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Nuestros discos en directo favoritos (I Parte)

En Muzikalia nos hemos propuesto este 2018 publicar un artículo mensual realizado por toda la redacción de la revista. Al anterior de Tesoros favoritos que dividimos en dos partes, le sigue éste, en el que cada uno de nosotros te contaremos cuáles son nuestros discos en directo predilectos.

Como suponemos que a ti también te pasará, todos tenemos ese álbum que recoge una actuación de alguna de nuestras bandas de cabecera que bien escuchamos mucho en su día o bien, recuperamos de vez en cuando para volver a vibrar con sus canciones. Ese concierto memorable, emocionante o vibrante que nos ha acompañado tantas veces. Sabes a lo que nos referimos, ¿verdad?

Estos son algunos de los nuestros.

Unplugged, Alice in Chains (1996)

Hubo un tiempo en el que la cadena de televisión MTV, por extraño que parezca hoy día, se preocupaba por la música. Los 90’s, con todo lo bueno y todo lo malo que pudieran tener, quedarán para los anales como la década del ocaso de la televisión -que no sea a la carta, se entiende-como medio de comunicación para difundir la cultura y, más concretamente, para tratar a la música como un arte y no como un espectáculo absurdo y prostituido por completo.

La serie de unplugged que la cadena ofreció durante aquellos años fue soberbia. A todos nos llamó la atención la grabación mítica del Unplugged in N.Y. (94) de Nirvana, extraordinario documento lleno de sensibilidad y belleza bizarra, popularizado tras el suicidio de Kurt Cobain. A su sombra, aquellos fans del formato descubrimos otros gloriosos desenchufados como el de Pearl Jam, Stone Temple Pilots, The Cure o el que me ocupa, el de Alice in Chains.

Con una atmósfera lúgubre, emotiva y profundamente litúrgica, el cuarteto de Seattle, acompañado para la ocasión por un segundo guitarrista, Scott Olson, reinterpretaba sus clásicos tanto eléctricos como acústicos y conmovía hasta el tuétano con una suerte de rito trenzado a través de una hermosura trágica y tristemente premonitoria en cuanto a la suerte que correría su irrepetible vocalista, el tan llorado Layne Stanley -para quien les escribe la voz más personal y singular de la historia del rock-, el cual sería encontrado muerto por sobredosis seis años después, solo y abandonado en su propio hogar.

Desde la primera nota de la hermosa «Nutshell», se aprecia el ambiente ceremonial, onírico y trascendental que la velada presentaba para el público asistente y para una banda herida de muerte por el frágil estado de salud de su frontman debido a sus adicciones. Hasta Metallica, fans declarados de Alice In Chains, se encontraban entre los asistentes a esa noche mística de agridulce celebración hipnótica -gracioso resultaba el mensaje con rotulador en el bajo que escribió Mike Inez, haciendo referencia a los recientes cortes de melena de sus miembros -época Load (96), ya saben-, así como el guiño a los cuatro jinetes acometiendo los primeros acordes de «Enter sandman» antes de irrumpir «Sludge Factory».

Un repertorio amplio que cubría toda su carrera excepto su ópera prima Facelift (90) («We die young» y «Love hate love» iban a ser tocadas, pero quedaron fuera por motivos de tiempo) que helaba la sangre con los juegos de voces, la desnudez épica y el dolor manifiesto de unas interpretaciones en carne viva. Imponente resulta su visionado en DVD ya que pocas veces se ha plasmado mejor en imágenes el binomio devastador que conforman la fragilidad y el talento.

Un documento que supone uno de los mayores monumentos a la epifanía de la creación como catarsis.

Raúl del Olmo

Bob Dylan – Live 1966 (Columbia, 1998)

Más allá de que sea mi artista favorito, me quedo con Live 1966 de Bob Dylan por dos motivos: el momento musicalmente histórico que refleja y la calidad de la grabación en sí. 1966 no fue un año sencillo en la vida de Dylan. Después del giro eléctrico que había pegado su discografía, sus conciertos se convierten en un tira y afloja entre artista y público. Señalado como portavoz de una generación de jóvenes, Bob no quiere saber nada de manifestaciones ni de canción protesta, ha pasado página personal y artísticamente. Sobre el escenario, el escarnio por parte de su público va en aumento en cada concierto.

Así las cosas, Live 1966 recoge el concierto, mítico a más no poder, en que un asistente le grita ‘Judas’ jaleado por el resto del público, cuya versión pirata circuló durante décadas como “The Royal Albert Hall Concert” -en realidad tuvo lugar en el Free Trade Hall de Manchester el 17 de mayo de ese año-. Musicalmente hablando, Live 1966 se compone de dos mitades radicalmente opuestas. El primer cd, muestra a Dylan a solas con su guitarra acústica y harmónica, lo que se espera de él y el respetable le demanda. Con tanta desgana como maestría y chulería, desgrana un repertorio impecable con mención especial para “Visions of Johanna” y “Desolation row”.

En el segundo disco, sin embargo, parece un artista distinto. Eufórico y retador, orgulloso y altanero, al que no quiere café le sirve ocho tazas. Acompañado por quienes poco después serían The Band desata una tormenta eléctrica sin precedentes hasta la fecha, con un pie en el blues y otro en el rock´n´roll más puro (y destartalado). Para cuando le espetan el famoso “Judas” –recogido en la grabación -, está lo suficientemente encendido como para cerrar el show con un “Like a rolling stone” incendiario e irrepetible que es historia del rock y de la música en general.

