The Lovely Basement – Lowlands (No Aloha Records)
Como reencontrarse con viejos amigos. Es una sensación que uno no puede evitar tener a veces con la música. Sobre todo, cuando se trata de bandas sencillas, cercanas, abrazables. Como la que nos ocupa, que perfectamente puede ser considerada vieja amiga, puesto que ya hablamos por aquí de ella en referencia a su disco Lazy Travellers que el sello catalán No Aloha Records editó el año pasado.
En aquella reseña decíamos que The Lovely Basement son una banda de Bristol formada por gente muy veterana en su escena, pero que nunca ha alcanzado la relevancia de otras bandas de la ciudad. Ni falta que les hacía: desde 2019 llevan, con esta formación, destilando de forma amorosa y entusiasta un amalgama de influencias que van desde los omnipresentes The Velvet Underground, hasta grandes popes del alt-country americano como Cowboy Junkies o Smog, grupos de folk inglés como Fairport Convention o referencias eminentemente indie como los primeros Orange Juice, Yo La Tengo, The Pastels o The Go-Betweens.
En base a todo eso su sonido ha ido adquiriendo personalidad hasta llegar a Lowlands, su cuarto disco y el segundo en publicarse en España, de nuevo bajo el manto del necesario sello tarraconense No Aloha. Lowlands es, como ya era habitual en The Lovely Basement, un encantador catálogo de composiciones que con candor, buen humor y un estado entre la ensoñación guitarrera y la luminosidad pop, van hablando sin pudor de los temas que nos afectan en la vida (la desigualdad, la globalización, la tecnología), con un sonido que nos acerca directamente al corazón de la banda.
Y es que es como si estuviéramos en el local con ellos. Y puntualizo: esto ni es lo-fi, ni suena como un ensayo. De hecho, han logrado el ansiado y difícil efecto orgánico de que un grupo de músicos suene, directamente, a lo que suenan cuando tocan juntos en el local o en el escenario, pero sin dejar de sonar a disco. Algo habrá hecho bien el productor, que casualmente en esta ocasión es Kevin Bache, guitarrista, vocalista y líder de la banda junto a la otra guitarrista y principal cantante: Katie Scaife. Lo han hecho todo ellos, y se nota. Bueno, del todo no, han contado con una “ayudita”: nada menos que John Parish (PJ Harvey) es quien se ha encargado de grabar las voces de Katie.
De esa forma han logrado el efecto tan carnoso y cercano que desprende todo Lowlands, un disco que, sin pretenderlo, enamora. Un trabajo que contiene la misma fórmula de sus predecesores, pero con un mayor acierto en la composición y una disposición de todas las piezas más consistente. Junto a algún evidente ejercicio de estilo, como “Mostly wrong”, con su recitado tan a la Lou Reed, está también siempre presente esa “fracasada” (como ellos la definen) forma de maridar el country alternativo con los Velvets, que encuentra su camino en piezas tan bien ensambladas como “Barrabas”.
Pero por el camino se las han ido arreglando para que sus temas ofrezcan una visión del pop que es suya y sólo suya. Desde el single y apertura “Cornstalk girl”, una canción que en cuanto se escucha dos veces se pega como una lapa a base de ritmo vacilón y esas cándidas y cristalinas guitarras marca de la casa, se nota que esta banda se siente más cómoda que nunca con lo que son y lo que esperan de sí mismos. Lo dice bien fuerte la eléctrica “Small fleas”, o, de una forma más delicada, “Fifth column” y “Rest now Lucy”, pero sobre todo son maravillas como “Dust patterns” o la titular, las que certifican este como el mejor trabajo de unos viejos amigos -querídisimos, abrazables y entrañables viejos amigos- que se llaman The Lovely Basement y que siempre dejan con ganas de más.

