Depeche Mode – Palau Sant Jordi (Barcelona)
Recuerdo la primera vez, hace unos cuantos años ya, que fui a ver a Depeche Mode al Palau Sant Jordi. En aquellos tiempos la visita de los de Basildon era un acontecimiento de culto, una reunión de fanáticos vestidos de negro que asistían a una liturgia orquestada en torno a canciones grabadas a fuego en el subconsciente.
Sin duda el paso del tiempo (especialmente para los fans, porque a ellos poco se les nota en el escenario), su actual estatus de banda clásica y el auge de internet como difusor de música del pasado, ha hecho que el negro ya no sea el color predominante en la indumentaria del respetable y que no todo el mundo conozca todas y cada una de las canciones que suenan. Lo curioso, sin embargo, es que tanto en aquellos tiempos de «fé y devoción«, como en estos actuales de celebración de un legado sin fecha de caducidad, el aspecto del recinto sea siempre el mismo: abarrotado hasta la bandera.
Pero más allá de aspectos sociológicos, centrémonos en lo que fue el concierto en sí. Abriendo con «Welcome to my World» y «Angel», tuvimos que esperar hasta el tercer tema para empezar a ver a la banda en su verdadera salsa. Y es que si bien Delta Machine (2013) es un disco notable, no creo que los dos temas que lo abren sean de lo más relevante del mismo. Pero poco importa, con un Dave Gahan en magnífico estado de forma, el póker formado por la imprescindible «Walking in my Shoes», la hermosísima «Precious», la inesperada y fantástica «Black Celebration» y la inspirada (con esta sí han dado en el clavo) «Should Be Higher» deja patas arriba al personal, demostrando una vez más que tienen repertorio para aburrir. «Policy of Truth» llega después como el primer recuerdo al incomparable Violator (1990) y da paso a «Slow», primera parada de la parte que Martin Gore suele reservarse en cada concierto.
Y es aquí cuando llega uno de los momentos más especiales de la noche con la emocionante versión desnuda de «But not tonight» (tal vez lo mejor del concierto por inesperado). Reinterpretando un clásico no visto en directo hasta esta misma gira (y ojo, que el temita es de 1986), Martin consigue que afloren lágrimas en los ojos de los más veteranos y que todos nos olvidemos de «Home», «A Question of Lust» o «Somebody», los temas que el compositor suele interpretar en directo en la mayoría de ocasiones.
Y tras el hermoso interludio, traca de singles al canto: «Heaven», algo floja en directo, «Behind the Wheel», «A Pain that I´m Used To» con Peter Gordeno al bajo y refrendando el hecho de que «Playing the Angel» (2005) es su disco más inspirado de los últimos tiempos, «A Question of Time», «Enjoy the Silence» -especialmente aquí se hace patente eso de que importa poco cuantas veces los hayas visto en directo, es imposible no emocionarse ante semejante obra de arte- y «Personal Jesus».
Para el bis, la maravillosa versión acústica de «Shake the Disease» a cargo de Martin Gore (de hecho él mismo suele comentar que es una de sus favoritas), la reinterpretación que Goldfrapp hizo en su día de la mítica «Halo», el recuerdo al pasado más lejano del grupo con «Just Can´t Get Enough» y a ese single rompedor que en su día fue «I Feel You». Todo ello para conducirnos al apoteósico final con una de esas canciones imprescindibles, mágicas y que resumen a la perfección de lo que trata la música de Depeche Mode: «Never let me down again» y la clásica oleada de brazos al aire con Gahan como maestro de ceremonias al igual que en aquel inolvidable vídeo 101 (1989).
En este momento poco importa las veces que los hayas visto en directo, si el disco que presentan te gusta más o menos, que el sonido esta vez no ha sido demasiado bueno (algo extraño en este recinto) o incluso que se hayan dejado en el tintero temas que sí interpretaban al comienzo de la gira (¿dónde quedaron «Barrel of a Gun», «Soothe My Soul» o «Goodbye»?). Lo único que importa es que ellos siguen ahí, repasando, justo enfrente tuyo, un legado que forma parte de nuestras vidas y que sobrevive imperecedero al paso del tiempo y de las modas.
