Luna Fest 2023 – Coimbra (Portugal)
No sin pocas dificultades ha logrado cerrar el Luna Fest su primera edición. Sobreponerse a las cancelaciones de sus dos cabezas principales de cartel; Devo y The Damned no debe ser sencillo. The Damned avisaban de la suspensión de los conciertos anunciados hasta la fecha por un problema de espalda de Dave Vanian y Devo anulaban su presencia en Portugal, en principio sin un motivo conocido.
Aun así, el festival luso celebrado en la bella ciudad de Coimbra ha salido bien y una vez consultadas a los responsables del festival, estos indican que se muestran orgullosos, tanto por las bandas, el sonido, el variopinto público que ha asistido a las cinco jornadas y por las instalaciones del recinto en la Praça da Canção, un lugar emblemático para los habitantes de la ciudad.
Según las propias palabras de los responsables: “la misión de darle a Coimbra el festival que se merece ha salido bien y en las próximas semanas haremos balance, tanto de público por días, como otros asuntos, para tener nuevas ideas y para corregir aspectos de cara a la próxima edición que a buen seguro se celebrará”.
Llegábamos al recinto del Luna Fest el miércoles 16 justo cuando comenzaban los británicos The Speedways, el cuarteto de popwerpop bien conocidos por España –prueba de ello es que sus dos últimos álbumes están publicados en nuestro país por Snap Records– que comenzaba su actuación con buen sonido y la energía característica que siempre proyectan. Ecos de la edad dorada de la new wave y el powerpop, que nos recordaban a figuras como Paul Collins, inundaron un recinto aún con poca gente. Temas como: “The Day I Call you Mine”, o “Secrets Secrets” hicieron las delicias de los pocos que acudimos a su llamada.
Llegaba la hora de un artista muy querido por tierras lusas, Robert Görl al frente y como único superviviente del grupo Deutsch Amerikanische Freundschaft, o mejor conocidos como DAF. Recordemos que a Robert le acompañaba en DAF el español Gabi Delgado, que pasó los últimos años de su vida viviendo en Portugal.
El concierto fue de lo mejor visto en la primera jornada, aun con lo minimalista tanto de su música como puesta en escena, Robert Görl demostró ser un tipo elegante a la altura de su leyenda, con la voz en plena forma también. Imágenes proyectadas en la pantalla del escenario tanto de su juventud como de Gabi fueron un buen homenaje a este. Y qué decir del setlist, solo por haber escuchado en directo joyas como: “Der Mussolini”, o la celebrada “Als Wärs das letze Mal” su concierto ya mereció la pena.
Otra de las figuras mediáticas del cartel en lo tocante al recuerdo “punk-nueva olero” eran los irlandeses The Undertones. Banda que solo con su disco homónimo grabado en 1979 ya se ganaron un lugar en el olimpo de los dioses musicales. Porque no nos engañemos, The Undertones tienen más discos, claro, pero… ¿le interesan a alguien? The Undertones son: “Jimmy Jimmy”, “Jump Boys”, “You’ve Got my Number”, “Teenage Kicks”, “True Confessions” etc. Los hermanos O’Neill llevan capitaneando la banda todos estos años y bien lo saben, tanto que cuando el cantante Paul McLoone en 1999 – amigo y fan de la banda – instó a estos a reunir a The Undertones, le dijeron que iban a seguir tocando todos sus éxitos. Dicho y hecho, sorpresas las justas, exceptuando alguna tímida canción que no se encuentra en el mencionado álbum o sus primeros singles, pero que igualmente sonaron a gloria como: “When Saturday Comes”, o “Enought”.
Ni siquiera unos problemas en los primeros temas con el sonido del bajo de Michael Bradley, o la pinta de borrachín británico, que a la primera de cambio acaba con la corbata en la frente del mencionado frontman, pudieron con una actuación sólida y notable, que nos hizo disfrutar y transportarnos a tiempos pretéritos. Inmortales.
Aunque el cabeza de cartel indiscutible – por ser historia viva del rock y por lo emblemático de su figura – de la jornada era John Cale, me pareció que cierta parte del público abandonó el recinto nada más acabar The Undertones. También se respiraba la incertidumbre de si íbamos a asistir a un concierto demasiado tranquilo para un festival; y a esas horas. Lo cierto es que todas las dudas se vieron despejadas en un instante, cuando el veterano John Cale y su banda desplegaron sus mejores armas para ofrecer un concierto intenso y vitaminado.
Cuesta creer que el galés ostente la edad de ochenta y un años al verle en directo. Toda una vida dedicada a la música y el haber alumbrado uno de los capítulos más emocionantes de la historia del rock, junto a las giras que sigue haciendo, deben ayudarle a levantase todas las mañanas, seguro.
