Alfie Templeman – Radiosoul (Awal Recordings / Popstock!)
Surge cada cierto tiempo una repentina necesidad de hallar nuevos artistas o bandas a los que poder etiquetar alegremente como “los nuevos” o “la nueva”… El pipiolo que nos ocupa, y el apelativo no responde a su inexperiencia tanto como a su edad, ya ha vivido en sus carnes y sus reseñas esa tendencia que a veces es más una cruz que un impulso. A sus veintidós años y después de grabar dos discos largos y un EP por el que empezó a ser mínimamente conocido por estos lares, Alfie Templeman demuestra que se puede sonar responsable y lúdico al mismo tiempo, o que la responsabilidad por trabajar las canciones hasta el final debería ser más común entre músicos de su generación, normalmente más entregados a tendencias mercantilistas o maniobras acomodaticias. Y de paso también demuestra que baile e inteligencia pueden ser, y de hecho son, conceptos bien hermanados y con visos de relación sólida.
Templeman se acompaña en la producción del magisterio de Neil Rodgers y Dan Carey, el primero incorporando guitarras discotequeras a “Just a dance” y contribuyendo al ambiente de pop sintético que sobrevuela el disco desde el primer corte, con “Submarine” como uno de los temas emblema, pero también recurre –valor seguro- a los teclados facturados en el sonido Philadelphia o a la inspiración funk de Prince (lo dicho al principio, lo de “el nuevo…” iba por ahí) que ya solapaba las primeras canciones de los maravillosos Scissor Sisters. Así, “Eyes wide shut” suena irónica y brillante, y en “Beckham” nos entrega una de las melodías más potentes en lo que llevamos de año mientras nos cuenta la breve historia de su peregrinaje por diversos barrios de la capital británica en busca de una vivienda digna.
No es el único apunte social que encontramos en estas canciones, porque el tono festivo de “Radiosoul” o “Just listen to the song” esconden una mirada reflexiva a la evidente alienación del individuo del siglo XXI y sobre todo a la dependencia galopante de las tecnologías, incluida la adicción a redes sociales de la que habla con una preocupación disfrazada de humor. En el haber de este trabajo está también el largo alcance de disparos de synth-pop como “Hello lonely”, con la estupenda colaboración de Justin Young de The Vaccines, o el desfase dance de pildorazos como “Vultures” y “Drag”, con su buena dosis de coros y voces en falsete en primer plano. Todo en su justa medida, no nos engañemos, porque si escuchamos “This is just the beginning”, un ejercicio de puro R&B realizado con pleno sentido y conocimiento de causa, debemos rendirnos a la evidencia de que este es un disco lleno de condumio y sustancias altamente nutritivas.
Nada que no hayamos escuchado antes, desde Parliament hasta The Kooks, tal vez nombres menos obvios pero igual de esenciales en la educación y la evolución musical de esta joven promesa que ya clamaba con dejar de serlo para convertirse en una nueva y prístina realidad. Nuestra discoteca otoñal queda inaugurada con un vestido de fiesta, coherente con el tiempo en el que fue diseñado y pendiente de una aprobación masiva que definitivamente no necesita.