Ángel Stanich (Sala La Riviera) Madrid 22/11/18
Anoche vi a Jesús levitar sobre las tablas de La Riviera, y yo no iba colocado. Fueron varios gramos de humor ácido los necesarios para poder disfrutar de la cita con Ángel Stanich, quien, sin dar entrevistas en la prensa, ha llegado a posicionarse, con dos álbumes en el mercado y cuatro epés, el último bautizado como Máquina (2018), presentado este jueves en la sala madrileña, como uno de los cantautores más importantes a nivel nacional. Esta última obra se compone de cuatro canciones talladas con la mano de cuatro géneros diferentes, aunque, en su conjunto, tienen el sello del compositor cántabro. Su música, al igual que toda su discografía, luce por guitarras acústicas sencillas de no más de cuatro acordes en su mayoría, y una lírica cotidiana, aunque cargada de subtexto, y con un puñal escondido contra la conciencia social como si de un poema de Bukowski se tratara, autor underground a quien nombra en una de sus letras.
A pesar de tocar ante un público, en su gran parte, “muerto”, levantó junto con su banda, compuesta por Víctor Pescador, entre ellos, una sala llena por todos los costados, y convirtiéndola en una auténtica fiesta. Quien se esconde tras esa barba larga y esos pelos, y parece hipnotizarte con la peculiaridad de su voz, resulta ser un auténtico showman, demostrándolo así durante casi dos horas de concierto, empezando con “Golpe en la pequeña China”, y concluyendo con “Mátame camión”.
No obstante, como bien recordaba durante el trayecto de la performance, era una noche especial, y para ello ofreció la presencia de Iván Ferreiro con quien cantó “Hula Hula”, y, tras una pausa, de León Benavente. Por el transcurso, versionó a Mecano al estilo Stanich, ese estilo traído del folk de carretera, y mezclaito con el indie rock.
De su última obra tocó todas, a excepción de “Especial de medianoche” donde parece Ray Manzarek y los suyos, demostrando así funcionar en directo, sobre todo “Salvad a las ballenas”, donde dejó un mensaje bien claro a quien no quiere, o no puede, abrir los ojos, y dedicándole así “Señor Tosco”, también en el repertorio. Aunque, y por desgracia, no fueron escogidas “Blue Safari”, o “Miss Trueno ‘89”, esta última traída de la mano de Bob Dylan.
Un maestro de ceremonias levantando una sala como pocos esperaban desde un comienzo, pues Ángel Stanich, quien sacó a la luz su primera obra en el año 2014, suele ser de esos compositores que, afortunadamente, y esto demuestra su madera como artista, entre otros aspectos, nunca te deja indiferente: o le odias, o le amas. Y yo no puedo ser sino de los segundos.
lo pasé en grande, cada día suena mejor