Edu Cornejo

Depeche Mode – Live In Berlin (Columbia, 2014)

Cualquiera que haya asistido a un concierto de Depeche Mode (a lo largo de las diferentes décadas que llevan activos los británicos), sabe que su presencia sobre el escenario significa mucho más que un mero espectáculo musical. La experiencia tiende a trascender de tal manera que termina convertida en auténtica epifanía, donde confluyen todas las emociones desprendidas de la devoción entre público y artista. Fieles a la tradición, la banda publicó en 2014 un documento acreditativo de la que entonces era su última gira, tras la presentación mundial de Delta Machine (Columbia, 13).

El resultado fue un producto vibrante, que en su contenido era capaz de transmitir toda la intensidad y emoción que supone disfrutar del grupo en directo. Composiciones entonces recientes como “Should Be Higher”, “Soothe My Soul” o “Heaven” compartían espacio con mayoría de clásicos del tipo de “A Question Of Time”, la eléctrica “I Feel You”, “Walking In My Shoes”, “Personal Jesus” o el éxtasis de “Never Let Me Down Again” que, lejos de desgastarse con el paso del tiempo, han terminado convertidos en una maquinaria perfectamente engrasada con la pasión de artista y público. Si la finalidad de un disco en directo es captar y contagiar las sensaciones suscitadas in situ por el propio evento, la presente referencia (publicada también en DVD) cumple con creces, tras recoger emociones con una fidelidad extraordinaria y asombrosamente intimidante.

Raúl Julián

Supertramp – Paris (A&M Recordings, 1980)

Cuando eres adolescente, es más fácil quedarse atrapado por una canción, un disco, un grupo. A mí me atraparon Supertramp, y en buena parte la culpa es de este disco. Lo escuché por primera vez en casa de un amigo, en esos momentos en los que a través de la música sentías que formabas parte de algo nuevo donde tus padres, la gente mayor y sus problemas, no tenían cabida. Musicalmente es muy posible que no esté entre los mejores directos de la historia, pero para mí es uno de mis favoritos. A Supertramp ya les conocía porque la radio emitía sin parar sus éxitos «The logical song» y «Goodbye stranger», pero esas eran las únicas canciones de la banda que había escuchado hasta ese bendito día.

No sé si mi vida cambió en el momento en que escuché la armónica que, entre aplausos, abría el disco, pero posiblemente sí que lo hizo porque cambió mi forma de relacionarme con la música. La cara B – estábamos escuchando un LP en vinilo, claro – se abría de nuevo con más aplausos y el piano de «Dreamer». La voz de Roger Hodgson, en ambos temas, me capturó y todavía no me ha soltado. Por supuesto tengo Paris en todos los formatos posibles, incluyendo el más que esperado DVD que se hizo de rogar pero al final se publicó. Ahora sé que, además de tener a dos grandes compositores como Roger Hodgson y Rick Davies, Supertramp también tenía a uno de los mejores showman y frontman de la historia: el saxofonista John Heliwell.

Fidel Oltra

Iván Ferreiro – Confesiones De Un Artista De Mierda (Warner 2011)

Si me lo preguntan lo tengo claro, indiscutiblemente Iván Ferreiro es mi artista favorito. Su poesía visceral hace que con cada palabra y nota me estremezca, me envuelve en un mar de emociones donde la furia y la melancolía chocan entre sí irremediablemente.

Su disco en directo Confesiones de un artista de mierda recorre su trayectoria con clásicos de Los Piratas que se mezclan con canciones de sus trabajos en solitario en un sublime directo. Cuenta con colaboraciones de artistas y compositores como Suso Sáiz, Ricky Falkner, Santi Balmes y Xoel López, entre otros, en un formato íntimo donde las melodías crean una perfecta simbiosis con la voz desgarradora de Iván.

El disco comienza con «Mi furia paranoica», mi tema favorito del gallego, vaticinando lo que será un viaje de sensaciones. Ferreiro destapa sus miedos y muestra su rabia en «El equilibrio es imposible» y «Extrema Pobreza», refleja su dulce lírica en «Me toca Tirar» y desengrana la nostalgia en «Mi coco». «Inerte» y «Tiovivo» entran sin preguntar, llevándonos de la mano al pasado, donde los riffs de guitarra y el ritmo lento del piano enfrascan pura melancolía que se despoja en cada nota. «Turnedo» nos sobrecoge con unos suaves vientos, nos transporta a esa playa donde la lluvia moja nuestros zapatos. Un tema ya convertido en himno que conquistó a una generación y que corea sus letras en cada directo. Iván se desnuda en cada tema con tanta honestidad que inevitablemente haces tuyo, como si cada con nota escribiera una línea de tu diario, componiendo la banda sonora de tu vida.

Fátima Conde

Consulta aquí la II Parte de discos en directo favoritos.

5 comentarios en «Nuestros discos en directo favoritos (I Parte)»

  • Un gran honor y un placer para mí el haber participado, en la revista MUZIKALIA, junto a varios grandísimos escritores como son Raúl del Olmo, Edu Cornejo, Raul Julián, Fidel Oltra, Fátima Conde, Manuel Pinazo, Iñaki Espejo-Saaavedra, Fernando del Río, J.J. Caballero, José Megía e Icaro Lavia en “Nuestros discos en directo favoritos” (Partes I y II).

    A disfrutar de la mejor música
    y un saludo para todos los compañeros de la revista y para los lectores melómanos de parte de Txus 😉

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