Amanda Mur (Sala Villanos) Madrid 12/06/25
La siempre engalanada Villanos acogió el primer concierto de la cántabra Amanda Mur en Madrid. El ciclo Sound Isidro fue responsable de que el público madrileño pudiera deleitarse con la elegancia y sutil propuesta de una de las figuras más prometedoras de esa magnífica simbiosis de formación académica, teclado, electrónica y vanguardia vocal que, junto a otros nombres, mantienen un buen pulso de la escena nacional.
Escoltada en todo momento por Adrián Foulkes, Mur supo desde el primer momento de lo especial de esa noche. Entorno calmado que rindió respeto a un proyecto que nada entre paisajes de tinieblas y fantasía y en el que pronto dibujaría ese bosque de sonido y voz necesario para perderse en él y que es el que conforma el universo de Neu Om (La Castanya, 2025).
Esa creación habitual de atmósferas tendría su partida en esa colaboración a cuatro manos, a veces con una mayor proyección instrumental de Mur, pero siempre dictando desde lo vocal. Polifonías y experimentos necesarios atracan al que se atreva a perder la noción de la realidad y a dejarse llevar hacia la niebla. Retumba a veces la sala como un viento incesante, o algo más atávico, y plantea desde “Maithuna” una alternativa sensorial.
Ese estado mental progresa con “Mutantes”, tema especial que ejecuta desde un piano clásico arrojando notas que se complementan con la actividad de electrónica modulada que arroja al aire Foulkes. De esa asociación nace un todo, sabiendo la importancia de su entendimiento. De hecho, intercambiarán puestos para elevar, todavía más, la resonancia de una voz que sigue acompañando hacia un imaginario misterioso.
A esas alturas se puede prácticamente entrar en esa opacidad creada en el espacio en la que lo más relevante es la construcción continua. Las texturas son nieblas de colores que rinden pleitesía a las innovaciones de Mur. Estas, acompañadas por los teclados y una percusión a veces más acelerada —o quizá rotunda— resuena.
Todavía es capaz Mur, en tan poco tiempo, de sorprender. De nuevo al piano, resuena el viejo sabio de El sabor de las cerezas. Guiño a la poesía visual de Kiarostami, su voz, recitando sin artificios, resulta igual de interesante. Todo acabará con “Pandemic”, un corte de impactos que aceleran junto a su voz sometida a técnicas de manipulación. El golpeo incesante sobre su boca arroja algo más de evidencia gestual sobre su experimentación, la misma que parece señalar un repertorio notable dentro del esfuerzo de un género que sigue dando alegrías.
Fotos Amanda Mur: Álvaro de Benito