John Cale acabó demostrando que lo suyo no es vivir de las rentas, ofreciendo un concierto plagado de experimentación avant garde y algunos pasajes sonoros que bien podrían haber sido de Sonic Youth, fans irredentos de la Velvet. Tan solo un guiño a Nico y la versión de “I´m Waiting for the Man” le pudieron relacionar con ser uno de los artífices de The Velvet Underground. Una sorprendente y buena despedida en la primera jornada del Luna Fest.
Llegábamos a la segunda jornada con la primera presencia española en el cartel. Los valencianos Finale llegaron, descargaron su punk en menos de media hora y vencieron. Sorprendieron a algunos incrédulos que miraban hipnotizados a Pepet, el cantante, que no paraba de saltarse la valla de contención del escenario, para saltar con el público, o de lanzarse por las escaleras del escenario con no poco riesgo para su integridad física. “¡Y además suenan bien!”, decía un chaval a mis espaldas; y efectivamente, independientemente de sus “gimmicks” de directo, la banda sonó como un condenado tiro. Tremendos.
Como no era cuestión de bajar el listón, la cantante de la multicultural banda afincada en Londres; Oh! Gunquit debió pensar que lo mejor era bajar del escenario en la primera canción y así lo hizo. La cantante y trompetista norteamericana Tina Swasey llevó gran parte del peso de la divertida actuación, plagada de guiños a géneros que tanto nos gustan como: garage, funk, soul, frat rock, rumble… convirtiendo el Luna Fest en una fiesta. El personal de seguridad tuvo trabajo extra con las idas y venidas de Tina, mientras la banda daba una lección apabullante de rock and roll en muchas de sus facetas.
Si había una banda que no pegaba entre los planteamientos musicales y culturales del cartel, esos eran los texanos Hickoids y su “redneck cow-punk”. A pesar de las diferencias estilísticas con el resto de artistas, lo cierto es que los de Austin convencieron a los presentes con su propuesta garrula y un frontman macarra y destartalado. Se encuentran de gira por Europa, si pasan por ahí, pasa a saludar, que no muerden.
La Élite eran la segunda y última presencia española en el festival y hasta ellos mismos nos confesaban la noche anterior su extrañeza al estar programados en “prime time”, a las 22:45 y con notable afluencia de gente ya en las primeras filas del escenario. El dúo catalán conformado por Diosito y Nil llevan ya tiempo llenando salas de gran aforo en España con su techno-punk algo “bacalaero”. Su único álbum hasta el momento; Nuevo Punk (Cooperativa Montgri 2022) te puede gustar o no, pero es un todo un bofetón en la cara para cualquiera que se acerque a él.
Comenzaban con “Nuit Folle” para ir desgranando todo el mencionado disco, con rabia, desparpajo y urgencia, tanto que igualmente su bolo no llegó a la media hora. Homenaje a Parálisis Permanente incluido con una versión de “Autosuficiencia”. Rápidos y frescos.
Había miedo a que los norteamericanos The Black Lips sacasen a pasear su último trabajo en estudio, el notable disco de country Sing in a World That´s Falling Apart (Fire Records 2021) no porque el disco no valga, pero sí porque quizás un festival no sea lo más adecuado para estas canciones. En lugar de ello los de Georgia se decantaron, exceptuando en dos o tres temas, por clásicos de su repertorio como: “Slime and Oxygen”, “Modern Art”, u “O Katrina”. Han madurado o algo así, su música en directo tiene su inconfundible toque cafre, pero atrás quedan los tiempos de salir como cubas, rodar por el escenario, estrellarse contra los amplificadores etc. Tempus fugit.
Al contrario que los irlandeses de los hermanos O´Neill, sus coetáneos británicos Buzzcocks decidieron arriesgar en su concierto y el resultado – siendo muy generoso – fue desigual. Y es que el fallecido Pete Shelley (guitarra y voz) y Steve Diggle (guitarra y voces) llevaron tiempo atrás a los Buzzcocks a lo más alto. Para mí eran la pareja perfecta en el escenario, Pete, tranquilo con su inapelable voz y poniendo orden y Steve haciendo la cabra con la guitarra y poniendo el toque de rock star. Fallecido Pete ¿Quién queda? el rock star, el “notas”. Y así fue, guitarras de más, poses de más, duración de las canciones de más, todo de más.
Mira que es difícil – con el cancionero que tienen – aburrir, pues lo lograron. Canciones ralentizadas hasta la saciedad y medios tiempos sin sentido que solo fueron rotos por temas como: “Ever Fallen in Love”, o “Fast Cars”. No sé si es hora de dejarlo ya.
