Discos

Rafa Spunky – Mitomanía EP (Nocturne/Green Ufos)

Rafa Spunky o, lo que es lo mismo, Rafael Monsalve, es conocido de sobra por cualquier seguidor de Carlos Berlanga o de Fangoria por ser la voz que siempre ha sustentado los directos de estos artistas y la que realiza los coros en discos cuya publicación supuso para el que escribe todo un acontecimiento personal y social. Estoy pensando en la trilogía de Fangoria con Carlos Jean como productor. Incluso más allá de su papel como personaje deluxe a la sombra de esos gigantes de nuestra cultura pop, tras la publicación de su propio largo (Un Nuevo Final, 2007), en plena efervescencia de aquella escena pseudo-underground madrileña que se autobautizó como La Removida, emulando los tics de la auténtica Movida madrileña ochentera, de la que emergieron unos revalidados Glamour To Kill, con Luis Miguélez al frente, o grupos irreverentes como La Nueva Carne, Roberta Marrero o La Prohibida. Eran años en los que la fiesta reina de Madrid la organizaba un grupo de travestis barbudas (En Plan Travesti) donde la consigna era rescatar del olvido todo lo que no esperabas encontrarte en una discoteca a las cuatro de la mañana.

Entre toda esta amalgama y pasión renovada por los ochenta se publicó el disco de Spunky con redondísimos temas de pop brillante y electrónico sin grandes pretensiones y que incluía un claro himno por el que hubiera matado más de un artista consagrado de los que sonaban en Los 40 Principales de aquella época, «No te puedo olvidar». El tiempo pasó, el disco tuvo repercusión en unos circuitos determinados, lastrado tal vez por la falta de una producción más potente y una evidente falta de medios. Este será el mismo problema que me temo pueda lastrar la publicación de este nuevo EP. Como viene siendo habitual en la discografía de Spunky, sus canciones tienen gancho y sus melodías son pegadizas, si bien es cierto que en ocasiones sus letras suenan demasiado pueriles para haber sido escritas por un tiazo de pelo en pecho. Lo cierto es que buenas ideas no le faltan, por mucho dinero que le sigan faltando en la producción, y estoy convencido de que este EP ganaría enteros si en vez de tratar de emular un sonido concreto hubiera decidido desnudar más los temas, con más serenidad y menos discoteca para llegar a la producción de una manera más holgada: a veces, menos es más. Sigue faltando dinero que le facilite facturar un verdadero disco para que la crítica se lo tome todo lo en serio que se merece. Al final de la primera escucha te quedas con la sensación de haber escuchado sólo una buena demo, aunque esto no es culpa del artista ni se puede criticar su arte por ello. De hecho, no me sonroja en absoluto afirmar esto: basta una escucha de su disco Mutaciones (2012) en el que el sonido y los medios usados para su producción aportan la gravedad que tanto se echa de menos en sus otras publicaciones. Una lástima que la esquiva industria musical de nuestro país se ocupe más de perseguir el dinero fácil y no tanto de invertir en valores tan brillantes como la bonita voz de Spunky.

Este EP abre con lo que a mi entender supone un tropiezo, «(I feel like) Bryan Ferry», en la que, consciente o no, Spunky parece querer hacer demasiados guiños al «Moves like Jagger» de Maroon 5, sólo que con muchas menos pesetas puestas de por medio. Con «Naturaleza hostil», canción reivindicativa sobre el trato del medio ambiente, asistimos desolados a otro de esos tropezones, marca de la casa, cuando en el estribillo la métrica deja de importar y Rafa atropella a la «Madrena-turaleza» (así tal cual) para meterla en el estribillo por sus santos cojones. Mi profesora de Teoría Musical le abofetearía por ello. Sin embargo, ahí está la capacidad de Spunky para clavar melodías y estribillos y recursos estilísticos en la producción, que aunque te dejen con la sensación de que lo que estamos escuchando no es más que una demo de lo que podría ser una tremenda canción. «Fever» es una inocua canción cantada también en inglés con un brillo discotequero de aquel esplendor neoyorquino en los setenta que muy hábilmente termina con unos fantásticos arreglos de violín. «Strange rendezvous», que obligatoriamente nos hace pensar en el «Rendezvous espacial» de sus protectores Fangoria, es tal vez la más floja de todas las canciones, puede que porque le toca bailar con la más fea, ya que a continuación el disco se cierra con uno de esos temas melancólicos en los que la voz y la forma de cantar de Rafa Spunky cierran con orgullo el EP. Luciéndose, como obligando al oyente pasajero a que le preste más atención.

 

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