Rockdelux echa el cierre tras 36 años como referente
Una noticia nos perturba este inicio de lunes. Rockdelux, uno de los medios más reputados y longevos de la prensa musical nacional echa el cierre. La crisis de la prensa impresa ha podido con uno de los referentes de nuestro sector y dejará un grandísimo vacío.
En nuestra memoria quedarán para siempre no solo sus miles de interesantes páginas, sino sus retrospectivas, sus secciones de discos y conciertos, sus especiales fin de año, esos números conmemorativos que hemos ido coleccionando a lo largo de los años y sus CDs, siempre seleccionados con rigor y gusto.
Desde Muzikalia deseamos a su director, Santi Carrillo y a todo su equipo de colaboradores, la mejor de las suertes.
Os dejamos con su despedida:
Este número de Rockdelux (RDL 394) es el último. Se acabó. Después de más de treinta y cinco años (celebrados con el especial de doscientas páginas publicado en noviembre de 2019), la revista dice adiós.
La crisis generalizada que vive la prensa impresa desde hace tiempo ha ido minando un proyecto que siempre se ha mantenido al margen de los grandes grupos editoriales, defendiendo una libertad y una línea de trabajo que se han ido haciendo más difíciles de mantener.
Una pequeña editorial como la nuestra siempre ha dependido de dos factores fundamentales: un equilibrio entre ventas en quioscos (cada vez más escasos) e ingresos de publicidad. Este equilibrio lleva años resquebrajándose, y el golpe inesperado de la pandemia del coronavirus ha sido (es) una bofetada brutal que hace aún más inviable el proyecto, sobre todo teniendo en cuenta que en Rockdelux siempre hemos procurado mantener unos estándares de calidad (papel, impresión, distribución) y unas remuneraciones dignas, dentro de nuestras posibilidades, para todos sus trabajadores. El periodismo (el musical y el de cualquier otro tipo) no se hace (o no se debería hacer) gratis. En Rockdelux siempre se ha procurado apoyar esta vertiente de profesionalidad en un entorno copado por un voluntarioso (y a menudo sonrojante) amateurismo.
Tras unos primeros pasos vacilantes, heredados de una etapa editorial previa, tomamos el timón de la cabecera y la convertimos en un punto de referencia de la prensa musical y cultural en España. Hay que decirlo sin falsa modestia, incluso en estos momentos desoladores. Preservando una férrea independencia, y aun con errores, nos mantuvimos firmes en nuestro objetivo a lo largo de más de tres décadas y media. Basta con repasar los casi cuatrocientos números de la revista para dar fe de ello.
Fomentando debates, provocando críticas, educando con un criterio muy particular y nada complaciente. Haciendo amigos y enemigos sin la tibieza de las cosas neutras. Apostando por el riesgo desde la actualidad, pero analizando el porqué de ese presente con conocimiento de causa. Ganándonos el respeto de muchos y la indiferencia de pocos.
Nos vamos con la cabeza bien alta, con la satisfacción de un trabajo bien hecho y con la tristeza de no poder seguir continuándolo. No nos olvidamos de haber creado revistas pioneras en su día como Factory y Dancedelux, que ofrecieron CDs con música cuando eso no era lo habitual, ni de haber ideado los celebrados números especiales antológicos de aniversarios con listas temáticas de mejores discos que tanto éxito tuvieron. Ni de nuestra dirección artística en los mejores años del festival BAM ni de nuestra asesoría en el Primavera Sound. En fin, dejamos un hueco e invitamos a otros a que lo ocupen. Verán que no será sencillo ni fácil.
¿Y el maravilloso mundo de lo digital, se preguntarán algunos? Si antes hablábamos de precariedad, en el vasto mundo de la red esta se ensancha y aumenta: una revista digital, ahora mismo, únicamente es viable subrayando una vuelta a ese amateurismo no remunerado contra el que siempre hemos luchado.
