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Recordamos a Johnny Cash por su cumpleaños

Johnny Cash habría cumplido años hoy. No es que muriera joven, dejando a este lado del río un cadáver exprimido por las anfetaminas y el alcohol. Tampoco es que no lo intentara en su momento, pero será el año que viene cuando posiblemente nos encontréis escribiendo unas líneas en el décimo aniversario de su desaparición. Setenta y un años lo observaron hasta que emprendió su último viaje al otro lado de ninguna parte.

Fue un 12 de septiembre de 2003 en Nashville, a apenas cuatro horas del pequeño pueblo de Dyess donde se crió JR, cuando Cashescuchó cantar al mismo coro de ángeles que 60 años atrás decía escuchar su hermano Jack en una cama de hospital. Cash partió tan sólo cuatro meses después de haberse despedido de June Carter, la mujer sobre cuyas espaldas reposaba la vida del hombre de negro. La mujer que lo apartó de las drogas y por la que Cash caminaba derecho. La mujer de su vida -horteradas aparte, la realidad es que ya la escuchaba durante su infancia en Dyess en sus interminables noches de transistor-. Al fin y al cabo, uno entiende que perdiera las razones, o mejor, que no las encontrara para seguir en la lucha.
Cash nos legó una discografía casi inabarcable (desde 1954 hasta nuestros días), algún record (como su presencia en el Hall of Famede country, gospel y rock, entre otros) y alguna imagen, como su famoso bird, ideal para ilustrar camisetas, paredes y, ahora, perfiles de Facebook. Pero lo más importante probablemente fuera, como suele pasar siempre, lo que no se puede cuantificar: su influencia. Su influencia en forma de canciones, y su influencia a través de una forma de vida genuina en toda su existencia. Para bien y para mal.

Hijo de una familia numerosa -siete hermanos-, humilde y profundamente religiosa, Cash abrazó el gospel desde un principio gracias a su madre, Carrie. Entre las canciones de la iglesia y las que escuchaba compulsivamente en el High Noon Roundup de la WMPS de Memphis, el cuarto de los Cash maduró, junto a su voz, con el género de moda en la América más puritana. Sin embargo, el gospel ya no vendía cuando regresó de hacer su servicio militar en Alemania, y su primer contrato con Sun Records llegó gracias a composiciones rock más personales.

 

 

De ahí a sus primeras giras con Elvis, Jerry Lee Lewis, Carl Perkins y June Carter hubo un paso. La vida personal de Cash, casado casi al volver a pisar suelo estadounidense en su vuelta de Alemania, se deterioraba a la misma velocidad que su vida pública estallaba con fuegos artificiales. Su coqueteo con las anfetaminas -que combinaba con su afición al alcohol adquirida en el ejército- y con las apasionadas grupies que asistían a cada concierto, terminó por dinamitar su matrimonio con Vivian Liberto doce años y cuatro hijas después.

En lo musical, Cash tuvo que dejar atrás el gospel, al que volvería después, y abrió su repertorio al rockabilly (“Hey Porter”, “Get rythm”) y al country (“Cry, cry, cry”, “I walk the line”) para alcanzar el éxito, consiguiendo la mejor fusión de ambos géneros en “Folsom prison blues”. Compuesta durante su estancia en Alemania, la canción le granjeó el favor de los presos norteamericanos y empezó a forjar su imponente imagen de tipo oscuro y poco recomendable. Su eterna vestimenta negra (que en su origen se debió a algo tan prosaico como que era el único color que compartía con sus dos acompañantes para la audición en Sun Records), sus fugaces pasos por los calabozos -siempre por delitos menores- y sus conciertos en penitenciarías hicieron el resto.

 

 

Su turbulenta relación con June Carter fue sin duda la otra cara de la moneda. Los Carter se llegaron a instalar en su casa del campo para acompañar a Cash en su proceso de desintoxicación, que culminó en boda con June y en un periodo de siete años sin probar las anfetaminas (de 1970 a 1977). Para el recuerdo quedarán sus discos y sus duetos en temas como “It ain´t me, babe” (de su amigoDylan), “Jackson”, “The color of love” o “If I were a carpenter”; o “Ring of fire”, canción que Cash elevó a los altares, pero cuya autoría correspondía a la propia June Carter y Merle Kilgore.

Con su nueva esposa, Cash redescubrió el cristianismo, hecho que coincidió con una etapa en la que los grandes éxitos llegaron con cuentagotas. Aún así, le bastó para lanzar “Man in black”, un disco y, sobre todo, un tema extraordinario que justificaba su querencia por el negro -por los pobres, los derrotados, los presos, los jóvenes perdidos y, por supuesto, por los que jamás escucharon la palabra del Señor-. Por lo general, los setenta sirvieron para que Cash utilizara su carrera como aval para empezar a hacer lo que quería. Se dedicó a la vida familiar, al único hijo que tuvo con June Carter -con el que aparecía, por ejemplo, en la portada de Look At Them Beans (1975)-; a cultivar el patriotismo que siempre había ostentado –Ragged Old Flag (1974)-. Y, por supuesto, aprovechó para regresar al gospel: desde entonces hasta su muerte los discos gospel se sucedieron, aunque lo más excéntrico fue The Gospel Road, una película que produjo, co-escribió y narró.

En los 80 se unió a Kris Kristofferson, Waylon Jennings y Willie Nelson para formar el supergrupo de country The Highwaymen, con el que grabaría tres discos. Y ésa sería su única alegría discográfica con Columbia en los 80, la década anti-Cash. Tras romper con el sello que le había acompañado prácticamente desde el principio, el hombre de negro trató remontar a finales de los 80 y principios de los 90 con Mercury, pero tampoco resultó. Cash, que por aquella época ya había sido operado del corazón, era un viejo caballo que ya no podía seguir el ritmo. Todos le adelantaban, estaba fuera de sitio. Y los 90 tenían una pinta terrible para él.

 

 

Pero entonces apareció Rick Rubin con su sello, American Recordings, y encontró la única manera en la que aquel sexagenario podía encajar entre tanta estridencia. Rubin rescató al Cash más taciturno y oscuro, al verdadero man in black, a través de una selección de temas propios y versiones que el de Kingsland hacía suyas; con una producción espartana, el productor explotaba la voz más tenebrosa que se le había escuchado a Cash. “Hurt”, “One”, “Bird on a wire”, “Rusty cage”, “Personal Jesus”,… los siete discos que ha dejado la relación Rubin-Cash son un verdadero ejemplo de resurrección y redención. La vida de Johnny Cash.

 

 

Johnny Cash habría cumplido años hoy. Y diez más dentro de diez. Y así sucesivamente. Si la cifra nos sirve para volver a escuchar Johnny Cash at Folsom Prison, celebremos sin pudor su aniversario una y otra vez.

Un comentario en «Recordamos a Johnny Cash por su cumpleaños»

  • «Tampoco es que no lo intentara en su momento, pero será el año que viene cuando posiblemente nos encontréis escribiendo unas líneas en el décimo aniversario de su desaparición. » EL AÑO QUE VIENE SE CUMPLEN 18 AÑOS. Saludos

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