Especial: Achtung Baby de U2, cumple 20 años

La necesidad de un cambio de rumbo

Hace pocas semanas Bono reconocía que U2 habían sido irrelevantes los últimos 20 años, algo de lo que se dio cuenta tras trabajar en la revisión de Achtung Baby y la elaboración del documental From The Sky Down. Sus pasos erróneos emprendidos en Pop (97) (ni ellos mismos quedaron nunca satisfechos del resultado final) y su involución artística desde 2000, queda manifiesta a pesar de atesorar unas giras cada vez más exitosas. Pero no sólo de eso viven los músicos.

Si nos remontamos a los dos últimos años de la década de los 80s y el primero de los 90s, pasamos de la irrelevancia a la saturación. Su celebrado The Joshua Tree (87) les convirtió en la banda más aclamada de la faz de la tierra.

España no se libró de aquello. Recuerdo las colas en el tristemente desaparecido Madrid Rock de la Gran Vía que abrió a medianoche de aquel 4 de noviembre de 1988 para despachar las primeras copias de Rattle & Hum, disco gestado en la gira estadounidense que vino acompañado de la película del mismo título dirigida por Phil Joanou.

Los cines de nuestro país también acogieron la cinta, que recuerdo ver en dos ocasiones y salir extasiado, como si de un concierto de los irlandeses se tratase. Todo el mundo adoraba a Bono y compañía, hasta que comenzaron a atragantárseles a mucha gente.

Su fijación por ser estrellas de rock  que bebían de influencias americanas, por codearse con Dylan, sus apologías pacifistas y ese tufillo de hermandad colectiva que proponían, acabó saturando al personal.

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Los irlandeses, conscientes de aquello, decidieron dar un vuelco a su carrera, a su discurso y a su música, buscando en sus raíces más cercanas del afterpunk que al blues o el soul.

“Night And Day” fue el primer aviso. La versión de Cole Porter incluida en el recopilatorio Red Hot+Blue (1990) mostraba un cambio de aires significativo, al estar construida sobre una base electrónica y unos teclados, que dejaba vislumbrar los nuevos caminos que podría tomar la formación.

 

 

Pero todo había comenzado a gestarse meses antes. En febrero de 1990, el teatro londinense de Barbican acogía una versión de A Clockwork Orange, cuya banda sonora fue encargada a The Edge y Bono, quienes para su composición, se inspiraron en la música industrial de formaciones como The Young Gods o Einstürzende Neubaten. Su canción “Alex Descends Into Hell For a Bottle of Milk and Korova”  puede encontrarse en la cara B de “The Fly”.

Estaba claro, la banda necesitaba un cambio de rumbo, inyectar algo nuevo en su música en un tiempo donde el rock mesiánico quedaba relegado ante la eclosión del fenómeno Madchester y los albores del grunge o con el auge de bandas como Pixies, Sonic Youth o Mudhoney.

En el mes de octubre de 1990 decidieron partir a Berlín con varias ideas y la compañía de Brian Eno, Daniel Lanois y Flood y concentrarse en los estudios Hansa, donde se había gestado la obra maestra de David Bowie, Low (1977) y allí comenzó todo.


La gestación de Achtung Baby

La forma de trabajar que habían desarrollado en sus seis álbumes anteriores cambió por completo. Bono, The Edge, Adam Clayton Larry Mullen Jr ahora utilizaban bases electrónicas,  guitarras afiladas, líneas de bajo hipnóticas y desencorsetaban su sonido sin miedo al qué dirán.

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Las sesiones de Berlín que poco después comenzaron a circular por ahí, (fueron robadas de una habitación de hotel), y que incomprensiblemente no han sido rescatadas para la reedición del álbum publicada hace pocas semanas, mostraban ese cambio de planteamiento en el que los cuatro de Dublín se mostraron desde el principio libres de ataduras, dejándose llevar por su intuición.

Los ensayos fueron productivos y poco a poco fueron dando con el rumbo que decidieron tomar. Todo cambió cuando conformaron “One”, momento en el que se percataron que tenían algo grande entre manos. ¿Una balada que superaba a “With Or Without You”? Así fue.

Un tema tremendamente emotivo que en principio fue concebido como una canción acústica (puede escucharse una versión primitiva en el Baby Achtung Baby recientemente editado) pero que finalmente, por decisión de Brian Eno terminó construyéndose en base a unos teclados para acabar como la conocimos en su día.

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Otras canciones fueron surgiendo casi por casualidad. Una de las curiosidades de las sesiones es cómo “The Lady With Spinning Head”, publicada como cara B de “One”, fue el gérmen de “Zoo Station”, “Ultraviolet (Light My Way)” y “The Fly”. Escuchándola atentamente se encuentran cosas de cada una de ellas.