Ahora, en la recta final, llega el momento de los agradecimientos. Por supuesto, y sobre todo, gracias infinitas por estos más de treinta y cinco años de fidelidad incondicional a nuestros leales lectores y atrevidos anunciantes, sin los cuales no habría sido posible el “concepto” Rockdelux. Porque Rockdelux siempre fue una especie de “concepto” peculiar, una publicación alejada de la normativa generalista y fiel a una línea única: en ningún otro medio se habló de tantas músicas diversas y aparentemente enfrentadas sin ningún prejuicio ni barrera, característica que quisimos aplicar y extender a una manera de ver la vida: libre, abierta, tolerante y desinhibida. Este número final es una nueva muestra de ello, solo que ampliando el campo a referentes culturales de primera magnitud, tal como se venía haciendo en la revista desde hacía ya muchos años.
Ha sido un número cocinado desde casa por cada uno de los participantes, una cincuentena de colaboradores de los más habituales en estas páginas (de diversas generaciones) que ofrecen recomendaciones de primer nivel para paliar este confinamiento que nos ha transformado la vida y que, en cierta manera, ha puesto fin a la historia de Rockdelux. Ellos han escrito sus textos sin saber que este iba a ser el número de despedida, pero desde la dirección preferimos no comunicárselo para evitar así un exceso de sentimentalismo. Les damos también las gracias a todos ellos, ya que con su alto nivel de conocimiento, curiosidad e inteligencia han engrandecido los contenidos de Rockdelux durante muchos años. Gracias también a los que no han participado en este adiós, pero han contribuido con su esfuerzo y dedicación a Rockdelux a lo largo del tiempo. Una nómina extensísima de colaboradores pasados y presentes, los mejores periodistas musicales posibles, que han hecho grande la historia de la revista: de facto, una escuela oficiosa de periodismo musical y, ya, cultural.
Y nuestro más sincero agradecimiento también a todas las personas que han trabajado día a día en la redacción, diseño, fotografía, corrección, producción, publicidad, administración y promoción de la revista y sin las cuales no hubiese sido posible hacer llegar a los quioscos cada mes un nuevo número de Rockdelux.
Esto ha sido todo, amigos y amigas. Muchísimas gracias. Fue un inmenso placer estar ahí. Hasta siempre.
Mierda. Se les echará de menos
Una pena. Llevo comprando Rockdelux desde el año 98 y aunque en los últimos años sus gustos musicales no coincidían con los míos hay que reconocerles su valentía por acercarse a los nuevos ritmos, por su independencia y por intentar renovarse constantemente.
Se les echará de menos.
Una lástima, sobre todo en los 80s era de las mejores, si no la mejor. Además de muy innovadora, incorporando Flexidiscs, CDs, etc. Y desde luego lo de que su política fué dignificar la profesión de periodista de Musica me parece muy acertada. En este pais demasiada gente se cree que los que se dedican a la cultura están «forrados» y lo hacen solo por amor al arte. Gracias, Rockdelux por sus magníficos artículos de todos estos años
Una verdadera lástima!
Una lástima, compré muchos números en los 80 y los 90. Aunque los últimos años sólo compraba el resumen del año y algún especial , la echaré de menos. Creo que era un periodismo que necesitaba de mayor calidad en los discos que se editan hoy en día , ya no trasmitía desde hace años pasión por lo que oían. Comparen cualquier artículo de los 80 sobre los Pixies con un artículo actual sobre artic monkeys
¿Y quién nos informa ahora de Young Beef y compañía?
No sólo quién nos informa ahora de Young Beef, sino quién nos informa ahora de Rosalía y del reguetón….
Ah bueno, que de eso es lo mismo que informan en absolutamente todos lados…..
La información que daba no se echará de menos, es la misma que en cualquier medio comercial… ¡reguetón! Qué triste.
Poca visión han demostrado si pretendían que el público que escucha reguetón comprara la revista…