Ari – Arena (Madrid)

Dice el bueno de Servando Carballar (Aviador Dro) que la música que hoy en día tiene más capacidad de subvertir es el hip hop, porque aúna la rabia con el sentido del humor, una cosa que han perdido los grupos tradicionalmente duros de hardcore y metal, que parece que han llegado a un punto demasiado llorón. Cuando ves a Ari en directo, las rimas y los loops te hacen botar y moverte, pero al mismo tiempo hay una historia que se te va metiendo a ostias, a ganchos perfectos que te recuerdan que este es un mondo dificile, demasiado como para andar hablando de viajes siderales (“Arriba los buscavidas”). Sales del concierto y las rimas se te han metido tan adentro que llegas a casa rapeando.


Esta es la propuesta de la pequeña gran Ariana Puello, que llegó a Madrid a presentar las canciones de su nuevo disco “La Fecha”, a pesar de no estar todavía recuperada de la agresión policial que sufrió hace unos meses (“esos hijos de puta de la furgoneta”, chillaba el público). A pesar de todo, Ari hizo un concierto crudo, atronador y muy, muy divertido. Ella sí que tiene la medicina en esto del hip hop.


Intentó calentar el ambiente Noe con su propuesta macarra y su voz negra, rota y rabiosa. Luego, Ari apostó por repartir por igual ostias y caricias caribeñas. De las segundas nos regaló “Hasta el amanecer” y de las primeras nos encajó “No puedo parar”, “Todo por la pasta”, “Sin perdón” o “La ley de Murphy”, estas dos últimas de su segundo trabajo. Los ganchos de la de Gerona se basan mucho en ese saber popular, hecho a base de refranes, de pedazos de filosofía, a veces sacados de la tele, y también en el reírse del machismo del hip hop (esa manía de tocarse la polla a la vez que cantan). El dinero es otro de los protagonistas de las letras, como en la grandísima “Arriba los buscavidas”, la mejor del concierto.

A los platos DJ Tillo estuvo muy acertado, siguiendo el parloteo de Ari sin pisarla y teniendo sus momentos de gloria para scratchear a su aire. La puesta en escena se completó con dos bailarinas y hasta el mismo Frank T , que salió a recitar con su protegida. Al final, una fiesta con medio público (no éramos muchos, no) bailando en el escenario y mucho ‘flou’.

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