Biffy Clyro – Puzzle (14th Floor Records)

Uno de los comienzos de disco más excitantes de los últimos tiempos nos sirve de introducción para conocer las señas de identidad de Biffy Clyro, quizá uno de los puntales del indie-rock de esta década: canciones inmensas llenas de virajes inesperados y cambios de ritmo apoteósicos, coqueteos con el hardcore sin perder de vista las melodías redondas, y apasionantes momentos dónde la intensidad y la emoción priman sobre la ejecución y la comercialidad..

“Living is a problem because everything dies” y “Saturday Superhouse” son, por eso, un pequeño espejismo. Y es que al igual que sus paisanos Idlewild, Biffy Clyro es un grupo que va de más a menos, habiendo entregado ya sus mejores canciones en discos anteriores, pero que lucha contra ello con pundonor haciendo temas que para nada desmerecen su cancionero.

Resulta paradójico, aunque por otro lado parece habitual, que sea con su disco más irregular cuando el monstruo ha despertado y hayan conseguido ser nº2 en Inglaterra y haber teloneado a bandas como The Who, Rolling Stones o Bloc Party. Un éxito buscado sin complejos, con una producción al límite de lo permitido, con la voz muy por encima de los instrumentos (excesivamente comprimidos) y sin acabar de explotar como solía ser habitual en sus composiciones. El sonido mainstream abraza a Biffy Clyro.

En “Puzzle” nos encontramos pianos que no acaban de venir a cuento (en los finales de “As dust dances” o “4/15ths”), riffs algo facilones cercanos al post-punk (“A whole child ago”), algo de emo a lo Appleseed Cast (“Love has a diameter”) y finales semi-operísticos (“Now i´m everyone”) que bien podrían recordar a Queen. Todo estos altos y bajos se compensan con temas marca de la casa como la espectacular, salvaje y rabiosa “Semi-mental” o la dulce melodía de “Folding Stars”. Biffy Clyro en estado puro.

Por todo ello, “Puzzle” no deja de ser un buen disco para iniciarse con la banda escocesa, pero todos aquellos amantes de las sensaciones vertiginosas del buen indie-rock, deberán tirar de archivo para recuperar los grandes momentos de “Blackened Sky” o “The vertigo of bliss”, más interesantes y arriesgados que el disco que les ha dado la fama, una fama que por otra parte se han ganado y de la cual nos alegramos. Lo único que esperamos es que el éxito y los futuros números 1 no nos quiten a una de esas gemas ocultas que teníamos bien guardada en nuestro cajón particular de joyas.

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