091 – La Otra Vida (Warner Music)
Casualidades. Veinte años después del estreno en solitario de José Ignacio Lapido con Ladridos del Perro Mágico, llega La Otra Vida de 091, octavo disco de estudio de los granadinos después de Todo lo que Vendrá Después (1995). Antes tuvimos una eficaz Maniobra de Resurrección (2016) en directo, que premió a grupo y seguidores con uno de esos actos de justicia poética tan escasos como valiosos en nuestro panorama musical, el éxito que siempre se escapó entre los dedos llegó en un continuo formato de conciertos inolvidables, y una ascensión hasta el número siete de la lista oficial de ventas, ¡el número siete!, ese tan enigmático e importante en los textos de Lapido. Casualidades.
Y después de darle varias vueltas nos llegó un claro mensaje: “Vengo a terminar lo que empecé”, adelanto del esperadísimo regreso total de Los Cero. Leí varias críticas injustas acerca de la valía de la canción, que si no estaba a la altura, que si falta de energía, no sé qué de la autenticidad y demás tonterías. Con el paso del tiempo he llegado a un punto de no retorno con aquellos que se arrogan la propiedad de un grupo, de un movimiento artístico o lo que sea, quien así se comporta me parece que sobra, sencillamente. “Vengo a terminar lo que empecé” es una perfecta declaración de intenciones hecha canción, si me apuro, un guiño casi personal para todos y cada uno de los seguidores y seguidoras de la banda. Bravo.
José Antonio García (voz y armónica), Tacho González (batería y percusión) y José Ignacio Lapido (guitarra eléctrica, acústica y coros) siguen formando el núcleo inalterable desde aquel iniciático sencillo con “Fuego en mi Oficina” (1983). El bajo de Jacinto Ríos y la eléctrica de Víctor Lapido, acaban por conformar el quinteto inolvidable desde Tormentas Imaginarias (1993). Y es que La Otra Vida ha buscado en su sonido esa nitidez de la producción que Joaquín Torres imprimió en aquel disco, igual que Andreas Pritwitz la consiguió en Doce Canciones sin Piedad (1989). Lo cierto es que Frandol, productor de La Otra Vida, ha logrado el plano perfecto para cada pista, dejándole fácil la tarea a Ramón Escobar, mixer del álbum. Finalmente, da la sensación de que el mastering realizado por Robin Schmidt ha respetado al máximo el trabajo previo, y afortunadamente no ha abusado de refuerzos innecesarios. Sin duda, La Otra Vida puede optar tan solo por su ficha técnica a mejor disco del año.
Raúl Bernal (piano, órgano y sintetizadores) ocupa un puesto destacado en los renacidos 091, honor bien merecido tras su buen hacer con el propio Lapido, entre otros, y ya que estamos, permítanme desviar la atención hacia su propia historia con Dolorosa, échenle un oído al menos. Popi González, otro habitual de la carrera en solitario de Lapido, también tiene su cuota de protagonismo aunque sea como colaborador en las percusiones.
Serenidad es la palabra que mejor puede definir la primera escucha de La Otra Vida, el medio tiempo se apodera de gran parte del repertorio, el gusto por escoger el matiz adecuado resulta excelso, y hay giros emocionales como en el segundo sencillo, “Leerme el pensamiento”, realmente enamorados. La balanza se decanta al pop. Este es otro tiempo, y las canciones de José Ignacio Lapido, que vuelve a firmar íntegro el repertorio de Los Cero, están bien sincronizadas con su momento vital, justificando su buena fama como uno de nuestros mejores letristas.
Todo sin olvidar esa desesperación y esa rabia que 091 siempre ha sabido transformar en combativa poesía, textos realmente revolucionarios y visionarios, ahí tenemos canciones como “Todo lo que Vendrá Después” (1995) o “Un Camino Equivocado” (1991), y ahora “Por el Camino que Vamos”. También hay puntos y seguidos como en “Una Sombra”, donde los ecos de “Mi Sombra y Yo” (1993) construyen un introspectivo y maravilloso díptico a lo largo del tiempo. Notables los coros de Lapido sobre la voz de José Antonio, quien ha adquirido con el tiempo una capa más arenosa, muy fina, que dota de un valor mayor su particular timbre.
Por supuesto, hay espacio para Los Cero más reconocibles, ese rock inveterado que les conecta directamente con su espléndido pasado, “Al Final” nos transporta con facilidad al concepto de “Cementerio de Automóviles” (1984). Y es que La Otra Vida llega en parte como un disco de transición, de aterrizaje controlado, esos paracaídas ya están abiertos, algo que permite ver todas las vetas de su trayectoria, cada estrato tiene su justo reflejo en algún momento de La Otra Vida. Por ejemplo, la constante de los sueños en “Naves que Arden”, para mí, la mejor canción del disco. “Dejarlo morir”, por otro lado, conecta con aquellas “Huellas” (1993) donde “Mi ángel de la guarda está esnifando cocaína / ahora sé que yo no tengo salvación”, y hoy día “El vigía se ha dormido, y nadie dará la voz de alarma”. Aunque nada está mejor hilado en las canciones de Lapido que los episodios de filosofía, mitos y el fallido impulso religioso de Occidente, tal es el caso de “Condenado”. Tanto si Dios existe como si no, todo está permitido.
Ahora que 091 han vuelto definitivamente del exilio, con un gran disco bajo el brazo, aparecen aún más atractivas en el horizonte las fechas de presentación, atentos a ellas, si Maniobra de resurrección fue como celebrar toda una vida, nada habrá mejor que celebrar dos. Será la hora de enloquecer.
Escucha 091 – La Otra Vida
Qué ganas tengo de escuchar el disco entero y verles en directo. ¡Larga vida a los cero!
Felicidades por la crítica. Muy buena
Más críticas así por favor! Sin ser gran fan de Los Cero me entran ganas de indagar en su música y todas esas conexiones que tienen en cada álbum y canción. Muy interesante! Felicidades!
muy buena critica, en la cual has enlazado muy bien las antiguas canciones, con estos temas nuevos que nos presentan en este,esperadisimo,disco.