 

 

El disco llegó a las tiendas en noviembre de 1991 (sí, también se abrieron las tiendas de madrugada para acoger el estreno). Pero semanas antes, lo haría su primer single, “The Fly”. Quienes tan saturados estaban de U2 no sabían a qué atenerse.

Recordemos que hace 20 años no había Youtube, ni se filtraban las cosas con la facilidad actual. La mejor plataforma de descubrimiento era la radio y los videoclips de quien tuviera la suerte de tener la tan de moda por entonces «antena parabólica».

El estreno del vídeo de “The Fly” dejó boquiabierto a más de uno. Los irlandeses de los sombreros vaqueros y los chalecos, los mesías del nuevo rock, ahora vestían de cuero o se ponían camisetas de los Ramones. Pero lo que más impactó fue su sonido. Un tema de guitarras afiladas, bases electrónicas y una letra plagada de grandes textos “It´s no secret that a conscience can sometimes be a pest. It´s no secret ambition bites the nails of success. Every artist is a cannibal, every poet is a thief. All kill their inspiration and sing about their grief”.

 

Eran estrellas del rock y jugaban a ello sin esconderse. Bono desarrolló su personaje embutido en cuero bajo gafas de mosca que por primera vez en su carrera diría cosas que antes no habría dicho. Ahora se mostraba atrevido, tremendamente irónico, sexual, insolente. Un personaje que según fue avanzando la gira alternó con la aparición en pequeñas dosis de Macphisto, una especie de diablo capitalista.

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U2 se acaban de convertir por obra y gracia de Achtung Baby, en uno de los grupos más interesantes  y cool del momento, cuando nadie esperaba gran cosa de ellos. Y ojo, que ese año vieron la luz discos como Nevermind (Nirvana), Loveless (My Bloody Valentine), Screamadelica (Primal Scream), Trompe Le Monde (Pixies), Ten (Pearl Jam), Blue Lines (Massive Attack), Out Of Time (R.E.M.) o Gish (The Smashing Pumpkins).


 

Achtung Baby, el mejor disco de U2

Muchos dirán que las mejores canciones de los irlandeses se encuentran en su debut, esos momentos de furia adolescente con posos post punk. Otros se decantarán por el rock más asentado y el tono reivindicativo de War (1983), el experimental The Unforgetable Fire(1984) o por el celebrado e incontestable The Joshua Tree (1987).

Para nosotros, la cima creativa de U2 llegó con Achtung Baby. Su evolución y mirada hacia delante (que resultó tremendamente fallida años después con Pop (1997)), nos presentaba sus canciones más sugerentes hasta la fecha. Un trabajo que se abría con la transgresora “Zoo Station”, donde se presentaban “listos para la cámara de gas” arropados por sonidos casi industriales y se cerraba con la emotiva “Love Is Blindness”.

 

Sesenta minutos en los que tras una primera escucha, percibes que no hay absolutamente una sola nota que sobre. Todo cuadra y encaja a la perfección. Sus canciones se hilan entre ellas conformando una unidad sólida como sólo los grandes álbumes consiguen.

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Los incontestables riffs stonianos de “Even Better The The Real Thing” o la magia de un tema eterno como “One”… Esa maravilla llamada “Until The End Of The World” concebida en un primer momento como banda sonora del film homónimo de Win Wenders pero afortunadamente, finalmente incluída en el álbum… o la épica romántica de uno de los singles más injustamente olvidados de U2: “Who´s Gonna Ride Your Wild Horses”.

 

 

Una maquinaria de precisión que transporta el estado de ánimo de arriba a abajo como si de una montaña rusa se tratara. Que habla del descontrol, de la muerte, del fin del mundo o de los sin sabores del amor. Que conjuga bases hip hoperas con melodías arrebatadoras (“So Cruel”) o que nos lanza de lleno a la pista de baile con la contagiosa “Mysterious Ways”, canción que abrió la veda a que los gurús de la electrónica de la época remezclaran a la banda, algo que hasta la fecha habían hecho con cuentagotas (un par de remixes en la época de War, «God Par II» y poco más). Para cambiar de tercio al instante y dejarnos con los poses jamaicanos de “Tryin´ to Throw Your Arms Around the World».

 

 

Para finalizar con un trío de ases totalmente recomendable, empezando por la emocionante «Ultraviolet (Light My Way)», siguiendo por la oscura “Acrobat» y terminando con la antes mencionada «Love Is Blindness». Y no queremos olvidar algunas de sus caras B de la época, como «Salome» o «Were Did All Wrong», que también podrían haber formado parte del álbum.

En resumen, un disco que al recuperarlo tras varios años de olvido, reactiva instantáneamente las mismas sensaciones que te produjo hace 20 años, ya que ha envejecido como el buen vino. Y no todas las obras son capaces de producir esa sensación. Lo que les honrará para siempre.


