos claro que es un disco muy de banda, muy de interpretación actual de canciones que ya existían y que teníamos que respetar la tradición. No es un disco de autor. En ese sentido es también una cosa interesante de cantar, aunque a mi también me parecía muy raro cantar sobre mi vaca pinta».
También sorprende descubrir como cantante a Xel Pereda, que se destapa con la añada «Con Tomillo y Romero» y con «Fayeos de Mayo», la única letra original del álbum. Un tema que fue escrito por Ígor Medio, miembro de Felpeyu que falleció en un accidente de tráfico junto a su compañero Carlos Redondo cuando Nacho y Xel se encontraban inmersos en la preparación de El Tiempo de las Cerezas. ”Es un homenaje» -confirma Xel emocionado-. «Es una canción que cuando escuché el primer día me emocionó mucho. Creo que «Los fayeos de mayo», antes del accidente, era un tema que ya se había incorporado a la tradición. Era un tema que la gente conocía y que cantaba, y que era tan popular como el «Romance de la Pola». Y después del accidente ya está integrado totalmente en el folclore asturiano».
Con las primeras escuchas del álbum, se hace extraño escuchar los coros, especialmente los masculinos, algo que Xel explica y defiende con vehemencia: «Hay algo especial que tienen estos coros. Es una cosa difícil de explicar. En los coros de gente mayor son todos solistas que se reúnen y cantan en coro, pero todos sacrifican un poco el espíritu que tienen de solista. Y cuando estás cantando en un coro, realmente tú siempre estás dando tu nota y pasando de todo, pero ellos tienen una forma de ver la música y de cantar muy especial, un poco caótica, pero que le venía muy bien al disco. Tenían un conocimiento de las canciones que no puede tener un coro profesional de gente de veinte tacos que se conocen la partitura. Ellos sabían algo más de las canciones de lo que podían saber otra gente».
El disco lo defienden como un grupo de banda, en el que también destacan teclados y pianos a cargo de Chus Naves. «A Chus lo conocí –explica Pereda– cuando vino por el estudio para que grabara su disco de Koniec. Desde entonces cualquier cosa que necesito de teclados, lo llamo. Es un tío que tiene una gran versatilidad y un gustazo a la hora de tocar. Es fácil trabajar con él. Para mi fue una sorpresa muchas veces por la forma que tiene de trabajar. Cuando estábamos en el estudio hacía lo más brutal del mundo, lo mejor para la canción, pero cuando la empezaba a tocar se le había olvidado todo lo que había hecho. Tiene una manera de tocar muy visceral, y es capaz de lo mejor y que se le olvide. Para mí, la única dificultad de Chus cuando estábamos trabajando era siempre tener la grabadora encendida y cuando terminábamos la sesión, quedarme escuchando lo que había hecho. Al día siguiente le decía ‘ayer lo hiciste’ y él ‘imposible, tío. Yo no puedo hacer eso, no me dan los dedos’. Y ponérselo tal y como lo había hecho. Es un tipo de músico diferente a nosotros, que estamos buscando algo y cuando lo encontramos ya nos aferramos. Él lanza cosas y después tienes que andar con la vara detrás. Tiene un sonidazo y un gusto enorme».
Parece claro que el disco ha tenido una gran acogida en la escena rock, al igual que en la escena folk, como explica Xel: «Entendieron perfectamente lo que queríamos hacer y que lo habíamos hecho desde el respeto y tratando preservar todo eso». Con tantos parabienes lo único que queda por conocer es si este hijo pródigo tendrá continuidad, algo que Nacho Vegas parece tener bastante claro: «Hay repertorio para hacer más. A mi sí que me gustaría».