Tito Losada: Misa Flamenca – Teatro de La Latina (Madrid)
Encerrado siempre en la musica independiente, con acentos pop, rock, folk o electrónica, son pocas las ocasiones que se me presentan tanto de escuchar, como de asistir a conciertos de otro de mis estilos predilectos, el flamenco.
Música con raíces como pocas la tienen, y sin duda que más que independiente, el flamenco es todo una subcultura dentro de la música a la que no le gusta en exceso ni las promociones, ni las actuaciones multitudinarias, sino que disfruta más con la tradición, con la soberbia de los orígenes, e incluso a veces no son vistos con demasiados buenos ojos, las variaciones o innovaciones dentro del propio flamenco.
Tito Losada, rodeado de guitarras, cajones, palmas y cantes desde su nacimiento, es a día de hoy una de las mayores figuras en la guitarra flamenca, y se ha ganado su buena fama a base de combinar la calidad, y la tradición, con nuevos modos de ver el flamenco, e intentar abrirlo a espectadores de todas las culturas, y razas, ofreciendo espectáculos por todo el mundo, que en muchas ocasiones van más allá del tradicional conjunto flamenco.
En esta ocasión, el artista gitano, está visitando el Teatro de La Latina de Madrid, presentando Misa Flamenca, o lo que es lo mismo la fusión del sacramento católico, con la música gitana, y acompañado además de con su tradicional conjunto flamenco, con el Coro Polifónico de Villalba y la Orquesta Sinfónica Iuventas de Madrid. Más de cincuenta músicos sobre el escenario que consiguen reflejar a la perfección la evolución de una misa a través de sus distintos ritos, liturgias, y plegarias.
Algo más de una hora de espectáculo que transcurre sorprendentemente deprisa, y en el que destacan sin de manera excepcional los momentos de flamenco más puro, en el que el conjunto se siente libre de todo entorno y expresa todo su sentimiento ya sea a través de las dos magníficas bailaoras que aparecen para algunas canciones, a través de las improvisaciones de cajones, congas y bongós (uno de los momentos más aplaudidos de la noche) y como no, de los acordes y punteos de guitarras flamencas acompañados de desgarradores cantes jondos.
Un concierto emocionante, que expresa a la perfección el amor hacia Dios de una raza y una cultura, y las alegrías y desgarros que se vive cuando la devoción es máxima. Momentos tanto para el silencio, el recogimiento, como para las plegarias contenidas, los desgarros de tristeza, y las alegrías de resurrección. Pasajes vibrantes en el que por momentos quizá sobraron orquesta y coral, no tanto por la coordinación y la fusión con la música flamenca, (la cual fue realmente interesante, agradable e incluso en ocasiones sorprendente e innovadora), si no por la diferencia de calidad entre el arte flamenco de los Losadas (todos los instrumentistas menos uno son familia), que en ocasiones dejaban a coros y orquestación en evidencia.
Una velada más que recomendable para todos los públicos sean o no creyentes y sean o no amantes del flamenco, pues es ágil, variado, y perfecto para todos aquellas personas poco cercanas al arte calé.
El espectáculo, que lleva girando por medio mundo y que ya había sido representado en Madrid, en la Iglesias de Los Jerónimos, y en la Catedral de La Almudena, se despedirá el próximo 1 de agosto, para seguir en ruta y llegar incluso a la Iglesia de San Patricio en Nueva York, y la Iglesia de La Madelaine de París.
Sin duda que la ocasión perfecta para acercarse a un arte puro, nacional, e independiente por naturaleza.