 

Zoo TV Tour

Un trabajo como este se merecía un directo como este. La gira de Achtung Baby bautizada como Zoo TV Tour, duró dos años y pico, en los que publicó un nuevo disco de la banda, Zooropa (1993). Álbum que rizó más el rizo, dado su envidiable estado de forma, conformando algunos otros temas para el recuerdo («Zooropa», «Stay Far Away (So Close)», «The First Time»,…) pero hoy no toca hablar de él.

Zoo TV Tour fue la gira más celebrada e impresionante de las vistas hasta la fecha. Hace 20 años encontrarse ante tamaño espectáculo causó la conmoción del respetable que no sabía si se acercaba a presenciar un concierto o a vistar el primer parque temático de rock and roll.

Un confesionario daba la bienvenida al público, que podía grabar mensajes para ser emitidos posteriormente en los interludios del concierto. Los shows estaban presididos por cientos de monitores y pantallas de televisión que no cesaban de escupir mensajes e imágenes. El tema “Televison The Drug Of The Nation” de los raperos de efímera carrera Disposable Heroes of Hiphoprisy, abría cada una de las noches.

 

 

La gira arrancó en 1992 en espacios cerrados de medio aforo y pasó por nuestro país, por el Palau Sant Jordi con Fatima Mansions de teloneros.

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El setlist de las primera de las noches (actuaron el día 16 y el 18) fue: Zoo Station, The Fly, Even Better Than The Real Thing, Mysterious Ways, One, Until The End Of The World, Who´s Gonna Ride Your Wild Horses, Tryin´ To Throw Your Arms Around The World, Angel Of Harlem, Dancing Queen, Satellite Of Love, Bad / All I Want Is You, Bullet The Blue Sky, Running To Stand Still, Where The Streets Have No Name, Pride (In The Name Of Love), I Still Haven´t Found What I´m Looking For.

Bis: With Or Without You, Love Is Blindness.

Un espectáculo audiovisual sin precedentes con conexiones con la Casa Blanca, la NASA o hasta cadenas de comida a domicilio (se encargaron 10.000 pizzas en Detroit, finalmente se compraron 1.000 y se repartieron entre el público).

Ellos querían hacer algo que no se hubiera visto antes sobre un escenario. Un circo en toda regla presidido por coches Trabant que colgaban e iluminaban con sus faros.

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La gira, rebautizada como Zooropa tour tuvo una segunda parte celebrándose en espacios al aire libre de mucho más aforo y volvió a nuestro país en la primavera de 1993, poco antes de la salida de su nuevo disco. Aquella noche actuaron junto a Utah Saints y nada menos que Los Ramones, como bandas invitadas. Impagable ver a Joey y Johnny en el Vicente Calderón en una tarde soleada entonando sus «1,2,3,4» y algunas de sus grandes canciones.

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En Madrid esa noche escuchamos: Zoo Station, The Fly, Even Better Than The Real Thing, Mysterious Ways, One, Until The End Of The World, New Year´s Day, Wild Rover, Tryin´ To Throw Your Arms Around The World, Angel Of Harlem, When Love Comes To Town, Satellite Of Love, Bad / All I Want Is You, Bullet The Blue Sky, Running To Stand Still, Where The Streets Have No Name, Pride (In The Name Of Love).

Bises: Desire, Ultra Violet (Light My Way), With Or Without You, Love Is Blindness, Can´t Help Falling In Love.

Los conciertos, comenzaban como un auténtico terremoto audiovisual hasta la salida de la banda en escena. Algo desconcertante y absolutamente hipnótico hasta que irrumpía el arranque de «Zoo Station» y comenzaban las dos horas de show:

 

Muchos reprocharon a la banda el repertorio de Zoo TV Tour. Lo más atrás que llegó la banda fue a The Unforgetable Fire (1984) exceptuando «New Years Day» de War (1983) y obviando los temas de los discos anteriores. Fueron unos shows basados prácticamente en Achtung Baby -salvo “So Cruel”, “Acrobat” y posteriormente “Who´s Gonna Ride Your Wild Horses”, que termibaron apartando de los set lists por no terminar de funcionar en directo- donde además incluían la versión “Satellite Of Love” de Lou Reed –que aparecía en pantalla para cantar a dúo con Bono– y sus los temas más celebrados de su reciente discografía dotados para la ocasión de nuevos bríos y adaptados a su nuevo sonido:

 

 

U2 entraba en una nueva categoría de bandas, cuyo directo, más allá de lo meramente musical, pasaba directamente a codearse con el de Pink Floyd o The Rolling Stones. Algo que años más tarde quisieron reeditar en posteriores giras con un montaje cada vez más ambicioso (los limones de PopMart o la reciente garra y pantalla circular de sus últimos shows), pero que nunca llegaría a acercarse ni por asomo.
Echando la vista atrás de este modo, no nos extraña que el mismo Bono piense que sus últimos 20 años han sido irrelevantes. Pero «que les quiten lo bailao».

 

 

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