A la tercera jornada llegamos a la Praça da Canção justo para certificar la buena forma de unos señores llamados The Phobics. Llámenme indocumentado, pero a pesar de que ellos se presentan como “banda formada por sobrevivientes del punk 77 U.K” un servidor no tenía referencias de ellos. Sea como fuere, lo que vimos del concierto fue un más que correcto punk rock a velocidad del trueno, ideal para ir calentando a primera hora.
Cuando vi que en el cartel estaban los neoyorkinos The Star Spangles me llevé una grata sorpresa, pues pensaba que esta banda ni existía ya. Pues siguen en activo y al parecer con la formación original. Tienen un más que notable álbum debut titulado Bazooka!!! autoeditado en 1999 y en eso se basó prácticamente su energético set. Con un Ian Wilson como vocalista y frontman con ganas de dar guerra, desplegaron su mezcla de punk y glam, muy en la onda neoyorkina 77 con un escaso público enfrente de ellos.
Y entre los que estaban disfrutando con los neoyorkinos, estaba otro paisano suyo, el legendario Peter Zaremba, de los no menos legendarios The Fleshtones, o el grupo que nunca falla. He perdido la cuenta de las veces que he podido ver al cuarteto americano en directo y siempre han dado un buen show. Y en el Luna Fest, Peter y Keith a la guitarra, acompañados de: Ken al bajo y Bill a la batería; no podían ser menos.
Comenzando su show aun de día, el bueno de Peter ya andaba moviéndose por todo el escenario, mientras Keith no paraba de bailar mientras no erraba ni una a la guitarra, todo marca de la casa. Podían haber echado mano de sus clásicos, pero no, hubo de todo, mucho material de sus últimas grabaciones y eso nos dio igual porque siguen siendo un torbellino de garage, soul y rock and roll en directo.
Tuvieron tiempo de homenajear a los Ramones con “Remember the Ramones”, o una loquísima versión de “I Surrender” de Bonnie St. Claire y sí, finalizaron el concierto bajándose todos del escenario y yéndose entre el público hasta los camerinos cantando el “American Beat 84”. Incombustibles.
Aunque dicen que hay una regla no escrita en el rock que consiste en no ponerse la camiseta de tu grupo favorita si toca ese día, el público luso se la saltó y de qué manera. El recinto estaba plagado de gente vistiendo camisetas de The Parkinsons, toda una leyenda del punk en Portugal. Dicen que no se prodigan mucho en directo, puesto que cada uno vive en un lugar, pero tocaron con tanta consistencia como una banda en activo.
Antes, o anexados en el concierto de The Parkinsons, pudimos disfrutar de cuatro temas del nuevo proyecto de Victor Torpedo, fundador de The Parkinsons y uno de los responsables y promotores del festival. El caso es que colocaron dos baterías en el escenario y las canciones de Victor Torpedo & The Pop Kids acabaron enlazando a las de los punks de Coimbra.
Victor Torpedo y los suyos comenzaron con una versión del quizás algo manido del super hit de los suizos Grauzone, ya sabéis: “Eisbär”, para continuar con algunos temas propios.
La locura general se desató en primeras filas cuando el vocalista Alfonso Pinto Aka: Iggy Pobre se subió al escenario para dar el pistoletazo de salida al concierto de The Parkinsons. Punk desatado y muy bien ejecutado son las armas de los conimbricenses, que no dejaron de pisar el acelerador en toda la actuación. “Primitive”, “Angel in the Dark”, que por cierto; tiene acordes plagiados/homenajeados del “Five Foot One” de Iggy el no pobre, o “Numb” sonaron tremendas.
El multitudinario grupo francés La Femme, liderados por Sacha Got, se subían al escenario sin tiempo descuento para su actuación, ya que – como mencionamos – las estrellas de este día; The Damned cancelaron por problemas de salud de Dave Vanian. Y así lo aprovecharon los galos dando uno de los bolos más largos en minutaje del festival.
Si bien el concierto me pareció que comenzó algo atropellado en cuanto a las sincronías entre los teclados y banda, todo se solucionó en los primeros temas y el resto salió como es un concierto de La Femme, una fiesta total non stop. “Aloha Baby”, “Mycose” o la muy coreada “Sacatela” fueron solo unos ejemplos del buen estado del grupo. Mención especial al buen rollo en todo momento de todos los miembros, que acabaron bajando a regalar discos, setlists, camisetas y otros badges de la banda al respetable. Buen colofón para la tercera jornada.
