The Jayhawks – Sala Joy Eslava (Madrid)

En los tiempos de la inmediatez por la inmediatez, donde los grupos aparecen tan rápido como desaparecen sin llegar a saborearlos, poder disfrutar a fuego lento, sin prisas, de la música de un grupo como The Jayhawks 25 años después de su germen, resulta una autentica bendición. Poco importa que Mockingbird Time (2011) se haya quedado en un quiero más que en un puedo, ateniéndonos a las posibilidades compositivas del conjunto liderado por Louris y Olson, o que la voz de este último haya perdido el encanto de tiempos pasados. Lo suyo es un romance eterno con la melodía, dos amigos, dos voces que no se entienden la una sin la otra, unidas en pos de la belleza. Ellos lo saben y por eso han vuelto a juntarse, agradeciendo el público que por fin los astros se hayan alineado como hace lo hicieron en la década de los noventa.
Con un repertorio no muy diferente del desplegado hace un año en esta ciudad con motivo de la presentación del TurboRock Festival, los de Minnesota volvieron a poner en gravitación su directo alrededor de sus discos-tótem, Hollywood Town Hall (1992) y  Tomorrow the Green Grass (1995), sonando 7 canciones de este crepuscular álbum. Bien vale la entrada oír a los Lennon y McCartney del country alternativo alzar sus voces hasta el infinito en la hermosa «Blue» o escaparse de ciudades tomadas por las fuerzas del orden gracias a su hit  «I´d run away».
Abrieron con «Wichita», como suele ser habitual, y pronto sentaron cátedra de lo que debe ser el buen hacer encima de las tablas, musicalmente impecables en su mezcla de country, folk y sus archifamosas (en el ambiente alternativo) melodías pop. Con la suavidad de «Red´s Song» afinaron voces e instrumentos, con un Louris llevando en volandas al quinteto gracias a sus nada excesivos punteos de guitarra, casi cristalinos para no desvirtuar las melodías, así como una incombustible voz. El pop también tuvo su sitio con «Closer to your Side» y «She Walks in so Many Ways», de su ultimo trabajo, encajando a la perfección en su colección de clásicos, sustentados, como todo el repertorio, por unos preciosos coros por parte de toda la formación, deudores de Big Star.
Momentos para el recuerdo  fueron la balada country para remover almas «Angelyne» y el rock de bar americano con «Miss Williams´s Guitar», cerrando antes de los bises con un toque gospel de la mano de la versión del clásico de Rosetta Tharpe «Up Above my Head».
Curiosa fue la inclusión de dos canciones del repertorio en solitario de Olson, «Clifton Bridge» y «How Can I Send Tonight», esta dentro del bis, pudiendo ser un resarcimiento por incluir temas de la época del grupo sin él como la citada «Angelyne».
Majestuosa fue su vuelta desde el backstage, con la emotiva «Tampa to Tulsa», donde sus mágicas voces se empastaron de la mejor de las maneras, guardándose astutamente para el final dos de sus canciones más rockeras y por ende más celebradas, «Waiting for the Sun» y «Bad Time», de Grand Funk Railroad, perfecta para alzar las cervezas en forma de pleitesía a un conjunto demasiado bueno que parece que sigue siendo un tesoro para unos pocos.
 

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