Llegábamos a la cuarta jornada enterándonos de que Victor Torpedo además de ser un agitador cultural y musical es, además, un tipo metido en mil acciones de ayuda no gubernamental para los más desfavorecidos y muy implicado en diversas causas de Coimbra. De ahí que ofrecieran 500 entradas del festival para la Asociación de Parálisis Cerebral de Coimbra.
Llegados a este punto, cabe destacar que 5ª Punkada es un grupo con aspiraciones como tantos otros, grabar, salir de gira, tocar canciones delante de su gente etc. El grupo nació precisamente entre miembros de la mencionada asociación de Parálisis Cerebral de Coimbra y ya han conseguido tocar con Coldplay en su gira portuguesa. Al frente de la banda está Fausto Sousa y puedo decir sin miedo a equivocarme que fue la formación por la que más respeto tuvo la audiencia. Suenan a las mil maravillas y lo suyo es una especie de free jazz mezclado con rock muy setentas vía el New York de Television.
Dando apoyo en la guitarra al fondo vimos al inquieto Victor Torpedo sin hacerse notar, mención especial a la base rítmica que funcionaba como un reloj.
Los británicos Eel Men venían precedidos por multitud de buenos comentarios, pero sobre todo por haber atraído la atención de Liam Watson, de los míticos estudios Toe Rag de Londres. Sus discos la verdad es que suenan a gloria y a lata a partes iguales y los temas son rápidos, con una mezcla de punk, garage y beat británico. Sin embargo, su directo me pareció muy lineal y aburrido y sin llegar a despegar de verdad en ningún momento. Un mal día lo tiene cualquiera.
Para el que esto suscribe uno de los mejores conciertos del festival, sin ser yo un fan declarado y sin que ellos fuesen unos cabezas de cartel claros, fueron los franceses Martin Dupont. Y es que todo en su propuesta en directo fue certero, desde las proyecciones – las más elaboradas del festival – hasta el sonido, pasando por la puesta en escena de ellos.
Recordemos que Martin Dupont son considerados como uno de los precursores en Europa de la llamada Cold Wave, aunque si escuchas sus grabaciones tienen mucho más que decir que otras bandas del género. Entre sus filas hoy día encontramos a tres de la formación original: Alain Seghir y Brigitte Balian a la voces (Alain ocasionalmente al bajo también) y la encantadora – cada vez que veía a algún fotógrafo en el foso aproximarse a ella, se ponía a posar – Beverley Jane al saxo.
Así, temas como: “Inside Out”, “Just Because”, o “He Saw The Light”, hicieron mover pies y caderas, sobre todo a los de primeras filas, a gente que se notaba eran muy fans.
Una vez superado el cachondeo de que la organización pusiera mal el nombre de The Rezillos – cambiándolo a The Rezzilos – tanto en el cartel como en las acreditaciones de la banda, nos disponíamos a disfrutar de otra de esas formaciones de culto inmortales. Los escoceses tienen la fama de poseer un directo infalible, yo mismo puedo atestiguar eso. Sin embargo, su setlist para el Luna Fest puede que no fuera el más adecuado.
Aun así, su concierto puede que fuera el que más entusiasmo despertó entre los presentes en la cuarta jornada. Y es que canciones irrefutables como: “Destination Venus”, “Flying Saucer Attack”, o “Top of the Pops” animan a cualquiera. Eché temas en falta, pero no se puede contentar a todo el mundo, supongo.
El culpable de que un grupo como Dissidenten se pusiera de moda entre las gentes del pop o del rock en los años ochenta fue John Peel que, prendado de su valor multi étnico – musical, introdujo a la banda en Reino Unido, codeándose con el ambiente de la época. Los alemanes y su “música del mundo” no engancharon en ningún momento con un público más ávido de propuestas más rockeras, todo hay que decirlo.
Para finalizar la cuarta jornada teníamos a A Certain Ratio, pioneros del post-punk británico y uno de los primeros grupos independientes en mezclar músicas de baile con rock en U.K. Parecen estar viviendo una segunda juventud, en gran parte gracias a la reivindicación de otros artistas y fans que han acabado siendo parte del grupo, como es el caso de la joven Ellen Beth Abdi que ahora acompaña en las voces.
Así, Jez Kerr, acompañado de los otros dos miembros fundadores, Martin Moscrop y Donald Johnson, lograron meterse rápidamente en el bolsillo a todo el respetable que, quizás, se había quedado algo frio con el concierto anterior.
Y llegaba el último día del festival. El domingo la organización había decidido tener un detalle con la ciudad que ha acogido el evento, propiciando invitaciones para el recinto. Se notó la afluencia de público, siendo la mayor de todo el festival. Y poco podíamos sospechar que nos encontrábamos con el mejor día del festival con conciertos redondos en su totalidad.
The Ruts son una banda londinense de la que has escuchado su hit «Babylon’s Burning» en multitud de ocasiones, tanto en recopilatorios de punk 70´s como versionada por otras bandas. Se separaron a principios de los ochenta y se reformaron como Ruts DC en el 2003, dando lugar a un notable álbum de título Music Must Destroy (Westworld Recordings 2016) en el que basaron su set.
El trio ofreció un concierto muy potente y crudo, con canciones como: “Psychic Attack”, “Kill the Pain”, o la que da título al mencionado disco. La gran sorpresa de su actuación y probablemente del festival fue que el Captain Sensible (The Damned) hizo acto de presencia con sus amigos y vecinos de Londres para cantarse “Love Song” y un medio tema final que no reconocí. Brutal todo.
Otra muy agradable sorpresa fue ver que el grupo escoces The Yummy Fur, muy emparentado con Franz Ferdinand, ya que han servido de vasos comunicantes entre ambas bandas con varios de sus miembros, por ejemplo, el batería Paul Thomson ha estado en Franz Ferdinand hasta hace poco, el guitarrista Dino Bardot compagina ambas bandas, o Alex Kapranos, que fue miembro fundador de The Yummy Fur.
Datos aparte el cuarteto liderado ahora por el guitarrista y vocalista Jackie McKeown dio un concierto impecable, apoyado en su irrebatible cancionero. Sabor a 90´s sound, canciones cortas y contundentes, guitarrazos y base rítmica nerviosa lograron también hacer las delicias de los que apostaron por su set.
Llegaba la hora de una leyenda, un mito viviente, la banda de Peter Perret; The Only Ones. Contemporáneos de los Pistols, Damned y tantos otros, los de Perret fueron demasiado intelectuales para los punks y demasiado punks para el rock convencional. Un rara avis al que el tiempo ha dado la razón. Un cantante, autor y banda a los que hoy todos reivindican.
Su concierto fue de lo más bonito del festival, por todo. Por el sonido impecable, por la voz de Peter Perret, que a pesar su frágil aspecto, conserva la voz incólume e inasequible al paso del tiempo. Por la coherencia y la conexión con el resto de los músicos, entre los que se encuentra su hijo Jamie Perret, o con los otros miembros originales de The Ony Ones; el guitarrista John Perry y el bajista Alan Mair.
¿Qué decir del setlist? Impecable de principio a fin. Desde “Miles From Nowhere”, hasta “Why Don’t you Kill Yourself?”, pasando por “From Here to the Eternity”, hasta llegar a la consabida e imprescindible “Another Girl, Another Planet”. Los agradecimientos sinceros de Peter Perret al final para con el público y la organización, para enmarcar también. Entrañables y perfectos.
Íbamos llegando al final de la primera edición del Luna Fest y los de Perret habían puesto el listón muy alto. Pero los británicos Gang of Four están revitalizados a tope y se encargaron de demostrarlo sobre el escenario. En honor a la verdad parece que en esta formación solo queda un miembro original de la banda británica. Después del fallecimiento del guitarrista, pionero en el sonido post-punk de las seis cuerdas, Andy Gill, al que tuvimos el honor de entrevistar en esta casa poco antes de su partida, solo queda el vocalista Jon King.
Lo cierto es que Jon King tiene el secreto de la eterna juventud en sus manos y el tipo en directo es más histrión que nunca. No para de dar saltos en todo momento, comunicarse con el público y cantar a las mil maravillas. Se encargó de hacer percusión con un bate de beisbol sobre un microondas que acabó en muy mal estado. El escenario lleno de micrófonos para que pueda estar moviéndose todo el rato, en fin, todo un espectáculo.
No puedo evitar reírme si pienso en el rider de los actuales Gang of Four: “necesitamos un bate de beisbol, un microondas y quince micros”. Se echa en falta la guitarra de Andy Gil, pero es que ese sonido era insustituible, en su lugar; la base rítmica es atronadora y el citado Jon King te hace olvidar cualquier falta. Brutales.
Nos despedíamos así del Luna Fest, recordando cinco días en una ciudad de encanto, una organización que, a pesar de todas las vicisitudes, ha estado a la altura y en la que se ha notado el amor por lo que hacen. Ojalá esta primera edición sea la antesala de una fructífera serie de ediciones y festivales en la ciudad de Coimbra.
Fotos Luna Fes 2023: Fernando del Río y Esther Brasero